Pubertad: ¿despertar de la primavera o erupción volcánica? | Rosa López
La Crisis de la pubertad se presenta como una suerte de estallido o de brote. Que éste sea primaveral o volcánico no es excluyente, lo habitual es que se produzcan ambas cosas a la vez. Ahora el mundo les resulta maravilloso y en el momento siguiente insoportable. El adolescente sufre una especie de bipolaridad pasajera, su estado de animo fluctúa constantemente de la actividad incesante a la apatía, del idealismo con el que quiere acabar con las injusticias del mundo al mayor de los egoísmos, del pasaje al acto sexual con la ayuda del alcohol a la timidez absoluta, de la alegría a la depresión y tantos otras basculaciones que se observan fenomenológicamente, sin que de ellas pueda deducirse un juicio clínico.
El adolescente sufre un despertar de aquello que durante un tiempo estuvo latente y que ahora irrumpe como una excitación sexual que busca realizarse más allá de su cuerpo y del marco familiar. Pero esa búsqueda estará plagada de sorpresas que requieren la producción de nuevas respuestas, de absoluta incertidumbre pues las identificaciones con las que se arreglaba de niño caen antes de que se hayan construidos otras nuevas, de extrañeza no solo ante lo que acontece en lo real de su cuerpo sino también ante la existencia misma por cuyo sentido ahora se interroga.
El primer encuentro sexual (beso, coito o lo que acontezca en la ocasión) siempre produce consecuencias sintomáticas. Como es lógico, esta generalización hay que hacerla pasar por el filtro del caso por caso y, en ese sentido, los trastornos con los que nos encontramos son muy variables pues van desde las típicas crisis de identidad, habitualmente transitorias y resolubles sin necesidad de una intervención terapéutica, hasta las desestructuraciones psicóticas profundas, pasando por las perturbaciones patológicas del comportamiento, como la delincuencia juvenil, la agresividad criminal, o las Toxicomanías.
Cuando definimos la adolescencia como una “edad decisiva” hay que darle a esta expresión todo su peso, pues lo que se pone en juego es la decisión inconsciente (no tengamos miedo de utilizar este oximoron) que cada uno hace respecto a su modo de gozar, a su relación con el Ideal, a la cuestión del padre y de la autoridad. Se trata de un momento de crisis en el que se elige el sinthome con el que nos defendemos.
Si la pregunta crucial que atraviesa la infancia es la pregunta por lo que uno es para el deseo de los padres, cuestión que palpita permanentemente en el corazón de la vida de un niño, la adolescencia traerá nuevamente la pregunta, esta vez referida al Otro con el que el sujeto deberá confrontarlo, es decir, aquel que es del otro sexo.
Más allá del empuje sexual que irrumpe en el cuerpo, es el despertar de los sueños lo que como clínicos nos interesa, en la medida en que los fantasmas del adolescente nos permiten comprender desde qué significaciones el sujeto procesa lo insoportable de lo real.
Reseña de la conferencia “Pubertad: ¿despertar de la primavera o erupción volcánica?” de Rosa López, del ciclo de Conferencias de Introducción a la Orientación Lacaniana (Nucep) “Psicoanálisis de los Estados Críticos” del 21 de septiembre de 2015.