Cartas de aLmor. Aperiódico de las XI Jornadas de la ELP. Nº 9 y 10. Eugenio Castro, Magda Bosch, Mª Eugenia Insua, Luis carlos Restrepo, Araceli Teixidó, Oscar Ventura, Uxio Castro, Magda Bosch, Iñaki Viar.

BATIBURRILLOS DEL AMOR
Eugenio Castro

0.- Llegados a estas alturas de las Cartas de aLmor, me encuentro leyendo una novelita del ya archiconocido Jean Paulhan por su guerrero tan aplicado que era el paradigma del psicoanalista que “progresaba adecuadamente”. Un nuevo amor espero que haya servido para que los psicoanalistos dejen de seguir hablando de la transferencia ficticia, necesaria pero prescindible cuando se entra de facto en lo verdadero de lo verdadero : hacer el amor con el inconsciente y abandonar el catolicismo del sentido.

El título de la novelita de Paulhan es Progresos en amor bastante lentos (Gallimard). El protagonista Jacques se toma el amor con tranquilidad por lo que se ve. Tiene que ser una de sus mujeres la que le emplace a una decisión. Pero a Jacques le interesan más las cosas inanimadas de la granja en que se ve con su otra; porque Jacques como todo varón tiene dos.

Quizás los analistas quieren tener su amor al saber del analista y no hay manera de que se desprendan de eso para pasar al nuevo amor. Los analistas fascinados por la felicidad de que los amen por sus bellos ojos, se dejan ir. Y ocurre lo que ocurre que no sueltan a sus analizantes. Hasta el punto que quien sabe leer mejor a Lacan les tiene que forzar a que hablen de los finales de análisis de sus analizantes y hagan de una vez un acto. Definitivamente la enfermedad de los analistas es la neurosis obsesiva, peste de la escuela. No pueden soportar que los dejen compuestos y sin novia. Las Transferencias ficción se mantienen tan eternamente que uno no sabe si siguen enamorados del analista o del Inconsciente que habló por la boca de ganso de quien se lo señaló. No se dan cuenta que el inconsciente es dos en una. Dos por una, como en las promociones comerciales. Dos sentidos y usted solo paga un sinsentido que es más barato que dos consentidos.

Como he decidido que el amor es un batiburrillo paso a: ¡A otra cosa, mariposa!

1.- No sé si habrán leído en el Diccionario del erotismo de don Camilo José Cela, (gallego de Iria Flavia adonde llegó en barco de piedra el cuerpo de sant Iago que dejó pasar la reina Lupa para no competir con la estrella guiadora) conviene que le echen un vistazo porque es gustoso. Cuenta cómo el Ser de los hindúes lanza su grito “Si yo fuera muchos” y desde entonces el deseo se dedicó a engendrar. Los chinos de NeocapitalisMao lanzaron su neorevolución ultracultural que ya se ha metido en el tálamo nupcial para proclamar la importancia del tres: un padre, una madre y El Glorioso Niño. El glorioso es un varón por supuesto, el Unico. Me ha contado alguien que visitó hace poco la China que los gloriosos infantes van vestidos como príncipes y cuidados como maharajás, tiene todo. Todo menos hermanos con quien pelearse y al que envidiar. La única perversión de la mujer una sola vez en la vida se la permiten. Quizás dentro de unos años tengamos que hacer otro congreso sobre este asunto cuando Lacan tenga sus analistas en Pekín para escuchar cómo el nudo del amor amarró eso, ¡Lástima de Lysístrata!

2.- Como a estas alturas ya todos habrán leído el Discurso amoroso de Roland Barthes aunque solo fuera porque tiene 80 referencias a Lacan y 137 figuras del amor, se darán cuenta que este tocho de 654 páginas es un don de amor de Barthes al Psicoanalisis: “No tratamos de producir un discurso psicoanalítico, sino más bien un discurso que se ofrezca lo mejor posible al psicoanálisis”. Nos ofrece un Seminario en el que el amor es hacerse cargo de lo simbólico por parte de lo imaginario. Sarrazine de Balzac es el texto de lo simbólico y el Werther de Goethe el de lo imaginario. Pero después se ve que lo real aparece a porrillo. Esa “castradura” de su S/Z (Sarrazine), no es sólo imaginaria.

