Una oportunidad política*. Juan Carlos Tazedjián (Valencia)

Con la expresión “izquierda lacaniana” intentamos concebir a ese evento real, como el hecho “político” sobre el que un “saber hacer con” la “política” puede dirimirse, resolverse de un modo distinto a como lo hace la actitud conservadora y defensiva que promueve el miedo por aquello “desconocido” que puede llegar con el acontecimiento. Esto exige también separar, en la medida de lo posible, al psicoanálisis del “liberalismo lúcido” que se concibe a sí mismo como el único remedio infalible para la amenaza totalitaria. Este liberalismo tiene especiales dificultades para asumir que ciertas formas de explotación y desigualdad social, también constituyen una corrosión de la experiencia democrática en la sociedad civil. (Jorge Alemán)

Pareciera que la obra no tiene introducción, ya que no figura como tal, pero el “para” y los puntos suspensivos de su título son la mejor introducción posible a este inquietante libro.

Hay en esta recopilación de conferencias, textos y debates, un hilo conductor que las vertebra, y es la ardua y rigurosa tarea de contribuir a una reflexión seria “para”, “en la dirección de”, “hacia”, una izquierda del futuro. “La nota- aproximación aquí presentada, intentará entonces darle alguna verosimilitud a su título”, dice el autor.

Evidentemente, “izquierda” y “lacaniana” no parecen dos términos con vocación de estar juntos, ni en el discurso de la izquierda ni en la enseñanza del propio Lacan. Y en el intento de hacer verosímil su articulación, Alemán llega mucho más lejos de lo que pretende, sentando las bases, los fundamentos, de lo que llama “una eventual izquierda” y también “(…) algo así como una izquierda lacaniana”. Ni duda, ni vacilación, esta forma de nombrar su invención implica localizarla en el espacio propio, tanto de la izquierda como del psicoanálisis creado por Freud y recreado por Lacan: el de la conjetura . Espacio que en distintos momentos de la historia del psicoanálisis y la izquierda ha sido colonizado por el dogmatismo o la claudicación. Su propuesta tiene el incalculable valor de alejarse del primero sin caer en el eclecticismo del “todo vale mientras el relato esté bien construido” y del segundo, sin ceder a cierta tentación postmoderna de identificar los fracasos de la izquierda con una imposibilidad histórica.
“¿Qué significa ser de izquierda en el siglo XXI?” Alemán intenta responder a esta pregunta desarrollando ciertos puntos que trabaja “a la vez -dice- que intentaré determinar en qué puede consistir lo que llamo una izquierda lacaniana” . Y ese “a la vez” nos indica que, aunque no se trate de lo mismo, no son cosas distintas. No hay otra forma de realizar esta demostración sin el recurso discursivo que permite la banda de Moebius, esa figura topológica que en apariencia tiene dos caras pero que nos damos cuenta que es una cuando pasamos del exterior al interior, o viceversa, sin atravesar ningún borde. Dicho de otra forma: el lacanismo no es la cara interior de esa posible izquierda ni la izquierda es la súper-estructura de un lacanismo que está en la base.

Mi hipótesis es que Alemán, sin asimilar izquierda con lacanismo, nos dice que la izquierda del siglo XXI será lacaniana o no será. Lo cual no quiere decir que su discursividad estará impregnada de términos lacanianos sino que es en la enseñanza de Lacan sobre el sujeto, la segregación, la dominación, el discurso del amo, el discurso capitalista, la tiranía del superyo, la ideología como “lugar privilegiado en la fijación del sujeto a su realidad fantasmática” donde podemos encontrar los puntos de anclaje que nos permitan pensar una izquierda posible del futuro, capaz de producir la desestabilización del sujeto autista-consumista del neoliberalismo.

La propuesta de constitución de esta izquierda, requiere la previa deconstrucción de una izquierda “clásica” para la que el capitalismo es una necesidad histórica y el socialismo tiene en el horizonte el ideal de una sociedad sin antagonismos, reconciliada consigo misma, es decir apolítica. Ideal del que Freud y Lacan demostraron su carácter fantasmático, por ser lo que viene a taponar “la fractura incurable y sin solución” del sujeto, tanto en lo más singular como en lo social. Alemán se hace cargo de este “pesimismo” freudo-lacaniano, descubriendo en su propio seno, lo que llama “una oportunidad de política”. Entiendo esta oportunidad como una de las traducciones posibles del Kayrós griego, hijo de Chronos, cuyo tiempo es el del momento justo, la ocasión. El autor habla de una temporalidad- distinta a la del progreso- la del futuro anterior: “Lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser…”. Temporalidad que, a mi criterio, no sólo no se opone sino que es solidaria del kayrós, ya que “lo que habré sido” es inseparable del momento oportuno de la decisión.

Esta noción, de origen sartreano y retomada por Lacan, es un punto clave de la propuesta de Alemán. “…la expresión izquierda lacaniana, es entre otras cosas un modo de volver a poner en cuestión el valor de la decisión, cuando se toma desde un fondo indecidible y sin garantías. Esto también implica indagar qué es una decisión en política, especialmente cuando ésta no remite al campo del cálculo utilitario de los semblantes, o dicho de otra manera, cuando se trata de una decisión que no está de entrada promovida y amparada por el discurso del amo” . Este fondo indecidible y sin garantías no es un fallo, ni una carencia de la aproximación de Alemán; por el contrario, es algo así como la marca de origen, el sello inaugural de una izquierda que pueda llamarse lacaniana, donde ningún Otro del dogma, del saber, de la predicción iluminada o de la evaluación técnica de su legitimidad, pueda cortar las alas del riesgo, la invención y la creación.

Por todo esto, los puntos suspensivos abren un espacio para lo no-sabido, para la docta ignorancia. Son puntos que mantienen “en suspenso” al lector, intimándolo a hacerse cargo con su decisión, de consentir a su inclusión activa en la provocación del autor. Después de leer la última página, alguien puede cerrar el libro y darse cuenta de que es de izquierda o que es lacaniano. Pero no basta con enterarse- como Monsieur Jourdain- que se habla en prosa, es preciso, al decir de J.-A. Miller, “un esfuerzo de poesía”. En otras palabras, ni ser de izquierda ni ser lacaniano, pueden pensarse de la misma forma antes y después del último libro de Jorge Alemán.

* Publicado en el nº 263 de El Viejo Topo. Con la amable autorización del autor.