Sobre el Seminario del Pase en la sede de Vigo

A lo largo del último año en la sede de Vigo hemos trabajado intensamente alrededor de la cuestión del pase. Incluso antes de comenzar propiamente el seminario tuvimos una introducción al tema con el trabajo realizado sobre la publicación “Cómo terminan los análisis” que ya nos puso en el camino de lo que vendría después. Fue la toma de contacto con ciertos textos institucionales olvidados o desconocidos para algunos de nosotros y a fin de cuentas una toma de contacto con la historia de nuestra Escuela en diversas partes del mundo. Esto se produjo mientras estaban frescos los ecos de la Política de la Juventud y aquella afirmación de Miller de que había una enfermedad en la ELP. Parecía que el deseo de Escuela había dejado de circular y que el síntoma de su estancamiento era la falta de jóvenes que se acercaran a ella. Este estancamiento del deseo se intentó solucionar por la vía de la política. En eso estamos.

Estas circunstancias eran el contexto en el que se desarrolló el seminario del pase, donde pudimos comprobar, con sorpresa en mi caso, que la cuestión del pase era transversal y podía ser el punto de convergencia por excelencia de lo epistémico, lo clínico y lo político. En función del deseo de cada uno socios y miembros trabajamos varios textos: la “Proposición de octubre de 1967” por Uxío Castro y Carlos Montero, el “Acto de fundación” por Carolina Iglesias, la “Carta de disolución” por Carlos Montero y la “Teoría de Turín” por Andrés Díaz. El texto central para la ELP de Galicia fue la “Nota italiana” trabajada en nuestra sede por Isabel Alonso y por mí. Trabajamos también algunos testimonios del pase. El de Florencia Shanahan fue trabajado por Leo Vilariño, el de Marta Serra por Andrés Díaz, el de Carolina Koretzky por Nieves Figueiras y el de Domenico Cosenza por Uxío Castro.

Poco antes del comienzo del Seminario del Pase se produjo la publicación en castellano del seminario 14 “La lógica del fantasma”, que dio lugar a un gran trabajo desde los cárteles de la ELP, también en nuestra sede. Este seminario 14 terminó de dictarse pocos meses antes de que Lacan redactara la “Proposición de Octubre de 1967”, proposición que puede considerarse como la consecuencia lógica del seminario, y la evidencia de que el dispositivo del pase es la consecuencia política de un desarrollo epistémico basado en la clínica. Es el punto de articulación por excelencia entre clínica y la política. Pero también, como Lacan desarrolla en su “Proposición” entre lo intenso y lo extenso, entre lo más íntimo de un análisis singular y lo común que hace avanzar la Escuela. Eso es el pase: un punto privilegiado de articulación, un gozne que permite que la puerta se abra o se cierre.

Eso comprobamos en varios de los textos institucionales. Cómo se abre la puerta y cuándo se abre; quién puede entrar y quién no. En la ELP de Galicia nos hemos detenido especialmente en la “Nota italiana" donde Lacan propone a las distintas facciones existentes en Italia el agruparse e instituir el pase a la entrada. Desde este pase a la entrada a la Nueva Política de la Juventud pasando por todas las disposiciones políticas sobre el dispositivo del pase, se trata de decidir cuándo se abre la puerta y a quién y de este modo hacer operativa a la Escuela permitiendo que el deseo circule. Todas estas políticas son el aceite, el “3 en 1”, que procura que la bisagra permanezca engrasada.

Pero en cualquier gozne o bisagra lo fundamental es cierto vacío que permita el juego, el movimiento de la articulación. Esto me resonó con algo que había leído sobre el TAO. Está escrito en el Tao Te King:

“Treinta radios convergen en el centro
de una rueda,
pero es su vacío
lo que hace útil al carro”

Sigue después:

“En el ser centramos nuestro interés,
pero del no-ser depende la utilidad”1

Leímos en varios textos sobre las necesarias prevenciones contra el mutualismo, contra los saberes compartidos que dan tranquilidad y confort a las asociaciones. La generalidad de asociaciones profesionales se sostienen precisamente en la búsqueda de un ser en lo que tiene de imaginario. Buscan asentarse bajo un discurso del amo que les dé solidez y que eduque el deseo de sus miembros. Nuestra aspiración es construir una escuela que se sostenga sobre un no-ser en lo que éste tiene de imaginario, en un no saber. En definitiva sobre un vacío central. Repasando los textos institucionales hemos visto que desde los tiempos de Freud las jerarquías y la burocracia que pretendían defender la pervivencia del psicoanálisis han obturado ese vacío desgastando así lo más vivo de la experiencia. Es necesario entonces desbrozar de vez en cuando para que el real que orienta la experiencia no quede cubierto por los designios de los que supuestamente saben. Para realizar esas periódicas limpiezas el instrumento del que disponemos es la política, que como sabemos no deja de estar pringada del discurso del amo. Y ese es el problema de la Escuela, la tensión irresoluble que se produce entre el discurso analítico y el discurso del amo y de la que hemos de estar advertidos. “¿Cómo concebir una escuela que de entrada asuma que cuando de significantes se trata, la falta del ser es irreductible?”2

