Asumir y elaborar el hiato*

Me gustaría comenzar con un exergo: La Escuela, tal como Lacan la entendía explícitamente, […] es una asociación de investigación para el progreso, para el futuro de la practica analítica1.

Es para mí un honor comenzar el trabajo de este curso, en torno a este libro apasionante que es la compilación de textos de Jacques-Alain Miller, realizada por Graciela Brodsky.

Como ella afirma en el prólogo, este conjunto de textos pretende dar un marco simbólico a la tradición que narra los hechos; actos que produjeron marcas que han quedado en las costumbres, en la tradición, del Campo Freudiano y en lo que llamamos la Escuela de Lacan, es decir, las siete Escuelas de la AMP, que incluye a la nuestra, la ELP.

Somos “los portadores de las marcas y transmisores de los efectos”2, consecuencias de los actos de los que estos textos dan cuenta.

La serie y las escansiones, de los textos, producen, tal como lo plantea Brodsky, un marco simbólico, pero también “cada uno de estos textos permite comprender qué es una política del psicoanálisis”3.

Eso nos interesa, ahondar en qué es una política del psicoanálisis, que como veremos en los textos, y esto es ya una primera notación, se distingue de una política de los psicoanalistas.

Tal como lo plantea Jacques-Alain Miller en el exergo que he escogido: la Escuela no es fundamentalmente un lugar donde adquirir el saber acumulado del pasado del psicoanálisis, sino que es una institución concebida como lugar de investigación para el progreso y el porvenir de la practica analítica. Un lugar donde investigar sobre un saber que no se sabe, un saber por-venir.

Es cierto –maticemos- que, para ir más allá de la doxa, del saber que se sabe, hace falta alienarse en él, es necesario conocerlo, adquirir sus fundamentos.

Sin embargo, me sorprendió esta cita ya que apunta a algo diferente de la tensión que conocemos entre el saber expuesto y el supuesto.

En ese sentido cada una de las Escuelas, y en su horizonte esto sirve también para la nuestra, cada Escuela no lo es sin el horizonte de la Escuela Una, la Escuela que gira alrededor de ese agujero que es un Uno. Escuela Una. Escuela, entonces, del Uno sin el Otro.

Quiero subrayar esta realización, esta noción de la Escuela Una, porque creo que este libro marca, baliza, el recorrido de esta creación.

El volumen recoge textos que van desde la disolución de la Escuela freudiana de Paris, por parte de Lacan, hasta la creación de la AMP por parte de Jacques-Alain Miller. En este recorrido hay muchos temas que Miller propone, que veremos mucho más tarde desplegarse a lo largo de sus cursos, comenzando por el “¡Todos lacanianos!4,que retomará en su curso El partenaire-síntoma5; la noción de una estética lacaniana, el llamado a decir cosas nuevas con palabras nuevas; la cuestión del gusto, abordada de nuevo en su Seminario Punto de Capitón, de su “Curso año cero”6, etc... Cada uno puede detenerse en alguno de estos puntos según su interés.

Sin embargo, Miller recuerda que junto al inconsciente estructurado como un lenguaje, o como su consecuencia, está el hiato que este produce. Asunto que desarrollará en su texto fulgurante “Otro Lacan 7, que después va a comentar nuestro colega Juan Jesús Ugarte.

Hiato, agujero, vacío, constitutivo de la experiencia. Hiato que Lacan asume y elabora.

Siendo que el psicoanalista, por horror a su acto, tiende a colmar este vacío, con una sustancia. Sustancia que es el psicoanalista mismo, sustancializado, hipostasiado. Miller se explayará aquí y también, como vimos hace dos cursos, a lo largo de los textos reunidos en Cómo terminan los análisis, glosando la figura del anarlista, y su identificación al Sujeto supuesto Saber.

Creo que la afirmación fundamental de Miller en su artículo “¡Todos Lacanianos!” es la siguiente: “No obturar este hiato, sino asumirlo y elaborarlo: ahí está toda la enseñanza de Lacan. En este punto no hay nada por describir, por representar: es necesario construir. Construir sobre el vacío, pues el hiato es elaborable”8.