Me encantó encontrarme con una palabreja como “apodemia” que nunca había encontrado cuando traducía a los griegos en el bachillerato. Como en nuestra biblioteca tenemos el mejor diccionario de griego que en el mundo hay (publicados ya 8 tomos en Salamanca por el CSIC), me volqué en este palabro nuevo para mí. Apodeo, con épsilon quiere decir “anudar” y en una segunda acepción “estar lejos, estar falto de algo, quedarse atrás. Pero si es “apomedeo” (la primera con épsilon y la segunda con eta) es “estar fuera, de viaje, estar ausente, irse, emigrar”.

Así que hay Apodeia y Apodemia. El que padece de apodemia la soporta bien porque anudó algo mal que bien y por tanto no tiene por qué buscarse la vida en otras trochas. Pero el que sufre de no haber podido anudar algo, emigra, viaja como el peregrino de Góngora en sus Soledades del mar bravío al campo y de la aldea a la ciudad; cambia de discurso a ver si algo puede anudarse. Hay viajes y viajes. No todos son los mismo.

Gabriel Marcel el filósofo transhumante del ser y su transcendencia en su Homo Viator inicia su viaje desde el judaismo al catolicismo con la esperanza de un saber más allá del no-saber. Encuentra un lugar a su alma viajera para que descanse en el ser católico más que en el tener , sambenito que se cuelga sólo a los de la Torá y a los psicoanalistas hijos de Freud. Toma la vía metafísica existencial como afirmación del ser en la transcendencia unitiva con los demás, en un nosotros. Se desemboca así en la trascendencia del sujeto singular al amar a los otros en el Tú Absoluto. Es el amor a los otros lo que hace crecer el ser, una manera de llamar al cuerpo místico de los católicos, quizás un toque hegeliano del deseo de reconocimiento.

3.-Los místicos hacen otros viajes pero dentro del convento como San Juan de la Cruz o Santa Teresa, sin moverse. Van desde la vía purgativa a la iluminativa y por fin a la unitiva que es en donde hacen el amor con el Uno, creen, aunque todos sabemos que es con el agujero mismo. Santa Teresa después viajó para convertirse en fundadora de las descalzas y reinar con más poder que la abadesa de las de la Huelgas Reales de Burgos instituyendo el verdadero masoquismo católico que estaba tomando tintes algo extraviados. Se encontró con la horma de su zapato Felipe II que hizo de su palacio un Monasterio con forma invertida de parrilla de San Lorenzo, el colmo del masoquismo llevado a la arquitectura.

4.-En este Batiburrilo de amor, menester es que entre don Dámaso Alonso como poeta del les doy una perlas aljofares: "Hombre es amor. Hombre es un haz, un centro / donde se anuda el mundo. Si Hombre falla, / otra vez el vacío y la batalla / del primer caos y el Dios grita “Entro”. – Monstruo fugaz, espanto de mi vida, / rayo sin luz ,oh, tú, mi primavera, / mi alimaña feroz, mi arcángel fuerte. ¿ Hacia qué hondón sombrío me convida, / desplegada y astral tu cabellera? / ¡Amor, amor, principio de la muerte?

El envío de los textos para Cartas de Almor: Eugenio Castro: eugeniocastro@telefonica.net y Oscar Ventura: o.ventura@arrakis.es

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VESPERTINES D’HIVERN
Magda Bosch

CANÇO DEL AMOR INGNOT
Si sabés on aflores,
amor perdut, sens encaix
ni mesura, amor ignot,
si sabés on albires
brollaría la font i els
joncs dansarien.

Si et trobés, bell delit,
de desig moriría l’enuig
i el vell cos reviuría
si sabés on albires,
gebraría la neu
i el caliu la fondría.

Si et reconeixés,
amor ignot, d’on vindríes?
Si sabés on albires
brollaría la font,
els joncs dansarien,
gebraria la neu,
i la passió la fondria.

SIGNES EN LA PEDRA: CERCAR EL GUST I El TACTE DEL SILENCI.
Perseguir el silenci en la paraula,
l’espai en blanc que pauta la mesura,
i escandir amb el buit on tot reneix.

Enllaçar el brunzir del mot, en l’apertura
dels sons novells i tantejar-ne la buidor
on reverbera el gust insípid del no res.