El repaso de los textos institucionales nos ha permitido ser más conscientes de esta problemática y de las soluciones inventadas a lo largo del tiempo, que han sido los modos de tratar con un real que insiste. Conocimos como Lacan planteó la cuestión del pase en su “Proposición de 1967” para precisamente liberar a la Escuela de las jerarquías heredadas de Freud y comprobamos como diez años después esta disposición ya era criticada en “Paradojas del pase” por Miller aludiendo a que los efectos no habían sido los esperados. Unos años después Lacan procedió a disolver su Escuela y lo hizo retirándose de ella al más puro estilo borromeo: “Baste con que se marche uno para que todos queden libres”3, escribió en su “Carta de disolución” y “es necesario que ese sea yo en mi escuela”4. Así la Escuela quedó disuelta y lista para realizar un anudamiento diferente. Como él mismo ilustró justo la semana anterior a disolver su Escuela no es lo mismo deshacer un nudo que romperlo.

Me parece interesante esa idea de Escuela como anudamiento borromeo y me recordó algo que Lacan dijo en algún momento de su última enseñanza: “El tiempo son los tirones del nudo”. Podemos observar entonces en el nudo los tirones del tiempo; sus efectos. Cualquier invento político que pretenda salvaguardar ese “filo cortante de la verdad freudiana” que decía Lacan tiene fecha de caducidad. Al igual que las interpretaciones en la cura, los inventos políticos funcionan gracias al efecto sorpresa y sus efectos se diluyen con el tiempo. Es necesario interpretar a la Escuela y zarandearla de vez en cuando para que no se duerma. Poner a cada uno en su sitio.

En la asamblea fundacional de la ELP, Miller habló de tres peligros para una Escuela. El primero de ellos era la opresión. En concreto se refería a “la intimidación de los más jóvenes, de los menos potentes”5, un peligro que consideraba “bastante superado”6 en el Campo Freudiano. Quizás aquella opresión haya retornado o quizás en sintonía con los tiempos se trate sólo de desafección.

Además del trabajo de extensión realizado a través de los textos hemos sido tocados cada uno singularmente por estas cuestiones políticas en otros espacios. Tuvo lugar en la sede de Vigo la conversación donde se exploraron las “Articulaciones ente institución, deseo y Escuela”. Fue en las Noches del Directorio Ampliado que tuvieron lugar en una mañana de Abril y que fueron la respuesta de la Escuela a un malestar en nuestra sede.

Si la lectura y el comentario de los textos refrescaron el saber referencial, esta visita a la sede de Vigo apuntó a un lugar más intimo en los socios y miembros y en su relación con la Escuela. Sin formar parte del Seminario del Pase se articuló con él y como anunciaba en el título de la conversación tocó cuestiones relativas al deseo de Escuela de cada uno de nosotros. Porque no hay Escuela sin el deseo de cada Uno. No se trata por lo tanto de ingresar en la Escuela del Otro sino en la Escuela de cada Uno que sólo es posible sostener desde una enunciación propia.

Fue un buen ejemplo aquel día el texto de Carolina Iglesias donde articuló a través de su experiencia singular y del recorrido en su análisis algo de la historia de su propio deseo respecto a su relación con la Escuela.

La cuestión del pase y por extensión la política de la Escuela fue el tema central en el último año en la sede de Vigo, pero no sólo en el aspecto del saber referencial sino también en lo intensivo. Me consta que varios de nosotros fuimos tocados intensamente en algo íntimo sobre nuestra relación con la Escuela.

 

Notas:

  1. Lao Tse, Tao Te King, p. 11. 
  2. Alemán, J., Larriera, S., “LATHOUSES. El psicoanálisis en la razón actual”. Serie psicoanalítica nº 4, C.T.P., Madrid, 1983, p. 200.
  3. Lacan, J., “Carta de disolución”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 337.
  4. Ibid., p. 337.
  5. Miller, J.-A., La erótica del tiempo y otros textos, Tres Haches, Buenos Aires, 2014, p. 73.
  6. Ibid., p. 73.