Del malestar al síntoma

“-Esto habría que mostrarlo.
-Seguramente esto habrá que mostrarlo, es cierto, pero no lo mostraré esta noche”1

Fue en el tiempo para preguntas y respuestas en la Apertura de la Sección Clínica de 1977 cuando Miller interrogaba a Lacan sobre la posibilidad del uso de las mismas categorías de las neurosis en los casos de psicosis. A lo que Lacan respondía afirmativamente, aunque dejaba la demostración pendiente, de manera enigmática. Trataré de vislumbrar, en la medida de lo posible, este tema tan crucial como delicado, a la luz de las próximas Jornadas.

Del malestar al síntoma, entradas en análisis; es el sugerente título que se ha elegido para las Jornadas de la Escuela de este año.

Me gustaría incidir en el propio título para demarcar la entrada en análisis a través del momento de consolidación de un síntoma, consolidación que únicamente puede suceder bajo transferencia. Este momento se despliega en varios movimientos, que en realidad se dan de manera sincrónica.

Un movimiento sería el establecimiento de lo que se ha llamado de manera clásica el Sujeto Supuesto Saber, que tiene que ver con el relámpago de la destitución subjetiva que lo precede. El futuro analizante sufre una vacilación de lo que hasta entonces ajustaba su marco de la realidad, su fantasma, para que al mismo tiempo se instaure este Sujeto Supuesto Saber. Una vez instalado el mismo, sobre el significante de la transferencia podría cristalizar lo que denominamos un síntoma analítico. Entonces, la instauración del algoritmo de la transferencia y la cristalización del síntoma analítico escanden la entrada en análisis.

Transferencia posible en las psicosis

Desde lo que se denominó “el efecto sorpresa” del Conciliábulo de Angers2 en 1997 y el establecimiento posterior del sintagma psicosis ordinaria, hemos sido testigos de que dichos casos han pasado a ser la norma de nuestra práctica.

La pregunta que se abre en nuestra época sería: ¿Es posible una transferencia en las psicosis que no esté condenada a la dupla erotomanía-persecución de la que nos advertía Jacques Lacan en 1966?3.

Es importante adentrarse en esta nueva problemática para estar a la altura de lo que la época nos exige, en la medida en que trataremos de no recular ante los casos de psicosis4, como Lacan nos animaba en esa misma Apertura.

La primera dificultad que nos encontramos en este camino trata del propio algoritmo de la transferencia, el Sujeto Supuesto Saber. Es un punto delicado, en tanto en cuanto el saber habitualmente cae del lado de la psicosis. Hemos aprendido de manera clásica que la certeza está del lado de la psicosis y que a veces es inquebrantable, cuestión a respetar. Pero no es así en todos los casos.

El saber en las psicosis no siempre es monolítico, a veces puede presentar fisuras y es a través de ellas que debemos avanzar. Cuando el saber presenta una porosidad puede abrirse la posibilidad para que un caso de psicosis pueda crear un lazo transferencial.

Justamente la denominación del Sujeto Supuesto Saber debería aquí recibir algún aggiornamiento. Podríamos rescatar la orientación que nos brindó Eric Laurent en su Conferencia de presentación del Congreso Mundial de la AMP sobre las psicosis ordinarias, en la que nos sugería no vestirnos de una Suposición de Saber en los casos de psicosis, sino que sería más conveniente colocarnos en una posición de Sujeto Supuesto Seguir. Yo te sigo (Je suis) en vez de Yo sé (Je sais)5. Creo que esta orientación también presenta su validez para los casos de neurosis.

En la misma línea podemos recordar el texto de Guy Briole, Clínica continuista bajo transferencia también presentado en dicho Congreso, en el que nos guiaba en la misma dirección. Nos recomendaba la posición del Sujeto Supuesto interesarse6.