Palpar la forma , asaborir-ne el tast,
i en la densitat corporal del nou signe
retrobar l’incertesa de l’espera.

SONMIAVES DE NIT EL QUE NO ATÈNYS DE DIA
En la nit de pluja fina
t’adormeixes i somnies
alló ni pronunciat ni acomplert.

Tots els colors de la llum
i les clarors de la lluna,
tot el saber de les deus
que fondejen vora dunes

Tot el plaer del calor
de la foganya veina,
tot l’encís dels viaranys
on onejen les alzines.

Tot el viscut ensems
pels somniadors capsblancs
enfredorits i arraulits
en la nit, de pluja fina.

NO ET GRONXIS EN LES TERANYINES
No t’hi adormis
ni corris, ni t’embarranquis.
Singla vers l’horitzó
que t’atrau
i no t’entrampa.
Singla, fes camí i
no t’aturis
que la nit cau de sobte,
terenyina
de la que res se’n sap.

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EL AMOR Y EL TIEMPO
Mª Eugenia Insua

“El amor y el tiempo hacen un hermoso tema / t´aime” (1)

En las poéticas definiciones del amor a veces podemos leer la ilusión de fuera de tiempo en el amor, “jurarse amor eterno”, “hacer de un instante, eternidad” “el amor es eterno mientras dura”… quizá para aislar lo real del paso del tiempo, y quizá también porque hay una relación conflictiva entre el tiempo y lo verdadero, es como si lo verdadero exigiese su apartamiento del tiempo.

La pregunta puede ser, si un psicoanálisis puede hacer algo por el amor, por permitir el amor, quizás… “librándose de la idea de eternidad.”(2)

Un psicoanálisis puede permitir ver de que modo uno se quedó eternizado o congelado en una determinada escena vivida o en un “enunciado discordante“(3)

Un análisis puede permitir pasar de la queja de lo que a uno “siempre”, (advervio temporal) le ocurre, a captar sorpresivamente por la interpretación su propia implicación, su propia participación activa en eso que siempre le ocurre. Por ejemplo pasar de un “siempre me rechazan” a captar de que modo, sin saberlo “me hago rechazar” de que modo se ha ubicado en el Otro los detalles que supuestamente confirman la consistencia y el dominio del Otro, cuando en realidad es el sujeto el que maneja los hilos.

La palabra del analizante se vuelve equivalente a una lectura, pudiendo captar el sentido único, eternizado, que rige la lógica de las elecciones.

La meta del análisis es hacer caer sentidos, vaciar evidencias, dejar vacío el vacío, vacío que se había llenado con exceso de sentidos, a veces de tinieblas y de penar. Dejar libre al vacío singular para que el sujeto pueda avanzar en el camino de nuevas búsquedas y nuevos aconteceres.

Permitir interrogar las condiciones de amor, permite ponerlas en serie a partir del corte de los callejones sin salida del inconsciente, surgiendo la diferencia entre lo eterno del inconsciente y el presente, que no dura. Pues el inconsciente no conoce el tiempo y se tratará de hacer que lo conozca.

El tiempo introduce por si mismo la negatividad, el desgaste, el envejecimiento, el eclipse, hay un “horror temporis”.

El acto analítico implica una discontinuidad dentro de una continuidad, de la cual resulta un sujeto transformado. El corte en la sesión, la parada, la introducción del tiempo, posibilitará un cambio, de un tiempo eterno, sin sujeto, que es la eternidad de la repetición a un sujeto en el tiempo. El acto analítico da tiempo al sujeto. Y si aparece el tiempo puede aparecer la duración.

Distinto del amor a lo eterno, habrá un amor que dure, si el sujeto está advertido del duro hueso de su condición más particular, advertido de ese real que lo causa y sobre todo de lo imposible de la armonía de los goces de cada uno, lo que va a permitir moderar la vanidad de las demandas de satisfacción, que a menudo se confunden con el amor. Ese podría ser…un nuevo amor.

