Reseña de la Presentación del Libro: ¿Soy lo que digo que soy? Psicoanálisis y civilización, de Manuel Fernández Blanco

“El psicoanálisis sabe que la verdadera política respecto al goce es volverlo charlatán”1. Esa provocadora premisa que Manuel Fernández Blanco desarrolla en su libro resonó entre quienes se reunieron para su presentación, el 13 de diciembre de 2024, en A Coruña. Bajo la lluvia de un frío viernes, la sala de actos de la Sede de Afundación se quedó pequeña ante la cantidad de personas interesadas en participar del encuentro.
El evento, organizado por la Biblioteca de Orientación Lacaniana de A Coruña y coordinado por Iván Rodríguez González y Rosa Vázquez Santos, fue presentado por la propia Rosa Vázquez Santos y por Eugenia Insua Díaz, ambas psicoanalistas y miembros de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. La velada no solo reunió a simpatizantes, asociados y miembros de la ELP, sino que contó con la presencia del propio autor, quien dedicó y firmó ejemplares de su obra.
En su intervención, Rosa Vázquez destacó el recorrido que el libro propone: desde la clínica con el Otro hasta la soledad de la clínica. Un trayecto que, recordó, es un viejo compañero del autor, que semanalmente se sienta para este trabajo artesanal de tejer las historias de quienes le hablan, pagando con su cuerpo. Según señaló, la enseñanza de este libro es transmitir la interpretación del malestar de la cultura y de la subjetividad de nuestra época, para que no nos sintamos tan solos.
Refiriéndose a los capítulos 8 y 112, que entiende como centrales de la obra, Rosa V. abordó temas tales como el malestar en la pareja, el feminicidio y la violencia contemporánea. Señaló que el odio a lo femenino no es más que el rechazo de lo femenino en uno mismo, una idea que Manuel F. B. despliega con profundidad en los textos compilados. En este sentido, destacó el compromiso del autor con lo Real y su esfuerzo por aprehenderlo con las palabras. Citando a Marguerite Duras, “Escribir es tocar lo desconocido de uno mismo”, la psicoanalista subrayó que la adopción de la posición femenina es lo que hace que el autor sea capaz de escribir.
Rosa V. finalizó su intervención con una sugerente pregunta: ¿Ser o no ser lo que se dice? Su apuesta, apoyada en el capítulo 1 del libro3, es que cada uno pueda ser lo que hace.
Por su parte, Eugenia Insua comenzó su intervención con alegres recuerdos de cuando conoció al autor, en los 80, destacando su papel pionero en traer la “epidemia” del psicoanálisis a A Coruña. Participante del Círculo Psicoanalítico de Galicia, germen de la actual Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, Manuel F. B. fue decantando una pasión que le hizo llevar el discurso del psicoanálisis a la ciudad.
Si los lazos sociales se rigen por la estructura del inconsciente, es porque el inconsciente no nos deja a la puerta de la consulta. Eugenia I. subrayó que el psicoanálisis, en esta lectura, se convierte en el mejor intérprete de la civilización y en un antídoto contra la simplificación que propone el discurso del amo.
La psicoanalista ofreció una lectura detallada de los capítulos del libro, destacando cómo el autor enlaza el discurso psicoanalítico con cuestiones políticas, sociales y culturales. Afirmó que, a partir de una clara transferencia y de una decisión de extraer las consecuencias de las enseñanzas de Freud y Lacan, Manuel F. B. da su respuesta al título del libro con el Capítulo 1 ya mencionado, situando el psicoanálisis como intérprete de la civilización.
Sobre el capítulo 24, refirió que, como formula el autor, los lazos sociales no se pueden comprender sin el síntoma, pues este articula los goces, eso que es lo más irrenunciable de cada uno. Si “la pulsión se satisface en el vínculo”5, es porque ella consiente en rodearlo para alcanzar en él su satisfacción.
A continuación, Eugenia I. opinó sobre el capítulo 36, cuyo eje principal fue el texto freudiano “El Yo y El Ello”7, un homenaje de Manuel F. B. a Freud. Destacó que la verdadera respuesta a la identidad viene del inconsciente freudiano, pues el Yo, en la actualidad, ya no funciona como límite. De las reflexiones del capítulo 3, la psicoanalista destacó el saber hacer con la pulsión, alcanzado después de un hacer saber.
