La Escuela como experiencia de lo sintomático de cada uno

Texto presentado en el Espacio Central de la sede de la C. Valenciana La Escuela, partenaire-síntoma. Eje Epistémico: Varité de la causa analítica.

Como señala Jaques-Alain Miller1, Lacan introduce en su Seminario 20, Aún, la paradoja desde donde hace surgir el término goce que tiene su fundamento en la “otra satisfacción” presentada por Freud en “Inhibición, síntoma y angustia”. El síntoma no solo representa una formación del inconsciente, sino que es también un medio a través del cual el sujeto experimenta una satisfacción que no siempre es placentera.

El síntoma es la investidura libidinal de la articulación significante en el cuerpo, y en este sentido, es un modo de gozar, y de manera doble. Por un lado, es un modo de gozar del inconsciente, del saber inconsciente, de la articulación significante. Y, en segundo lugar, es un modo de gozar del cuerpo del Otro, que es al mismo tiempo, el cuerpo propio, que siempre tiene una dimensión de alteridad, pero también el cuerpo del prójimo como un medio de goce del cuerpo propio2.

Lacan profundiza en el concepto de síntoma en su Seminario 23, donde lo reformula como sinthome, incluyendo el goce en la estructura del síntoma. Este goce está vinculado a lo incurable del ser humano: el síntoma se presenta como aquello que persiste y frente a lo cual el sujeto se encuentra cara a cara. Lacan plantea que conocer el propio síntoma implica saber hacer con él, lo que marca el fin del análisis. Es la capacidad del sujeto de manipular, desenredar y vivir con su síntoma lo que define la resolución de su recorrido analítico.

En relación al final de análisis, Miller se pregunta en su texto “¿qué se debe hacer para terminar el análisis, según Lacan?” y señala que el síntoma, “no se puede franquear, no se puede hacer caer ni se puede atravesar. (...) la solución es identificarse con él. ¿Qué quiere decir esto? Que el síntoma no se franquea, no se deja caer, no se atraviesa; quiere decir que se debe vivir con él. El síntoma designa aquello con lo que se debe vivir, de eso se trata precisamente en el síntoma-partenaire3.

Ahora bien, ¿qué nos causa de la causa en relación a la Escuela? Pregunta que podemos pensar a la luz del Acto de fundación donde Lacan hace emerger de su discurso la Escuela, "Fundo –tan solo como siempre lo estuve en mi relación con la causa psicoanalítica- la Escuela Francesa de Psicoanálisis4. Podríamos pensar que, en este acto, reenvía a cada uno a su propia soledad de sujeto, a la relación que cada uno mantiene con el significante - amo del Ideal bajo el que se sitúa. A la par que instituye una formación colectiva, estas palabras ponen en primer plano la soledad subjetiva, en tanto la Escuela es una formación colectiva que no pretende hacer desaparecer esta soledad, sino que, al contrario, se funda sobre ella, la manifiesta, la revela.

Entonces, la Escuela de Lacan, al igual que el síntoma, no es un lugar de respuestas cerradas ni de soluciones completas. Se configura como un espacio en el que cada uno debe trabajar desde su propia soledad, en relación con su síntoma y con la causa analítica, pero entre varios. En este sentido, la Escuela es también un partenaire-síntoma, un lugar donde se transita un saber sobre el goce, donde se reconoce la imposibilidad de alcanzar un Ideal totalizante y se trabaja desde el lugar de la falta. La relación con el síntoma, tanto en el análisis como en la Escuela, es lo que permite avanzar en la causa analítica y en la construcción de una práctica que toma en cuenta la singularidad de cada sujeto.

La causa analítica se despliega en este espacio de falta y de incompletud, y es precisamente esta incompletud la que hace avanzar la práctica analítica y la construcción de una Escuela orientada hacia lo singular de cada experiencia subjetiva, pero, a la vez, por los modos de gozar de los seres hablantes.

Para finalizar, quiero retomar un comentario de Ricardo Rubio en la conversación de la última secuencia del Seminario de la Escuela Las enseñanzas del Pase en la C. Valenciana que me parece pertinente en este punto. Ricardo planteaba, en relación a las enseñanzas del Pase, lo relativo a construir un decir que puede producir un agujero en la doctrina analítica al hacer temblar una referencia. Cuando la doctrina se agujerea, donde había una referencia, se le ha creado un agujero.

¿El síntoma como medio de goce apuntaría a la satisfacción de la puesta al trabajo de los restos sintomáticos?

 

Notas:

  1. Miller, J.-A. “El partenaire-síntoma, medio de goce”, El partenaire-síntoma. Paidós, Bs. As., 2008, p. 82.
  2. Ibid., pp. 408-409.
  3. Ibid., p. 409.
  4. Lacan, Jacques. “Acto de fundación”