Transmitiendo el deseo de saber*
Tanto el texto de argumento de las jornadas como algunos textos de orientación escritos por los colegas señalan un cambio en la clínica actual, que se caracteriza en mayor medida por manifestaciones ligadas al exceso1, la insistencia del goce excedente y la demanda de la satisfacción inmediata. La pregunta es qué puede hacer el analista para que devenga una verdadera demanda de análisis.
Estas dificultades se hacen presentes también en el ámbito educativo, incluso en el universitario, donde encontramos cada vez con mayor frecuencia sujetos colmados, sin aparente interés, donde el deseo por aprender no está siempre claro, anestesiados por los efectos de la tecnología, que consideran Google y ChatGPT depositarios de saberes absolutos…Sujetos no muy permeables a las regulaciones, o que simplemente buscan cumplir con unas exigencias mínimas para obtener un título.
¿Cómo subjetivar o sintomatizar algo en forma de pregunta dirigida al Otro que le motorice al trabajo? ¿Cómo instalar una transferencia? ¿Qué oferta educativa se puede hacer para facilitarlo?
Si bien es cierto que las instituciones regidas por protocolos no suelen tener en cuenta la particularidad del sujeto ni del agente de la educación2, no es menos cierto que instalarse en una posición de denuncia o queja no hace más que favorecer el que nada cambie. Tal como señala Lacan, este tipo de denuncia que aparece como eterna protesta de fondo, es una colaboración con el discurso dominante, el discurso del amo3. Se trataría, por tanto, de intentar alejarse de estas posiciones e inventar otra forma de hacer saliéndose de la norma, desde una posición guiada por el deseo y haciendo una apuesta que aloje, que dé cabida a la diferencia4.
Siguiendo a Hebe Tizio, esto se posibilita en parte haciendo una oferta educativa interesante y valiosa a los alumnos que contemple sus propios intereses y su propia palabra. Proponer saberes y objetos que capturen su atención y que estén presentados de manera interesante. Por ello, el educador ha de estar atento a los intereses particulares de los sujetos y rescatar esos puntos, esos hilos de los que tirar y sostener para que el sujeto se ponga a trabajar en el vínculo con ese mundo cultural. Cuando aparece algo de esto, las posibilidades de producción se multiplican. La función del agente de la educación es hacer vivir el legado de las generaciones, el patrimonio simbólico, para que el sujeto encuentre allí su lugar; si no, por más que tenga el currículum ideal, lo que transmitirá será letra muerta…pero para que esto sea posible, el enseñante ha de mostrar interés, deseo en el tema, ya que es el agente mismo5.
De todos modos y tal como nos recuerda Hebe Tizio en su texto “Algunos elementos de reflexión para los profesionales del ámbito social y educativo. Los aportes del psicoanálisis”6, no podemos olvidar que Freud señala 3 oficios imposibles: educar, gobernar y curar.
Años más tarde, él mismo aclarará que ese imposible se refiere a cierta insuficiencia de los resultados. Hebe Tizio nos señala que se trata de un imposible que introduce la dimensión del “no-todo”, es decir, que no todo es educable, hay unos límites, y éstos marcan también una predisposición y unas posibilidades a tener en cuenta. “El sujeto trae unos previos que son su modalidad de obtener satisfacciones, su modo de goce y esto determina una orientación, unas posibilidades”7. En el respeto de estos límites se juega su consentimiento: “El consentimiento del sujeto a la educación nunca es total, hay márgenes, y aunque este consentimiento es causado por la oferta y la posición del agente, la decisión última depende de él”8.
Además, lo que frecuentemente se pasa por alto es que la transferencia sostiene la educación, pero la transferencia, hay que causarla. Bajo transferencia, se puede sintomatizar el aprendizaje; fuera de la transferencia, el goce se extravía. Hoy, la fijación de los lazos con el Otro es más lábil y esto modifica las formas de transferencia. Son transferencias más lábiles, pero hay que saber hacer con ellas para poder orientar a los sujetos que se mueven más directamente por lo que les interesa.
El educador/profesor de hoy ha de vérselas con estas nuevas reglas del juego que pasan no sólo por transmitir un saber, sino por saber hacer con estas nuevas situaciones que se le presentan, sin olvidarse además de revisar siempre la dimensión sintomática desde la que ejerce su función allá donde se le solicita.
*Este texto fue presentado en el Espacio Preparatorio de las XXIII Jornadas de la ELP "Del malestar al síntoma. Entradas en análisis". Bilbao 14 noviembre 2024.
Notas:
- Litten, Roger. "¿Podemos suponer un sujeto?”". Web de las XXIII Jornadas de la ELP. ↑
- Massagué, Concepción. "¿Qué lugar “le queda” al educador como sujeto de su función educativa?". Revista NODVS XLII, 2014. ↑
- Lacan, Jacques. "Radiofonía", Otros escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 469. ↑
- Massagué, Concepción. "¿Qué lugar “le queda” al educador como sujeto de su función educativa?". Op. cit., p. 2. ↑
- Tizio, Hebe. Reinsertar el vínculo educativo. Aportaciones de la pedadogía. Gedisa, Barcelona 2005 ↑
- Tizio, Hebe. Algunos elementos de reflexión para los profesionales del ámbito social y educativo. Los aportes del psicoanálisis. ↑
- Ibid., p. 4. ↑
- Ibid., p. 5. ↑
Participante de las actividades de la sede de Bilbao de la CPV de la ELP.