La represión y el saber extranjero
Presentación en la Giornata Nazionale del Cartelli de la SLP, con título La rimozione e il sapere straniero, Turin, 5 octubre 2024.
El cártel es una interpretación que atañe tanto a la formación, al saber, como al grupo, a las identificaciones. Voy a partir de algunas reflexiones alrededor del saber. Tomemos los términos del título de las Jornadas: represión y saber extranjero.
¿Qué implica hablar de represión en el marco de los cárteles? ¿se trata del no saber? ¿se relaciona la represión con la ignorancia? ¿con lo que se sabe y no se quiere saber? En definitiva, qué tipo de saber se elabora en un cártel y sobre todo de qué forma cada uno de los cartelizantes obtiene una pequeña ganancia de saber en ellos.
El cártel es un dispositivo epistémico que se inscribe, partamos de aquí, dentro de las paradojas de la relación del sujeto con el saber. El psicoanálisis hace hincapié en este punto: la no existencia de una vocación natural a producir saber. Lacan es crítico con el sintagma deseo de saber porque el horror al saber -“palabra muy patética para designar la represión”-, le hace marco1 . El no saber no es exterior al saber.
Pero un cártel no es el análisis. En el cártel no se trata de la misma distribución de elementos y lugares tal como se da en el discurso analítico, no se trata de la asociación libre, por el contrario, el cártel promueve la adquisición de un saber en un dispositivo permutativo y orientado a un reinicio, a un trabajo en progreso continuo. Pero cártel y análisis no están alejados, en ocasiones el trabajo del cártel se entreteje con el análisis.
Presentar el cártel, como lo hace Miller2 , como un dispositivo de elaboración provocada, más que de investigación o de aprendizaje, es poner el acento justamente en la dificultad de cada sujeto con el saber.
Pienso que quizás es mucho más habitual para nosotros hablar del cártel como un dispositivo que descompleta el saber, que lo agujerea, que promueve la idea del no todo saber y en donde lo que no se sabe se hace causa. Pero también es un dispositivo que produce un efecto de saber.
Me ha resultado muy interesante seguir los apuntes de algunas clases del Seminario Los signos del goce3 de Miller sobre el tema de la ignorancia para reflexionar sobre el posible lugar de la ignorancia en el cártel. Miller avanza que hay, por un lado, una ignorancia del tipo no quiero saber, es decir, de algo que ya estaría allí y se aparta declinándola de diversas maneras: saber, pero no prestar atención, saber, pero no querer extraer de esto consecuencias, saber y pensar en otra cosa... Pero también existe una ignorancia alrededor de algo que no hay. Así no todas las ignorancias cuentan por igual pero lo que hay y lo que no hay ya nos aclara dos formas diferentes de plantearnos un lugar: como agujero, como vacío.
Les propongo pensar que la investigación que se lleva adelante en el interior de un cártel es una forma de tratar estas ignorancias. Es decir, por un lado, el trabajo promueve un desplazamiento del borde del no saber, lo empuja, lo conmueve, pero por el otro lado, mantiene la brecha, el agujero, frente a un saber que nunca será completo. En el cartel hay algo de ir en contra del saber totalizante, con resultados conclusivos, acabados o cerrados que inhabilitan los debates y el trabajo mismo. Está claro que en el cártel hay un “atrévete a saber” pero lo que cuenta es como cada uno trata, hace frente, a su síntoma de la ignorancia.
El cártel gravita entonces, como un planeta, alrededor del no saber, pero su avance no depende de la acumulación de algunos conocimientos sino por el contrario procede haciendo el ejercicio, incluso el esfuerzo, de una nueva lectura en los bordes de manera que el mismo nudo de saber y de no saber queda retocado. Efectivamente, podemos decir que este retoque no es por la acumulación de enunciados, por el hecho de saber más. Al contrario, es en la conversación que promueve el cártel con otros, que cada cartelizante entra en esta relación compleja con el saber y se producen efectos de revelación, momentos en donde se ve de otro modo, se asume otra perspectiva. Pura contingencia del encuentro.
Lo interesante de todo esto, lo que quiero transmitir especialmente, es que cuando un cártel funciona, el saber muta, se transforma. Muta ese no. El cártel es un dispositivo sorprendente para provocar esos momentos de revelación en los cuales se obtiene otra perspectiva, que de hecho solo se logra alcanzar cuando se pone en valor la lógica del trabajo alrededor de un interés propio, el rasgo, es decir, mediante la articulación entre la enunciación singular y el saber.
¿Cómo entender esto? Escoger un rasgo para desarrollar la investigación en un cártel es plasmar de alguna forma la pregunta que nos ha encontrado y dividido.
El «rasgo» localiza, sin saberlo, lo que hay de uno mismo en la pregunta pero
lo que vemos es que, dentro del cártel, esta pregunta inicial se modifica, tiene algún progreso, algún cambio y con ello -eso es lo interesante- la posición subjetiva en relación a la dimensión del saber varía, permitiendo a cada uno el acercamiento a otra relación con el saber .
He propuesto unos párrafos más arriba el cártel como una conversación con otros.
La elaboración en el pequeño grupo atraviesa, perfora, lo que cada uno piensa y sabe -efecto sorprendente en la época del individualismo y las opiniones expertas- De esta forma, el saber que se construye anuda lo colectivo y lo singular. Con esto podemos atrevernos a decir que el cártel es un tratamiento, una manera de tratar la represión, el no querer saber, por lo colectivo.
Me gustaría para ir acabando esta presentación dar una vuelta sobre el sintagma “saber extranjero” y proponer que en el cártel hay una manera de hacer aparecer el saber extranjero, otro, que es valiosa. Me refiero a que, en el desarrollo del tiempo del cártel, una cosa es lo que se busca y otra lo que se encuentra, puede surgir la sorpresa en la enésima lectura de un mismo texto. Ese saber referencial teórico que parecía adquirido se viene abajo y aparece el enigma que contiene el texto. En el trabajo del cártel hay un hacer presentes, vivos los conceptos, leerlos de otra manera y, en definitiva, consentir a encontrase con lo que uno no sabe ni entiende.
Notas:
- Miller, Jacques-Alain. El Banquete de los analistas. Paidós, Buenos Aires, 2000, p. 189. ↑
- Miller, Jacques-Alain. Cinco variaciones sobre el tema de la “elaboración provocada” ↑
- Miller, Jacques-Alain. Los signos del goce. Paidós, Buenos Aires ,1998, p. 219. ↑
Miembro de la ELP (Comunidad de Cataluña) y de la AMP . Responsable de Cárteles en la ELP.