Notas:
(1)Miller “Los usos del lapso” Pag.50
(2)Lacan “Seminario 23” Pag.146.
(3) Lacan “Seminario 1” Pag 292

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EL AMOR EN EL “BANQUETE DE PLATÓN”
Luis carlos Restrepo

El banquete que fue una fiesta, posibilito acercar posturas diferentes en torno al tema del amor, en las que se aludía que tenía participación de lo mortal e inmortal, que era un dios, pues participaba de la divinidad.

Fedro; el amor es un gran dios, muy digno de ser honrado por los dioses y por los hombres por mil razones sobre todo, por su ancianidad; porque es el más anciano de los dioses. La prueba es que no tiene padre ni madre...[1]

En este contexto se sitúa al amor como algo que surge aparentemente al azar, que se impone, como una estructura que va a tener una lógica dentro de la naturaleza tanto terrenal, divina, como humana. Y por lo tanto no se atribuye a una persona que diga he hecho la obra del amor, como lo atribuye Hesiodo; ...el caos existió al principio, y en seguida apareció la tierra con su vasto seno, base eterna e inquebrantable de todas las cosas, y el amor.

Hesiodo, por consiguiente, hace que el caos suceda la tierra y el amor. Para Parménides habla así de su origen; El amor es el primer dios que fue concebido.[2]

Para los griegos el amor es con un objeto, sobre todo en relación a la sabiduría, a lo bello, representado en un sujeto, que lo porta, pero que de ninguna manera está por encima de ello, participa de lo divino en las manifestaciones que se hacen en relación al mundo de ese sujeto, es un saber no sabido, hecho a medias, y así lo intuyen cuando lo definen como un espacio entre el saber y la ignorancia, es un término medio, que participa de lo humano y lo divino, es algo equivalente, no igual en relación al saber de lo inconsciente, que está marcado por una falta, concretamente por lo fálico.

En el amor intervienen los personajes, como son el amante y el amado, que en griego son el Erastes y Eromenos.

Si el amor es el don de la palabra que viene del Otro, como lo hace Sócrates con Alcibíades, no es menos cierto que ese resto o plus de goce que está más allá del falo, corresponde a un real que es un imposible, algo así como lo divino en términos de completud.

Podemos plantear como lo alude Pausanias, de dos amores, uno terrenal y otro celeste, pero la relación de estos amores dice él deben estar regidos por una ley, que los separa y los une de alguna manera.[3]

En principio el amor era uno, como total, pero ese uno corresponde a una situación mítica, de lo primigenio del dios amor, pero ese amor se divide, para poder ser comunicado a los mortales que puedan participar de la virtud de ese dios que es el amor a través del saber, de lo bello y lo bueno. El uno se multiplica por uno, y se va reproduciendo de generación en generación a partir de la procreación de la pareja, y es como aluden los griegos ello se multiplica el amor por los siglos de los siglos, mientras haya seres humanos ese amor estará divido, donde el uno no se alcanza por mucho que los seres quieran porque el amor de los mortales tiene los límites establecidos por una ley, que los regula. Esto que era primitivo del amor, el sujeto trata de alcanzarlo, pero no lo logra, y es por ello que el deseo se constituye en querer encontrar o participar de eso que en alguna oportunidad fue uno total.[4]

Hemos dicho que el amor esta en relación a algo, a una cosa que se tiene o que no se tiene, más no se posee, es decir el amor está mas allá de los sujetos, porque es un dios, participa de su naturaleza que es divina, y los mortales no se les permite ir más allá.

Los sujetos en relación al amor, creen tenerlo, pero se dan cuenta en la realidad que esto no es completo, algo de ese objeto llamado amor falta, se busca en el tiempo, como nos lo ha enseña Freud en relación al narcisismo, y Lacan con La fase del espejo, donde ese objeto no es total, sino una imagen de lo que no está, porque el yo es una instancia que se forma en relación al otro.[5]

El mismo dialogo entre Agatón y Sócrates lo reivindican cuando concluyen de que se ama, cuando se carece de las cosas, y que no se poseen. Lo que nos lleva a que el amor no tiene realmente un objeto definido, y esto se puede ver de un lado con relación a las pulsiones y sus destino de pulsión, texto de Freud, donde el objeto es metonímico, no definido y donde el mismo Lacan, lo va acuñar con el objeto pequeño a, pues este objeto no es especular, a pesar que en la fase del espejo se tenga como un elemento que da cuenta del yo. Pero en relación a esto del amor como una falta, el mismo Lacan aludía que en el amor había una cierta reciprocidad entre los sujetos actuantes, diferente al objeto en la pulsión, donde esta contrasta con una falta realmente, que es lo que se constituye como deseo.

