La crisis con el saber no tiene edad | Vilma Coccoz

VilmaCoccozVilma inició su exposición haciendo referencia al libro La risa de la muchacha tracia de Hans Blumenberg. Advertido del enigmático origen del pensar especulativo, imposible de atrapar, y asumiendo la inaccesibilidad de LA historia del pensamiento, el autor elabora una historia posible, una “protohistoria de la teoría”. El acento está puesto, no tanto en el producto como en el sujeto, theoros, el espectador, Tales de Mileto, quien, según el Teeteto: “ para contemplar las estrellas alzó la vista y cayó en un pozo, y entonces una muchacha lista y chistosa, tracia, se burló de él, pues se afanaba en saber lo que hay en el cielo pero le pasaba desapercibido lo que tenía delante suyo, a sus mismos pies. Y esta misma burla sigue alcanzando siempre a los que viven en filosofía.”

La anécdota refleja la rareza del pensador singular, -quien se separa del mundo de la vida- y su choque con la realidad, representada por la risa de la espectadora. Protagonizada la escena por el primer filósofo, gracias a quien se establecerá la distinción entre el saber mítico y el teórico, sufrirá, en el curso de los siglos, diversas modificaciones y reinterpretaciones. Platón llegó a homologar la risa de la chica tracia a la condena de la polis que cayó sobre Sócrates; ambos signos de la incomprensión ante la excentricidad del teórico.

En una primera época Heidegger se refería al anudamiento del “ahí” con el ser de su noción del “ser-ahí” al afirmar que “el mundo estaba ahí cuando el primer hombre levantó la cabeza.” Refiere Gadamer que en el círculo de sus discípulos se discutió durante semanas si se refería a Tales o a Adán. Lo cual abre una interesante perspectiva porque se inauguran dos caminos en torno a la “caída.” Y su incidencia en el pensamiento. De un lado, la asunción del agujero como caída inevitable en el progreso del pensamiento. De otro, el surgimiento del agujero subjetivo, el sentimiento de culpa, en la génesis del pensamiento religioso.

El psicoanálisis se ocupa del saber sobre el cuerpo y sobre la relación con los demás; este saber se inaugura con una crisis y avanza de crisis en crisis, no habiendo una disposición “natural” hacia el saber. En los Tres Ensayos Freud se refiere al surgimiento del pensamiento: “No son intereses teóricos sino prácticos los que ponen en marcha la actividad investigadora del niño. La amenaza que para sus condiciones de existencia significa la llegada, conocida o barruntada de un nuevo niño, y el miedo de que este acontecimiento lo prive de cuidados y amor, lo vuelven reflexivo y penetrante.”

El resultado de esta primer indagación dejará secuelas indelebles en el sujeto, porque inevitablemente se topa con un imposible de pensar, con un agujero del lenguaje para dar razón del sexo. La clausura de esa primera indagación se produce con la solución sintomática, precaria pero sin embargo útil para “ir tirando.” El neurótico interpreta que este fracaso de su pensamiento se debe a su insuficiencia, a su impotencia, porque su pensamiento “adulterado” le lleva a confundir el saber con el poder y le cierra el paso a la lógica. Tira la toalla, se enfurece, abandona la empresa. Lacan decía que los neuróticos viven ilógicamente, por ejemplo, piensan que su cuerpo es una esfera, que todo es posible; pero, sobre todo, se creen sustancias pensantes, y viven atormentados pensando en los demás. “El pensamiento siempre evita la misma cosa”, es censura, resistencia, rechazo del saber inconsciente. Justamente el saber que hemos elaborado en la experiencia de la infancia para resolver el apremio existencial, como aquella que vivió Juanito, de cuyo historial Vilma leyó fragmentos sustanciales respecto a la formación de su pensamiento.

Vilma concluyó diciendo que el psicoanálisis lacaniano se interesa por la forma en que se ha construido el borde del agujero, en el que cayó Tales y que despertaba hilaridad en la muchacha tracia: ofrece la posibilidad de otra forma de pensar, que no repudia lo imposible sino que lo incorpora, es un pensamiento agujereado de cuya lógica depende poder hacer algo con ello. El psicoanálisis es una forma de recomenzar.

Reseña de la conferencia “La crisis con el saber no tiene edad” de Vilma Coccoz, del 1 de octubre de 2015. Ciclo de Conferencias de Introducción a la Orientación Lacaniana (Nucep) “Psicoanálisis de los Estados Críticos”.