"El abominable" Depardieu. Jacques-Alain Miller (París)

Debemos comenzar este artículo con una nota del traductor referida a lo que ha motivado al autor del mismo a escribirlo. El gran actor francés Gerard Depardieu ha dirigido una carta al Primer Ministro Ayrault en la cual renuncia a la ciudadanía francesa, y envía su pasaporte francés, debido a un término peyorativo utilizado por Ayrault para calificar a GD de "minable" (lamentable, cosa, sabandija).
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Descocido. ¿Depardieu delusional? En Psiquiatría se llama delusión (fuga de ideas) a un problema en el curso del pensamiento, cuando las ideas se encadenan según asociaciones inusitadas. La enfermedad del despropósito, saltar de un tema al otro. La carta no muestra para nada eso."Él los derriba, dale Gerard", decimos gritando. Él grita fuerte, y su alegato está bien planteado.

En Shakespeare, Brutus, luego que César es abatido, arenga al pueblo y le demuestra en un dos más dos igual cuatro que era necesario asesinarlo, a pesar de sus méritos. Se aplaude al CQFD. Llega el llamado Marco Antonio, Marlon Brando en el film de Mankiewicz (1953). Él está de parte del muerto. No las tiene todas consigo, es bueno dejarlo hablar. Y hete aquí que comienza a desglosar. Toma por todos los sentidos, lento, lento, luego reforzado. Y la multitud se enardece. Al final, desencadenada, esta se mueve, ella quiere linchar a los asesinos del César.

Blaise Pascal: "El corazón tiene razones, que la razón no conoce". ¿Cómo procede la elocuencia del corazón? No por "principios ni demostraciones", sino por la "la digresión sobre cada punto que se toma para llegar a sus fines". Es el método de Depardieu, para llamarlo correctamente. Su parlamento parte de una palabra, una sola, de esa palabra tan mal elegida, tan incongruente. Y tan seca, retorcida, la retorna a quien la envía. Comprender: "Es ese que le dice lo que él es". Lo genial es que jamás lo dice claramente, lo dice de mil maneras, pero entre líneas. Por metonimia, no por metáfora.

El arte es no responder injuria por injuria. Digo solamente lo que soy, mi mérito, mi miseria. Y se comprenderá quien eres tú, sin que, para decirlo, me rebaje a tu nivel. Se dice sin decirlo, al punto "... y permanezco educado”. No es "al final, te toco". Es más fuerte. Es lo contrario: "No te toco". Comprende: “Yo te jo...". Comprende: la injuria del emperador a Talleyrand-Sacha Guitry ("Usted no es mas que una m... de lo mas bajo"). Nada se ha dicho, todo se sobrentiende.

"Lamentable, ¿usted ha dicho lamentable?" Parodia de Jouvet, en "Diversión de drama”: “Bizarro... ¿usted ha dicho bizarro? ¿Cómo es bizarro?”. Y ese "lamentable" es en efecto bizarro. Entonces "se puede decir... ¡oh Dios!...muchas cosas en suma". He aquí que Depardieu -antes el fue Cyrano, ¿no es así?- quien nos vuelve a tirar por la nariz, "cambiando el tono", con lo lamentable de la palabra "lamentable". Este adjetivo es autoreferencial: él se describe el-mismo como la palabra "corto", que es corta. Se reconoce de pasada el principio de la paradoja de Grelling (1908), emparentada con la de Russell: el barbero que afeita solo a aquellos que no se afeitan a si mismos ¿se afeita el mismo? Es el golpe de Jarnac que ha derribado los mas bellos edificios de lógica matemática. Aquí, él le dobla la corva al hombre de Estado.

Sigue una cadena espeluznante de esquivos y de preparación de ataque. La esgrima más pura. Molinete, cambiar-enfrentar, coronar, amarrar, armar, comprometer-presionar, patinando, todo pasa ahí, y bajo todos los ángulos. Soy el bueno. Soy el peor. "En ningún momento he fallado en mis deberes... No tengo que justificar la razón de mi elección..." No le quito méritos. “Yo me voy, desafortunadamente no tengo nada que hacer aquí" -pero permanezco. Yo soy de Francia, en espíritu, también soy europeo, y ciudadano del mundo. Lo es mi padre, lo es mi hijo -ustedes lo han matado, juicio lamentable.

Traducción: Amilcar Gómez

From: Lacan cotidiano, nº 264