Pero ¿qué es el amor entonces?

El dialogo de Sócrates, con Agatón, en que el amor es un estado intermedio entre la sabiduría y la ignorancia...[6]

El amor se mueve entre dos extremos que son contrarios entre lo feo y lo bello, siendo que lo bello participa del amor, y que lo bello es bueno, participando de la bondad, alude que el amor ni es bello ni bueno, por carecer de ellos. Es decir el amor no se participa de lo bello de manera absoluta, sino que es un estado intermedio entre los extremos contrarios, como alude Diotima con Sócrates.[7]

El amor es interpretable, sostenido, y representado en la palabra que proviene del otro, y esto es lo que es el amor como un don que viene de otro.[8]

En la cultura griega, lo que es el amante y el amado tienen una significación diferente, en la que el amante que es Erastes, y amado Eromenos, por la posición que ocupa cada uno con respecto al otro. Por lo general Erastes, era la persona adulta, y

Eromenos era la persona joven, casi un adolescente. Pues bien esto nos indica, que hay uno que posee el saber, y otro el que recibe.

Se ama lo que no se tiene, por aquello que no es de su propiedad, pero participa de él. En el caso del banquete podemos ver la relación que se estableció entre Alcibíades y Sócrates, donde el amor esta en relación a la belleza, la virtud que emana de la figura de este último, pero no es realmente la imagen exterior, sino de aquello que se dice y se habla, por lo que el mismo Alcibíades lo lleva hasta un enamoramiento extremo, donde el elogio se queda corto a la emoción que siente por el en sus disertaciones acerca de la vida, y lo cotidiano entre ellas el amor.[9]

Alcibíades cambia la regla del juego del banquete, e introducir el amor en su cruda realidad; nadie quiere compartir el erómenon. Del elogio del amor se pasa al elogio del otro, y con él, al amor, en relación de uno a otro. Ahora bien, cuando entra en juego del amor el otro, habrá dos otros; al menos tres del amor.

El discurso de Alcibíades nos saca de la vía de las identificaciones por las que el erastés, de erómenos en erómenos, se vuelve el mismo erómenos. Alcibíades no busca en Sócrates su bien, sino el objeto, que también buscará en Agatón. Es el hombre del deseo. No obstante hay un enigma, ¿ por qué Alcibíades, sabiéndose deseado por Sócrates, le reclama a este un signo de ese deseo?

Sócrates, su erastés, se lo rehusa, pues en la demanda de Alcibíades, la de intercambiar belleza física, por la de un saber, darle ese signo habría implicado aceptarse como erómenos, como poseedor de un saber que toda su posición niega. La posición de Sócrates es la de un vacío en ese lugar, el famoso “sólo sé que no sé nada”. Pero también, que lo poco que sabe concierne al amor.

Notas:
[1] El banquete de Platón,,,,,
[2] El banquete de Platón paginas 4.
[3] El banquete Platón página 9-10
[4] Aristófanes alude que el nombre del amor al deseo y prosecución del antiguo estado. El banquete Platón página 15..
[5] El banquete Platón página 23…
[6] El banquete de Platón, paginas 23-24
[7] El banquete de Platón, pagina 25
[8] El banquete de Platón. Pagina 26
[9] El banquete de Platón paginas 26-7

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aMOR SE ESCRIBE CON (a)
Araceli Teixidó

Se ama a quien ofrece las significaciones sobre el propio ser. Una significación no es un significante, es un objeto. Aunque se busque un significante, se ama a quien tiene el objeto que colma la falta de significante. Se ama a quien da sentido a la propia vida al ofrecer un lugar en la ajena.

No se trata de identificaciones o insignias, se trata de algo insignificante, no del orden del ideal y a veces muy cerca de lo insoportable para el sujeto.

La transferencia desde esta perspectiva se entiende como el circuito pulsional que, detenido sobre alguien, el analista en el caso del psicoanálisis, produce un brillo que vela el desconocimiento de la falta en el Otro. El analista opera con cuidado para no desvelar la falta y sin embargo, sostenerla.