Pasando por los capítulos 4 al 68 Eugenia I. desarrolló, apoyada en el autor, la idea según la cual el psicoanálisis, al dignificar el síntoma, es el mayor y más potente antidepresivo.
También se refirió a los capítulos 7 al 99, recomendando leerlos uno tras otro. Comentó la clínica del estrago en la relación madre-hija, estrago marcado por una dinámica en la que la madre se vuelve el único partenaire de la hija. Aludió que Manuel F. B., al abordar la toxicomanía y la anorexia - síntomas contemporáneos que escapan a la palabra -, ofrece argumentos que permiten salir del simplismo y del sentido común, haciéndonos capaces de comprender la diversidad en su sentido más radical: el modo de goce singular de cada sujeto, que no se elige.
Eugenia I. interpretó el capítulo 1010 como la gavilla del libro: aquel que, al enlazar todos los demás capítulos, profundiza en el discurso capitalista, la relación culpa/goce y la autodesignación, temas abordados a lo largo de la obra.
A modo de conclusión, analizó los capítulos 11 y 1211, nombrados en forma de pregunta. Según Eugenia I., la obra encuentra su eje en tres pilares: lo político, lo epistémico y lo clínico, cuya articulación, hecha con claridad, rigor y enseñanza, constituye el arte del autor.
El autor inició su intervención con un agradecimiento a los organizadores del evento. Destacó el efecto poético que el texto de Rosa V. le causó, así como la confianza inspirada por los ecos generados en la lectura del libro que hizo Eugenia I. Desarrolló, a pedido de esta, la frase “cada vez recaerá más en cada niño, en cada joven, en cada sujeto, decidir quiénes son sus padres”12. Refirió que las nuevas configuraciones familiares traen consigo una estructura inédita, en la que el niño se ha convertido en el centro de lo que hace familia hoy. Es decir, en las familias contemporáneas, se deja cada vez más al niño la libertad de elegir los vínculos que considere más adecuados. Y eso tiene sus consecuencias en la clínica.
En relación con lo anterior, se refirió a la clínica de la adopción, donde el amor no es suficiente, y cómo, a mayor amor y dedicación hacia el niño, este puede responder con el rechazo más profundo. Al final, enfatizó el autor, la pregunta siempre presente que persiste a pesar de los cambios de época: ¿qué deseo me convocó a este mundo? Lo interesante de esta clínica es percibir que la respuesta, a veces, se acerca demasiado al goce. En este punto, ejemplificó con una de las formaciones del inconsciente más presentes en la clínica infantil: las pesadillas. El horror que pueden despertar en el sujeto revela ese momento de angustia que surge al acercarse a ver lo que el otro podría desear para él.
Uno de los momentos más comentados con el público fue el análisis que el autor hace en su libro del discurso capitalista y sus consecuencias: vivimos en una época en la que la verdad ha pasado de moda y todo parece construirse culturalmente, a partir de interpretaciones. Con la muerte de la verdad, no hay una mejor que otra, y todo puede ser deconstruido. Se olvidan los límites impuestos por la palabra que, por sí sola, actuaría como un tratamiento al goce. ¡Una cruzada contra el lenguaje!
En este contexto, surgen las teorías de género, que parten de un discurso que borra la barrera de la imposibilidad y permiten que la persona libre finalmente exista. Sin embargo, el psicoanalista destacó que ninguna identidad soluciona la cuestión, siempre problemática, del goce. La marca que deja es tal que, a partir de un momento, por más cambios en la identidad que se hagan, no se podrá cambiar el modo de goce. No hay, así, ninguna autodeterminación capaz de eliminar la insatisfacción estructural, que siempre encuentra un tope.
Respecto a eso, recordó que el análisis sirve justamente para dejar caer esas identidades. Este tratamiento de nuestra relación con el lenguaje – el principal agente de la castración – subraya que el goce pleno no está permitido a quienes hablan.
A partir de una animada conversación con los asistentes, el autor señaló otro factor contemporáneo: el sentimiento ha pasado a ser un factor de derecho. Cómo consecuencia, cualquier diferencia de opinión es vivida como una herejía o traición. En este escenario, se crean comunidades de goce, en las que solo los mismos podrían entender a los mismos. Pero, si ¡nadie puede compartir una experiencia!, eso lleva a lo peor: a la segregación. Propuso que la esperanza debe pensarse en términos de alteridad, en una lógica auténticamente femenina. La situación actual nos coloca a todos bajo la lógica masculina: todos iguales, todos hombres. Así, la diferencia se reduce a diversos modos performativos de estar en el mundo, constituyendo lo que podríamos llamar la segregación del goce.
