Han Kang, narrativa del resto, poética del vacío
He recibido la afortunada noticia de la concesión del premio Nobel de Literatura 2024 a la escritora surcoreana Han Kang, durante una estancia en Lima para participar en un simposio internacional sobre diálogo intercultural, organizado por el Centro de Estudios Orientales en la PUCP1.
Precisamente impartí una conferencia sobre el apropiacionismo de la teoría lacananiana en la literatura y el audiovisual en Asia oriental, sobre todo en Corea del Sur. Comienzan a publicarse algunos textos, por ejemplo, sobre el protagonismo del Lacan de la ética del deseo en la celebérrima serie de Netflix, El Juego del Calamar, que pronto estrenará su segunda temporada.
Hoy en día, el imaginario social mundializado no puede entenderse sin el crecimiento exponencial de la presencia global de las empresas coreanas, pero también de las industrias culturales de la República de Corea. Estas expresiones se han ido expandiendo y diversificando, incluyendo el cine de autor y las series exitosas, así como, de manera continuada, la literatura, mucha de ella en clave femenina.
Han Kang es una pionera. Ha abierto camino, a pesar de que su obra insignia, La Vegetariana2, no tuvo una inicial repercusión especial en su país, hasta que recibió el Man Booker International Prize, en 2016.
Su apuesta no es acomodaticia con los retos contemporáneos. Su literatura es incómoda, orgánica, intensa y transita la arriesgada operación de partir del condicionante histórico para arribar a lo más propio, que es también lo más extraño y enigmático de la existencia.
Los relatos de Actos Humanos3, por ejemplo, recogen la masacre de Gwangju, ciudad natal de Kang, donde en mayo de 1980, miles de personas que exigían avances democráticos frente el régimen de Chun Doo-Hwan, fueron asesinados por las fuerzas gubernamentales. Kang parte y denuncia esas coordenadas, pero no se conforma con la hipótesis historicista. El acto queda del lado del sujeto, también en esos difíciles y azarosos momentos.
Asimismo, la autora deconstruye, con sus dificultades, la categoría “mujer” como universal pero corporeiza, reivindica, las heterogeneidades femeninas. La subjetividad de la época comporta claramente un conjunto, una lucha común y decidida por los derechos, por la memoria, pero luego está esa pequeña subjetividad, que muchos críticos han asociado en el caso de Kang al trauma particular, subjetividad del una por una, que trata de orientarse, más allá de las claves del escenario social reiterado.
Il-Yeong Kim y Narie Jung4 reivindicaban en 2018 una lectura lacaniana de la metamorfosis sustancial de Yeong-hye, protagonista de La Vegetariana, mediante el concepto de “segunda muerte”. A partir de ahí interpretan que solo un sujeto que enfrenta su verdadero deseo merece ser considerado como tal, a saber, el sujeto "ético" más allá de la moralidad de la sociedad.
Diseccionar la subjetividad generacional apunta pues a ese rico contexto referencial, efecto de las relaciones de poder construidas históricamente, que no pueden hacernos olvidar, aplastar, la dimensión de la constitución singular e intransferible. En una entrevista realizada en 2017, me sorprendió leer esta expresión: “Hay una mujer, un ser humano que ya no quiere formar parte de la humanidad…”
La autora no renuncia a estar a la altura de los cambios sociales de la época, lo que exige distinguir entre subjetividad y sujeto, acoger la hiancia entre lengua y lenguaje. El jurado no ha elegido cualquier opción de calidad literaria, que en este caso está asegurada; se ha dejado alojar en un universo personal poco condescendiente.
Kang experimenta el malentendido de las palabras, el agujero de la lengua, que abre el dialecto asemántico de los cuerpos. Su última propuesta, La clase de griego5, por ejemplo, anuda el silencio de una mujer y la enseñanza de una lengua muerta. Una mujer que habla silencio, y un profesor que pierde la visión, dividido entre dos mundos, Europa y Corea, las medias luces y la oscuridad borgiana, u homérica, a la que se encuentra abocado.
En la condición humana hay una fractura incurable, una división incurable, un real fuera de sentido y en escucharlo y pretender trazarlo radica el acto subversivo, antipatriarcal, remarcan algunas reseñas estos días, de la literatura de nuestra reciente premio Nobel. Bienvenida.
Notas:
- Universidad Pontificia de Perú. ↑
- Kang, Han. La Vegetariana. Random House, Barcelona, 2024. ↑
- Kang, Han. Actos Humanos. Rata, España, 2018. ↑
- . Kim, II-Yeong y Jung Narie. "The Second Death and The Advent of an Ethical Subject: A Lacanian Approach to Han Kang’s The Vegetarian". International Journal of Management and Applied Science (IJMAS), 2018, Volume 4, Issue-1, pp. 55-57. ↑
- Kang, Han. La clase de griego. Random House, Barcelona, 2023. ↑
AME, miembro de la Comunidad de Andalucia de la ELP y de la AMP.