No la puede desvelar porque revelaría la faz mortífera que supone para el sujeto, y mismo tiempo la sostiene para que el sujeto la pueda envolver con palabras hasta vaciarla y ser capaz de soportarla él mismo.

Es así que el analizante podrá ir deduciendo qué objeto fue él mismo en el deseo de los padres, qué se juega en el amor con sus parejas. Es así que podrá reconocer ese objeto que elude el encuentro con la falta de significante.

Es necesario para ello, el camino que media desde el Amor que obtura cualquier falla en el Otro pretendiendo dominar la significación sobre el propio ser –y ocultando la abyección en la que cae el cuerpo que así se degrada-, hasta el amor que se deja significar -y alcanza sin haberlo previsto otra significación para su cuerpo-.

En el amor, como en el arte, sólo las propuestas que conciernen a lo real intolerable, alcanzan estatuto de verdaderas.

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Edición de Cartas de aLmor: o.ventura@arrakis.es

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EDITO.
Oscar Ventura

Dos textos in-extremis, -las poesías de Magda Bosch publicadas ayer y traducidas hoy por ella misma y una reflexión de Iñaki Viar-, acompañan un texto de mi compañero de viaje en estas cartas Uxío Castro.

Los milladoiros do Amor, más los comentarios de Uxío nos llevan y nos traen de un lugar al otro con un ritmo que atraviesa prosa, poesía y episteme, saben en un sutil golpe de pluma transportamos por ejemplo desde la Galicia Juglar a la “peregrina” Catherine Millot... Un texto que no requiere comentario alguno, sólo el de su lectura.

Galicia ya llegó. Las cartas de aLmor, sin embargo no cesaran de no escribirse.

Agradecemos a todos aquellos que enviaron la suya. Ellas, las cartas, encontraran sin duda sus destinatarios.

Ahora es el tiempo del encuentro. ¿podría el amor prescindir de él?

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MILLADOIROS DO AMOR
Uxio Castro

0.- Los “milladoiros” (humilladeros) son montículos de piedras amontonadas en los que peregrinos transhumantes del ser y su transcendencia dejan una piedra como signo de la culpa que van pagar ante el sepulcro de Sant Iago. En ello les guía la estrella del campo de estrellas, de Compostela. Leerán aquí los que peregrinan desde el desamor como el peregrino de las “Soledades” de Góngora, como la peregrina Catherine Millot después de la muerte de su amor o como el peregrino del TAO. Pero estos nuevos peregrinos ya no son los del ser, sino los de la soledad en la que el silencio interior escribe el amor.

1.- Milladoiro está en el título del Seminario XXIV (L’insu que sait de l’une bevue s’aile à mourre) en la palabra “mourre”. La Mourre es el juego de “la morra” en donde hay que acertar el número del juego del amor del otro, el número de los dedos que tiene escondidos que sumados a los que yo oculto se suman en la cifra del amor. Es la faceta del amor del borde entre el goce del Otro y el objeto a. El goce contable. Sabemos que hay el de las palabras de amor y el de las Cartas de Almor. Pero si se acierta en este amor contable, hay amor.

Mas “La Mourre” también es “la murra” el montón de piedras y la piedra misma de agradable olor que es la mirra que los Reyes Magos ofrecieron como un don de amor guiados también por una estrella, como en Compostela. Lacan habló en el Seminario XXI (8-I-74) del “tas”(montón) de letras sobre el muro constituyendo el amuro. Así que nuestros milladoiros lo son de letras, de cartas de aLmor

2.- Un milladoiro es un punto de basta que hace cambiar de discurso, del discurso de la transferencia “ilusoria” al del amor al saber del Inconsciente pues que este amor es el único que en una sola palabra hace Uno de dos sentidos, en el equívovo. Un amor digno es esto, el nuevo amor es esto, no les promete la felicidad pero al menos pueden mantener su debilidad mental dignamente por este amor por lo real.

3.- Estos milladoiros do amor son las murras en donde los que peregrinamos de la mano de un Iago que no es un santo, nos reclamamos de otro Jacques pues es al menos un Shen-shen, un requetesabio como antes de Freud lo fue Gracián o Góngora con el que el Shen -shen- Jacques se enorgullecía que se le comparara. Son pues los hitos del amor leídos por un psicoanalista en la literatura amorosa de Galicia. Por dos veces peregrinó Jacques Lacan a Compostela hacia el año 1934 y 1954, “recuncó” dirían los gallegos.