Este goce, como apuntó el autor, es la pagina en blanco de la filosofía, en comparación a la clínica, que él describió como la página ausente de la cultura, en un mundo que pretende que todo sea cultural. La clínica psicoanalítica se ocupa de este aspecto que la cultura tiende a ignorar.
En consecuencia, la lógica neoliberal y capitalista, en la que todo puede ser adquirido, lleva a una identificación del sujeto con esta dinámica de consumo pulsional: nunca se alcanza la satisfacción total. Así, la dinámica del sujeto pasa a coincidir con la dinámica de la civilización: maximizar todo, tenerlo todo. El sujeto comienza a ver esta forma de vivir como la única posible y, atrapado en la constante comparación en el régimen del “tener”, acaba consumido por su propio consumo.
En este sentido, Manuel F. B. cuestionó la tendencia actual a medicalizar el dolor de existir, convirtiendo la felicidad en un objeto más de consumo. La depresión contemporánea lleva consigo esa misma marca: el sujeto es visto como el único culpable de sus propios fracasos. La novedad se convierte en el objeto de consumo por excelencia; ya sea a través de los aparatos como prolongación del cuerpo o mediante el transhumanismo, el discurso actual elimina la barrera de la imposibilidad.
Tal vez “despertar” sea un significante interesante para hablar de aquella noche: con su uso particular de la palabra, el interés interpretativo del autor se vuelve contagioso, como señaló Eugenia I. A pesar de que, como decía Lacan, “sólo se habla solo” 13, las palabras de Manuel F. B. resonaron en nuestros oídos como una invitación a despertar. Es posible lanzarse al mundo de otra manera, “reconciliándonos con nuestro rasgo de goce particular”14.
El encuentro fue mucho más que una simple presentación de un libro. Fue un espacio de reflexión viva, donde, como subrayó el propio autor, no hay ni verdad última ni buena medida, pero sí un camino singular para cada uno. Como decía Samuel Beckett, “Posiblemente no haya sino caminos equivocados. Sin embargo, hay que encontrar el camino equivocado que te conviene”15.
En una época de fragmentación y falta de referencias, quizás fue esa búsqueda lo que atrajo a tantas personas a llenar la sala en A Coruña. Aunque “la ignorancia es muy atrevida”16, lo que pasó en ese encuentro nos mostró que, “si existe el derecho a ser interpretado”17, también hay quienes están dispuestos a ejercerlo.
Notas:
- Fernández Blanco, Manuel. ¿Soy lo que digo que soy? Psicoanálisis y civilización. RBA, Barcelona, 2024, p. 31. ↑
- Ibid., pp. 105-122 y pp. 155-168. ↑
- Ibid., pp. 15-17. ↑
- Ibid., pp. 19-34. ↑
- Ibid., p. 29. ↑
- Ibid., pp. 35-51. ↑
- Freud, Sigmund. “El Yo y El Ello”, Obras Completas, vol. XIX. Amorrortu, Buenos Aires, 2000. ↑
- Fernández Blanco, Manuel. ¿Soy lo que digo que soy? Psicoanálisis y civilización. Op. cit., pp. 53-96. ↑
- Ibid., pp. 97-143. ↑
- Ibid., pp. 145-154. ↑
- Ibid., pp. 155-175. ↑
- Ibid., p. 175. ↑
- Lacan, Jacques. “Vers un signifiant nouveau”, Ornicar ? nº 17-18, 1979. ↑
- Fernández Blanco, Manuel. ¿Soy lo que digo que soy? Psicoanálisis y civilización. Op. cit., p. 160. ↑
- Juliet, Charles. Encuentros con Samuel Beckett. Siruela,Madrid, 2006, p. 61. ↑
- Fernández Blanco, Manuel. ¿Soy lo que digo que soy? Psicoanálisis y civilización. Op. cit., p. 46. ↑
- Ibid., p. 13. ↑

Socia de la sede de A Coruña de la Comunidad de Galicia de la ELP.