Una vez que tenemos la certeza agujereada podemos aplicar el matema de la transferencia en las psicosis. ¿Qué nos impediría concretar el Significante de la transferencia (St) y el Significante cualquiera (Sq) en un caso de psicosis? Se trata de ir caso por caso. El Significante de la transferencia es el significante a través del cual el individuo define su malestar. Este Significante de la transferencia entrará en el circuito transferencial, en el caso de que se dirija a un Significante cualquiera extraído del analista, que justamente no tiene nada que ver con el saber que este alberga. Una vez enredado entre estos dos significantes, la cadena que se despliega bajo la barra adquiere una significación nueva; diferente a la que venía instaurada hasta entonces.

Cuando Jacques Alain Miller sitúa la localización subjetiva, describe que se trata de hacer aparecer la caja, esa caja vacía donde se inscriben las variaciones de la posición subjetiva7. En el caso de la psicosis esa caja no siempre está tan vacía, se trata pues de efectuar un proceso de vaciado. Que pueda vaciarse de la significación tan amenazante de la que estaba repleta.

En esta dirección podemos recordar también que el propio concepto de transferencia se evapora en la última enseñanza de Lacan. Cuando pasamos del paradigma dual del Sujeto y el Otro, al paradigma del Uno, la transferencia misma desfallece. Allí la transferencia deja lugar a un “efecto agujero”8, que justamente hace este efecto de vaciado de significación. En este punto el analista hace resonar un vacío de significación, no para confrontar al analizante al sinsentido, sino para drenar la virulencia de dicha maldicción. Cosa muy recomendable en las psicosis.

Un verdadero analizante

Llegados hasta aquí, podríamos desplegar los pasos previos de manera secuencial: Instalación de la transferencia, teniendo en cuenta el aggiornamiento extraído del concepto de psicosis ordinaria. Cristalización del síntoma analítico sobre el significante de la transferencia. ¿Sería suficiente la consolidación de un síntoma analítico para considerar la entrada en análisis de un caso de psicosis?

O tomando los niveles clásicos que Jacques Alain Miller elucida en los años 80: Avaluación clínica, localización subjetiva e introducción al inconsciente. Este último nivel quizá sería el más delicado, teniendo en cuenta que en las psicosis el inconsciente está a cielo abierto, que no consta de represión. Estos 3 niveles están vinculados a través de la subjetivación y la rectificación subjetiva.

En verdad, se trataría de una instauración transferencial diferente, pero creo que podríamos constatar ciertas rectificaciones subjetivas en los casos de psicosis. Rectificaciones de la posición de goce, desplazamientos, atemperamiento del derramamiento libidinal…

Recientemente, en el último Uforca, J.-A. Miller sancionaba como “verdadero analizante” a un sujeto megalomaníaco presentado por Gil Caroz. Es una novedad, que creo que nos empuja a un trabajo continuo de elucidación en lo que supone el vasto campo de las psicosis. Justamente en no retroceder ante las nuevas perspectivas clínicas de nuestra época. La cuestión es que estas mostraciones hay que hacerlas caso por caso y les invito a que podamos conversar sobre ello en las próximas Jornadas.

 

Notas:

  1. Lacan, Jacques. “Apertura de la Sección Clínica, el 5 de enero de 1977”
  2. Miller Jacques-Alain y otros. “Los inclasificables de la clínica psicoanalítica”. Paidós, Buenos Aires, 1999.
  3. Lacan, Jaques. “Presentación de las Memorias de un neurópata”. Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012, pp. 231-236.
  4. Lacan, Jacques. “Apertura de la Sección Clínica, el 5 de enero de 1977” Op. cit.
  5. Laurent, Eric. “Disrupciones del goce en las psicosis bajo transferencia”. Virtualia nº 36, 2019. 
  6. Briole, Guy. “Clínica continuista, bajo transferencia”. XI Congreso de la AMP, Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia. 
  7. Miller Jacques-Alain. “Diagnóstico y localización subjetiva”. Introducción al método psicoanalítico. Paidós, Buenos Aires, 1998, p. 56.
  8. Miller Jacques- Alain. “Sentido y agujero”. El ultimísimo Lacan. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 179.