PRIMER MILLADOIRO
Las Cantigas de Amigo
En la edad media se hablaba y escribía gallego-portugués en gran parte del norte de la península Ibérica cuando estaban desapareciendo las lenguas visigóticas y el román paladino estaba a punto de surgir como escritura con Berceo. Las corrientes del Amor Cortés provenientes de Occitania, de donde huían por la persecución de Roma contra los cátaros, se instalaron en nuestro occidente atlántico durante dos siglos con el apoyo del Rey Sabio y Dom Dinis de Portugal. Una gran producción literaria de Cantigas de Amor, Cantigas de amigo, Cantigas de Escarnio y Cantigas de Maldecir hizo de Galicia y Portugal su Siglo de Oro. Las dos primeras son cantigas de amor, de Mester de juglaría las primeras y las segundas también de amor son las que se ha dado en llamar, de amigo

Pero lo específico de Galicia no son las Cantigas de Amor a “minha senhor”, cantigas de “mestría” que con ser muchas no fueron su particularidad, fueron la Cantigas de Amigo.

Lacan escribió y habló del Amor cortés pero no cita las Cantigas de amigo que aunque existían en Occitania no eran relevantes. Las Jarchas tienen cantigas de amigo. Quizás lo que a Lacan le interesaba era la estructura de imposibilidad de proporción sexual y usó las Cantigas de Amor en donde la Dama “minha senhor” elevada a la categoría de la imposible era mas apta para su propósito de dilucidar algo de su práctica clínica

De los noventa autores de Cantigas de amigo cuarenta eran gallegos. No se trata aquí de la “minha senhor”, de la dama de alta alcurnia del Amor Cortés. Trátase de un trovador varón que en posición femenina de amiga-amante se dirige al amigo-amado. Se muestra así mas ostensiblemente la faceta femenina del amor sea varón o varona quien lo practique. Los juglares que cantaban esas cantigas eran todos varones pero cantadas con voz femenina.

Si en las Cantigas de Amor la Dama es de gran linaje, en las de Amigo la relación era más paritaria entre amiga y amigo y el reproche o en una espera en que no se sabe si el amigo vendrá. No hay signos del amigo como podía haber en la Dama que les daba esperanzas aun en la indiferencia. En las Cantigas de amigo éste nunca llega por problemas con la naturaleza, por las grandes olas del mar de Vigo o por el barco que naufraga. El amor en las Cantigas de Amigo es más recíproco en la lengua, lo cual no quiere decir que sea correspondido como tampoco lo es en las de Amor.. No es correspondido con signos de la amada sino impedidos por semblantes mas bravíos de la naturaleza o de los navíos al que se añade la impotencia de la amiga que no sabe remar ni tiene barquero para salir de la isla en que está sola. Se lee cómo el amor vendría a sustituir a la muerte, Esta es aceptada ante la imposibilidad de hacer un Uno con el amado: “Moriré fremosa en el alto mar / yo esperando a mi amigo / yo esperando a mi amigo” ( poeta Mendinho).

En otras Cantigas de Amigo hay un diálogo de la amiga con su madre preguntando si su amigo vendrá y es esta madre la que impide el encuentro de los enamorados. Es la manera de mostrar la imposibilidad.

Otra imposibilidad más sutil y psicoanalítica donde las haya, es la ambigüedad de las frases ( tan gallega…) de tal manera que no se sabe si el amado vino o no vino, si se quedó o desapareció al llegar la luz del día, si fue el anhelo de un sueño de la amante “entre lusco i fusco”. Este equívoco en la ambigüedad es el signo de que estamos ante lo Real .

En todo caso tanto en las Cantigas de Amor como de amigo, el amado sea “mía Señor” o “mi amigo” están colocados en el lugar del Ideal del Yo que es el lugar en que una mujer querría estar porque de ninguna manera quiere ser el objeto del hombre sino su i(a) porque es narcisista como todos los seres hablantes y ese narcisismo no se puede sino exaltarlo para acentuar “la diferencia”. Diferencia es el nombre que Lacan da en el Seminario 13 (9-II-1966) al No hay proporción sexual” de Aún.

