Exposición de un torero peculiar. Antonio de la Cueva Delgado (Sevilla)

Entre los días 16 de diciembre de 2009 y el 31 de enero de 2010, se estuvo desarrollando en el Casino de la Exposición de Sevilla, todo un recorrido a través de la vida y obra de un Torero sevillano peculiar, del cual, algún tiempo atrás, durante la apertura de la sede de la ELP en Sevilla, tuve la oportunidad de hablar en una ponencia titulada “Aniversario Torero”. Hoy nuevamente es necesario volver a comentar algunas ideas sobre este torero sevillano, intelectual muy reconocido y sentido entre los escritores de la generación del 27, dado que fue impulsor y mecenas de este movimiento.

Sánchez Mejias muestra su admiración por Freud, y en su faceta de dramaturgo, va realizar una de las contribuciones más importantes de extensión del Psicoanálisis en España. Un año después de anunciar su retirada de los toros, para dedicarse a la literatura y al teatro, decide llevar al teatro madrileño Calderón, el 24 de marzo de 1928, la obra “Sinrazón”, con la compañía teatral de María Guerrero López y Fernando Díaz de Mendoza. Obra de gran éxito de crítica que se traduciría al alemán y al portugués.

Como dato curioso, resulta que el hospital psiquiatrico de Miraflores, estaba situado muy cerca del cortijo “El Pino”, propiedad del torero. El dramaturgo reconocía tener buenos amigos entre los locos. Muchos de ellos solían asistir a fiestas y meriendas en Pino Montano. De hecho, eran frecuentes las visitas que realizaba al manicomio de Miraflores. Según Ignacio, pasó mucho tiempo hablando con los internos y pensando su primera obra, que la escribiría en 8 días. De hecho, el manicomio inspiró el argumento y los decorados de “Sinrazón”. Respecto a los comentarios que causó la obra en el público y los críticos, comentó el poeta Rafael Alberti: “No era, como esperaba el público, de ambiente taurino. Sucedía en un manicomio un problema de locura o razón, que Ignacio resolvía gallardamente, como en su mejor tarde de lidia. Un raro éxito, además del primer intento de teatro freudiano en la lengua castellana”.

Pues bien, como decía su obra teatral la “Sinrazón” es la primera obra escrita en castellano absolutamente basada en el psicoanálisis. Nadie, exceptuando Benavente, se había atrevido a tales divagaciones. Año 1928 por cierto, en el que se solicitó insistentemente el premio Nóbel para Freud y, sin embargo, supuso un doloroso año, dado que se encontraba aquejado por las intensas molestias de su cáncer, además de padecer una conjuntivitis que no le permitía leer. Año en que, según creo, fue el único de su vida profesional en que tampoco escribió nada importante. Sin embargo, ese mismo año el torero sevillano intenta dramatizar las teorías de Freud.

Aunque sería largo detenerse en todo el contenido de esta obra, si quisiera esbozar algunos elementos de la misma, puesto que aún hoy día, siguen siendo muy vigentes los diálogos que se exponen en el guión.

La obra que constaba de tres actos. Empieza el primero con el escenario a oscuras y una voz declamando una frase de Nietsche: “Aquellos que vivimos un sueño, siempre que lo vivamos con frecuencia, pertenece, al fin y al cabo, a la totalidad de nuestra alma, como cualquier otra cosa realmente vivida”.

A partir de aquí se plantea la trama de la obra: un enfermo, aparentemente curado, don Manuel, hombre muy rico, decide fundar un manicomio en el cual cada enfermo tenga convertidas sus fantasías en realidades. Para tal empresa cuenta con la colaboración del doctor Ballina, psiquiatra convencido de la utilidad del psicoanálisis y que acepta la idea de don Manuel con el fin de poder poner, poco a poco, en marcha sus ideas psicoanalíticas. Sin embargo, este doctor será estrangulado por uno de sus pacientes. Pues bien, con una larga escena donde se produce una larga conversación entre don Manuel y Ballina, dice así el Doctor Ballina:

“Hay quien opina, con sobrado fundamento, que la locura es al hombre despierto lo que el sueño al hombre dormido. Un hombre loco es, por tanto, un hombre que sueña constantemente. El sueño, según las teorías modernas, es un deseo reprimido por nuestra conciencia. En la realización de este deseo se toman incoherentemente materiales en nuestra vida, relacionados con el mismo deseo; pero, al despertar, el olvido borra lo que soñamos, o es rechazado nuestro sueño por las reglas de la normalidad. Ahora bien; nuestra infancia y nuestra juventud están llenas de deseos, unos lógicos y naturales, otros morbosos y perversos, la mayoría de ellos inconfesables. Nuestra moral, haciendo de censura, se encarga de rechazarlos, y en esta lucha entre el deseo y la censura está la llave de la mayoría de las perturbaciones. Ante un enfermo de la mente hay que escudriñar toda su vida, penetrar en todos sus actos, por insignificantes que sean, y cuando sorprendemos el choque del deseo con la moral, hay que operar sobre la conciencia, descubrir al enfermo el origen de su enfermedad, que casi siempre es ignorado por ellos; retrotraer al instante mismo del accidente, reforzar los diques de su conciencia y, de la mano, conducirlos por el camino verdadero. En una palabra, analizar la psicología de cada enfermo, y donde se note una anormalidad, descubrirla al mismo interesado para que vea lo que pudiéramos llamar el desnudo de su propia conciencia”.

Este torero peculiar morirá a los 43 años de edad en la plaza de Toros de Manzanares, tras sufrir una cogida mortal a manos de un toro llamado “Granadino”, en la tarde del 11 de agosto de 1934, donde tras su reaparición, toreaba en Manzanares sustituyendo a otro matador, Domingo Ortega. Unos meses después de su muerte, Federico García Lorca plasma el dolor por la muerte de su amigo en un poema genial, que en 2010 cumple setenta y cinco años. Su famosa elegía “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías”. Elegía que puede considerarse una de las mejores escrita en nuestra lengua desde las Coplas de Jorge Manrique.

Su vida fue una auténtica aventura. Cómo él mismo se preguntaba "¿Quién sabe qué será uno?" Y así fue su vida; había pilotado aviones, estrenado obras de teatro, escrito crónicas y artículos en periódicos, conferenciante en la Universidad de Nueva York, viajando por el mundo y confraternizado con una de las mejores generaciones poéticas de nuestra literatura.