Entonces, si bien hace dos cursos y también el curso pasado, trabajamos una vertiente de la construcción, de las elaboraciones, alrededor de este vacío, bajo la forma clínica y epistémica del final de análisis y el pase, como partes inseparables de la enseñanza de Lacan9.

Miller lo recuerda una y otra vez: no se puede cortar el pase de la enseñanza de Lacan ya que el pase “constituye uno de los mayores avances de la enseñanza de Lacan. En él se resumen sus adquisiciones fundamentales”10 . Durante el curso que ahora comenzamos y mediante el estudio del libro El nacimiento del Campo Freudiano abordaremos, en mi opinión, las creaciones, realizadas alrededor de este agujero en su dimensión institucional.

La Escuela es el pase, y el pase es este hiato central alrededor el cual se construye la Escuela, cortarlo de la enseñanza de Lacan es favorecer la deriva hacia la psicoterapia.

Sin duda, todo el movimiento institucional y su crisis, va acompañado de la crisis y la reformulación del pase.

No se trata, como he dicho, solo de historia, sino de los actos, de los que portamos, incluso si lo ignoramos, sus consecuencias. Los textos nos dan el marco simbólico que nos permite considerar en qué el sujeto, convertido en Escuela, no fue el mismo, mutó, y nosotros somos herederos y portadores de las consecuencias. Trasciende al interés erudito, a la acumulación de saber, nos permite vislumbrar las consecuencias que la institución tiene para el desarrollo mismo del saber articulado a la práctica.

Porque la política institucional, la manera en la que la entiende cada psicoanalista no es ajena a la dirección de la cura que aplica.

La política que implica la falta en ser, es el trabajo con los otros, al servicio del porvenir de la practica analítica.

Si la Escuela es una institución concebida como lugar de investigación para el progreso y el porvenir de la practica analítica -un lugar donde investigar sobre un saber que no se sabe-, la articulación entre institución y pase nos permite entender la afirmación de Miller cuando plantea que: muchas de las dificultades que encontramos en la institución se deben al estancamiento que observamos en la teorí”11. Estas consecuencias conciernen específicamente al final del análisis, y al momento conocido como el pase.

Sin duda no hay pase sin Escuela. Sin pase solo hay el impasse de la sociedad analítica presta a defenderse del real.

Política del psicoanálisis y de su institución, fin de análisis, y práctica analítica van indisolublemente unidas.

Esto no solo interesa al analista, interesa especialmente al analizante.

* Intervención en el Seminario de la Escuela de la CPV de la ELP: “Lectura del texto El nacimiento del Campo Freudiano. Jacques-Alain Miller”

 

Notas:

  1. Miller, Jacques-Alain. “Anticipar el futuro, ¿Reinventar la Escuela?”. Grama, Buenos Aires, 2024, p. 14.
  2. Brodsky, Graciela. “Prefacio”, El nacimiento del Campo Freudiano. Paidós, Buenos Aires, 2023, p. 10.
  3. Ibid., p. 10.
  4. Miller, Jacques-Alain. “¡Todos lacanianos!”, El nacimiento del Campo Freudiano. Op.cit., pp. 17-24.
  5. Miller, Jacques-Alain. El partenaire síntoma. Paidós, Buenos Aires, 2008.
  6. Miller, Jacques-Alain. Seminario “Punto de capitón”, Polémica política. Gredos, Barcelona, 2021, pp. 22 y 23.
  7. Miller, Jacques-Alain. “Otro Lacan”, El nacimiento del Campo Freudiano. Op.cit., pp. 39-40.
  8. Ibid., p. 23.
  9. Miller, Jacques-Alain. Cómo terminan los análisis. Grama, Buenos Aires, 2002, p. 48.
  10. Miller, Jacques-Alain. “¡Todos Lacanianos!”, El nacimiento del Campo Freudiano. Op. cit., p. 39.
  11. Miller, Jacques-Alain. “Otro Lacan”, Cómo terminan los análisis. Op.cit., p. 36.