Reseña del libro Recorridos de la Sublimación, de Irene Domínguez

I
“Sobre una gramática fracturada, escritura que agoniza.
Para conjugar la afonía -su traza imposible.

II
Ante la gravidez del desaliento, levedad de quien canta en el aire.
Y robar otra confianza. Arrastrarla hasta su lecho más frágil, arrebatar sus manos a la esclerosis de las puertas.
En el frio que entumece los labios, morderse. Para no callar, escribir la hendidura, derretir el invierno en los cuerpos”1.

 

Noches abiertas de Biblioteca de Orientación Lacaniana de Valencia

Nos reúne en la Escuela, en esta actividad de la BOLV, la presentación del libro de Irene Domínguez Recorridos de la Sublimación. Acompañan y animan a la conversación la autora, Charo Jiménez, Shaila García Catalán y José Antonio Picazo.

Empiezo la reseña resaltando ese “para no callar, escribir la hendidura” que me remite a mi propio vértigo frente a esta página en blanco. Dejarse enseñar por el artista algo de la radical singularidad del sujeto implica, como se señaló esa noche, que en el momento de la creación hay algo de eso que habla.

Siguiendo con esa lógica, entonces, cuando un artista rasguña el velo, abre una ventana con su obra, despierta nuevas formas de mirar lo humano, colorea distinto lo cotidiano, aquí va un ejemplo de la mano de Dickinson:

“El pedigrí de la miel
no le importa a la abeja;
en cualquier momento, un trébol, para ella,
es aristocracia2.

Señala algo de esa singularidad José Antonio Picazo, invitado a la conversación, cuando dice “todos los artistas tenemos un Sueño de la Inyección de Irma” y nos comparte el suyo, momento inaugural que lo conduce a abandonar la informática para empezar a crear: su mirada sobre un cuadro de Carpentier. Responde a la pregunta que se plantea como debate ¿desde dónde se crea? “la inspiración siempre viene de otra cosa” la cosa a la que se refiere ¿será esa hendidura a la que Borra quiere tejerle borde? silencio insondable que nos habita.

José Antonio Picazo primero pinta, después significa. De eso que atribuye a su obra como significado extrae algo que apunta a una ética particular. La ventana que abre deja ver la posibilidad de abandonar la alienación de una época en la que el ser humano es un elemento de producción. Para ello agujerea y profana los altares del capitalismo, las fábricas, y ubica allí sus cuadros, en un acto de rebeldía. Así su geometría interna queda al servicio de la cultura, desacralizando los templos erigidos para y por la industria.

Dice en algún lado Tristán Tzara que las campanas suenan sin sentido y nosotros también y a propósito de esto Guadalupe Grande responde, en Mapas de cera, que vivir es ver volver. El asunto es que ese volver no es desde el baile de la memoria, sino que más bien es un acto, como aquel que conduce a las plantas a mirar a la luz en la que solo acontece el regreso.

Aparece en el análisis una ficción tejida con la realidad en la que algo resuena más allá de su contenido, esa estructura que vuelve al análisis una experiencia de creación. José Antonio Picazo nos enseña que la creación escapa a la voluntad, hay algo que se impone, esa hendidura de la que manan las palabras siempre agujereadas.

Dice en el apartado epistémico de su libro Irene Domínguez que la sublimación implica una especie de satisfacción incompleta y en la conversación señala también su carácter no homeostático, por eso no se sublima de una vez y para siempre, por eso los artistas se ven interpelados a seguir creando, sosteniendo sin saberlo, una posición de analizantes.

La sublimación parte del vacío creado por el significante, pero ese vacío no es una nada, sino que resulta materia prima para la construcción de un borde que nos salva de la destrucción, que se articula con los silencios dando estructura y contenido a los poemas, a las obras. Hilachas de la conspiración de invisibilidades y silencios que nos componen imaginariamente y que descomponemos simbólicamente en el diván, apuntando a un Real siempre inalcanzable pero que, como las flores, nos hace ver volver, esquivando las trampas de la memoria.

 

Referencias:

  • Borra, A. Todo Tanto. Tigres de Papel, Madrid, 2016, p. 9.
  • Dickinson, E. "Herbario y Antonogía Botánica", Ya lo dijo Casimiro Parker, Madrid, 2021, p. 61.
  • Domínguez, I. Recorridos de la sublimación. Grama, CABA, 2023.
  • Grande, G. Hotel para Erizos. Calambur, Madrid, 2010, p. 37.

Notas:

  1. Borra Arturo. Todo tanto. Tigres de papel. Madrid, 2016, p. 9.
  2. Dickinson, Emily. "Herbario y antología botánica", Ya lo dijo Casimiro Parker. Madrid, 2021, p. 61.