Crónica: “¿Qué es el cuerpo para el psicoanálisis? Entre el sujeto y el cyborg”. Fernando Sánchez Lanz (Sevilla)

La Sede de Sevilla de la CdA de la ELP viene desarrollando durante el presente curso una serie de actividades de extensión del psicoanálisis a la ciudad, en las localidades de Cádiz y Sevilla. Bajo el epígrafe genérico de “Sufrimientos actuales” se ha organizado un Ciclo de Conferencias con el que buscamos hacer resonar en la ciudadanía algo de lo que supone el modo en que los síntomas contemporáneos son abordados desde la lógica y la práctica clínica que implican el discurso psicoanalítico. Una lógica y una práctica que se sitúan en el reverso, en las antípodas, del discurso del Amo, del discurso terapéutico hegemónico en la posmodernidad.

El pasado jueves 26 de enero tuvo lugar en Cádiz la primera de estas conferencias. Organizada por Fany Miguens y Fernando Sánchez, socios de la Sede de Sevilla y responsables del Ciclo en Cádiz, tuvimos la ocasión de disfrutar con la presencia de José Ángel Rodríguez Ribas, psicoanalista, Doctor en Psiquiatría y miembro de la ELP y de la AMP, para abordar la temática del cuerpo, del cuerpo sintomático de la actualidad y del cuerpo en el psicoanálisis. En el acogedor entorno del Edificio Constitución 1812, construcción recuperada como aulario por la Universidad de Cádiz, quien amablemente facilitó un aula para el evento, se dieron cita alrededor de medio centenar de personas procedentes de diferentes ámbitos profesionales y con intereses diversos.

Como planteó Fany Miguens en la presentación de la conferencia, la temática del cuerpo no es ajena a nuestro tiempo, “una época que rinde culto a la imagen del cuerpo y en la que toda una cultura y una industria se despliega a su alrededor buscando acomodarlo a las modas y gustos del momento (cirugía estética, tatuajes, piercing, etc.)… pero también un cuerpo que es mirado por la medicina, supeditada a la técnica, como cuerpo-máquina, tratado como objeto”. Sobre esta temática, y bajo el sugerente título-interrogante “¿Qué es el cuerpo para el psicoanálisis? Entre el sujeto y el cyborg” desarrolló José Ángel Rodríguez su exposición.

Comenzó la misma haciendo referencia al encuentro de Freud con el síntoma que hablaba en el cuerpo de sus pacientes histéricas. Un síntoma que en lugar de ser negado por no responder a la lógica de lo orgánico, fue escuchado por Freud. Más bien deberíamos decir, que fueron las propias pacientes quienes se lo dieron a oír a Freud. Pero éste prestó su escucha y eso tuvo consecuencias. A partir de ese acontecimiento, del descubrimiento original de Freud de que el inconsciente habla donde sufre el cuerpo, es que el cuerpo puede ser considerado algo más que un organismo. Es el cuerpo que se enlaza, se fusiona, con la subjetividad. Es en este sentido, en esta consideración de cuerpo como cuerpo de un sujeto, entre otros, que Freud fue desarrollando los distintos constructos de su teoría y que José Ángel desplegó en la primera parte de su intervención. Así, fue introduciendo los conceptos de represión, zona erógena, narcisismo y pulsión abordados desde lo que denominó su análisis de los paradigmas del cuerpo en Freud.

A continuación realizó un recorrido similar, en torno a la consideración del cuerpo en la relectura que Lacan hizo de la obra de Freud a lo largo de su Seminario. Comenzó su desarrollo de los paradigmas del cuerpo en Lacan por el Estadio del Espejo, tesis con la que Lacan hace entrada en el medio analítico, y con la que pone de manifiesto que el ser humano no tiene un cuerpo, sino que se construye una imagen del mismo en tanto su deseo ha pasado por el cuerpo y el deseo del Otro. Es la mirada del Otro la que brinda al niño un dominio imaginario de su cuerpo como totalidad. Esta versión especular de la subjetividad y la aspiración hacia su completud, afirmó José Ángel, han recorrido la historia de la subjetividad humana y es algo palpable en la siempre presente entronización del cuerpo propio.

Siguió desplegando, como hizo con Freud, las distintas ‘versiones’ del cuerpo que se pueden desgranar de los diversos constructos teóricos que Lacan fue elaborando progresivamente a lo largo de su trabajo. Pasó así a presentar el cuerpo como significante, el cuerpo simbólico, que se desprende de la tesis de Lacan “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”, y que permite entender el cuerpo como cuerpo definido por una materialidad: la de las palabras, las marcas que provienen del Otro y que definen al cuerpo subjetivo con los nombres que se incorporaron a lo largo de la historia de un sujeto. Esto hace referencia a toda una clínica del cuerpo vinculada al orden simbólico: cuerpo como ideal del yo, cuerpo como yo ideal, cuerpo fantasmático, cuerpo fálico del deseo, cuerpo erótico, cuerpo hablado, cuerpo del otro…

Más adelante, la elaboración lacaniana da lugar a la consideración del cuerpo vinculado al goce y a lo real, de un cuerpo hecho para gozar de sí mismo, introduciendo el objeto a como objeto causa del deseo vinculado a das Ding, a la Cosa, y como plus de goce, lo que permitió a José Ángel argumentar que no existe El Cuerpo, con mayúsculas, sino que hay cuerpos, uno por uno, en singular, singularidad que constituye lo específico de la clínica lacaniana. José Ángel Rodríguez fue finalizando su exposición con la ejemplificación de cómo estos desarrollos teóricos se pueden vincular al abordaje psicoanalítico de la clínica del cuerpo en la actualidad y a una lectura del síntoma que permite comprender, abordar y analizar cuestiones tan actuales como la proliferación de la cirugía estética, de los tatuajes y el piercing, la clínica de la anorexia y bulimia, el uso indiscriminado de la medicación para tratar los malestares del cuerpo, la “epidemia” infantil del TDAH, la proliferación de la fibromialgia…, síntomas y prácticas que estallan como consecuencia quizá de la tendencia generalizada de tratar de hacer callar al cuerpo, de negar el original descubrimiento de Freud -el inconsciente- y de cerrar el paso a la palabra como medio desde el que tratar el malestar subjetivo.

Su exposición dio paso a las preguntas de los asistentes que, con sus intervenciones, generaron un animado coloquio en torno a las eternas cuestiones que siempre genera el discurso psicoanalítico. Preguntas que pusieron de manifiesto cómo el deseo del analista, y su discurso sostenido en el mismo, puede causar, en lugar de la negación, un “querer saber algo de eso”.