Parejas desparejas | Dolores Castrillo

doloresCastrilloA lo largo de la historia hemos inventado distintas formas que puedan permitir a los hombres y a las mujeres relacionarse los unos con los otros , discursos que tratan de poner en orden lo que en el animal ya lo está, instituciones que tratan de mimar la relación sexual que no existe. Por lo general nos servíamos de la familia pero como todo el mundo sabe en vano. La familia, la familia tradicional entendida como la unión de hombre, mujer e hijos, es una institución que trata de mimar la relación natural entre los sexos pero hoy sabemos más que nunca que no lo consigue, y es por eso que hoy surgen distintas alternativas a la familia tradicional. El matrimonio homosexual ya se ha institucionalizado en varios países. En algunos como en Francia, no sin que haya suscitado una fuerte polémica. Los defensores del orden tradicional se han opuesto a él con el argumento de que la única relación que debe ser permitida por la ley y consagrada por el matrimonio, es la que dicta la sabia naturaleza, la del hombre y la mujer. Y -lo que es bastante engorroso para nosotros- estos defensores del orden tradicional no han dudado en recurrir al psicoanálisis , al parecer algunos psicoanalistas se han prestado a ello, para tratar de fundamentar su férrea oposición al matrimonio homosexual . Pero hay que decir de manera clara y contundente que no hay nada mas ajeno al psicoanálisis que partir de una supuesta sexualidad natural, una relación natural entre los sexos. Por tanto no se puede legítimamente invocar la autoridad de Freud o de Lacan para oponerse al matrimonio homosexual.

Que no hay relación sexual quiere decir que en el psiquismo inconsciente no está inscripta, a diferencia de lo que ocurre con el instinto en los animales, la claúsula que diga al hombre en qué consiste ser hombre para una mujer y a la mujer en qué consiste ser mujer para un hombre. En el inconsciente falta la cláusula de la pareja sexual, hay solo el Uno del falo, pero no el dos de la pareja. En el fondo lo que hace creer en la relación sexual es el amor. Pero el amor, todo el mundo lo sabe, es un fugaz espejismo. Lo que dura en cambio es el síntoma. Así es que ya saben por qué tenemos síntomas: tenemos síntomas porque no hay relación sexual. El síntoma es el testimonio de la imposibilidad de inscribir el dos de la pareja sexual en el inconsciente, y en consecuencia de la imposibilidad de alcanzar un goce pleno, sin falla.

¿Qué se puede esperar de un análisis en cuanto al sexo y al amor? Si me permiten una suerte de chiste podría decirles que un análisis no hace existir la relación sexual pero sí puede conseguir que la mujer sea un poco menos pesada y el hombre un poco menos idiota. Como todos los chistes éste también apunta a una verdad. Si es cierto que el inconsciente objeta la relación sexual no lo es menos que el inconsciente hace posible el amor. Condiciona ese encuentro extraño, oscuro, difícil de circunscribir pero no obstante efectivo entre dos seres que llamamos amor. Es cierto que el amor tiene una dimensión imaginaria, que el Uno de la fusión no es sino una ilusión, un espejismo de completud que a la postre nunca cumple sus promesas de unión, de ahí que el amor sea gemelo del odio. Sobre estos espejismos del amor Freud y Lacan nos advirtieron suficientemente. Pero el amor no se agota en esto. Al final de su seminario Lacan dice que el amor no parte sólo del reconocimiento narcisista entre dos yoes y de la ilusión de completud sino que también es la manera en que los sujetos se reconocen en su inconsciente. ¿Qué quiere decir con esto? Quiere decir que en el amor los sujetos se reconocen en su manera de soportar el destino, su destino de seres hablantes, en otras palabras, se reconocen en su exilio de la relación sexual.

Reseña de la conferencia “Parejas desparejas” de Dolores Castrillo, del 5 de octubre de 2015. Ciclo de Conferencias de Introducción a la Orientación Lacaniana (Nucep) “Psicoanálisis de los Estados Críticos”.