Sucede a veces que las cantigas de escarnio y maldecir es la respuesta ante la imposibilidad de hacer un Uno con el amado o la amada. Aparece entonces la faceta más verdadera del amor, el odio. El odio a quien quiere gozar de otra manera y al que es imposible hacer a nuestra imagen y semejanza para poderlo amar. Unas Cantigas de Pero de Veer muestran el ensañamiento con el amigo “por sandez y ofuscamiento” por un mal que le atribuye siendo causa de otro. (Cantigas que me envió la profesora Carmen Blanco que es de Ver, como mi abuelo).

SEGUNDO MILLADOIRO
Rosalía de Castro( 1837-1885)
Hace falta que pasen seis siglos para que la poesía de amor en Galicia vuelva a surgir de su silencio y de la mano de una mujer. La poetisa por excelencia que ha hecho derramar lágrimas infinitas entre los emigrantes separados por el océano “tenebroso” en Las Américas. El amuro entre los esposos, un abismo que los separaba y unía. “viudas de vivos e mortos” eran hasta hace poco llamadas las esposas que permanecían en Galicia esperando ser llamadas para reunirse con sus amantes olas que Lo que les unía en el amuro eran las cartas de amor. Mientras tanto las zozobras de si habrían formado otra familia o de si estarían vivos o muertos. Y la soledad o el desamparo.

“Estaba tan sola / ni bote ni lancha / ni velas ni remos/ la vista alegraban / y solas las vegas también se quedaron”. (poema As Torres de Oeste).

“Soledades me consumen / lágrimas me alimentan / sombras me acompañan / cómeme la tristeza / ¿ quién puede con tanta / hartura de penas”

La soledad de estas separaciones les acercaba al anhelo de muerte si no era posible el encuentro con el amado o la “saudade” en relación a la pérdida del amor que se hacía mas leve de soportar en la “ morriña”, añoranza de la tierra perdida cuando conseguían reunirse con el amado en Las Américas. Rosalía sabía de estas amarguras, soledades y desamparos como mujer del estrago materno y marital. Tuvo un refugio en los alcances de la poesía mística religiosa: “Murmurios siento de amor / inefable y me parece // que ancho río en torno crece / con suavísimo rumor… / gloria es amor para ti / para mí sólo dolor” (poema Mujer). “¿Qué pasa o redor de min ? / ¿ qué me pasa que eu non sei ? / teño medo dunha cousa / que vive e que non se ve / Teño medo a desgracia traidora/ que ven e que nunca se sabe ónde ven”.

Tiene también Rosalía como todas las generaciones de poetas gallegos la marca de las Cantigas medievales. Ella se pone como hombre despechado por los desaires de su altiva castellana. Es la neocantiga una mujer como hombre.

Para acabar este Milladoiro, una Canción de cuna de García Lorca a Rosalía, en sus Seis poemas gallegos: ¡Érguete miña amiga /que xa cantan os galos do día! / ¡Érguete miña amada¡ / porque o vento muxe, coma unha vaca¡

TERCER MILLADOIRO
Castelao (1886-1950)
El gallego que mejor comprendió el alma gallega, el indiscutible padre del nacionalismo gallego. Solamente para retratarlo un dibujo de “ Cincoenta homes por dez reás” en que se ve escribiendo a un joven que mira la carta que escribe a su novia de la que hay una foto en su mesa de oficinista y abajo la frase: O HOME QUE ESCRIBE A MÁQUINA AS CARTAS DE AMOR.

Otro dibujo:
O home que casou por amor propio.
O home que casou con Ramona para aforrar unha criada.
O home estúpido que namorou a muller d’un sabio.

CUARTO MILLADOIRO
Rafael Dieste (1899-1981)
Rafael Dieste o El número del amor. Uno de los grandes intelectuales: Periodista. Profesor de literatura en Cambridge y Méjico. Animador de la Misiones Pedagógicas de la IIª República. Dramaturgo. Novelista. Ensayista, Matemático de altos vuelos. Miembro de la Real Academia da Lingoa Galega. Director de los periódicos de Vigo “Galicia” y “El pueblo gallego”, Director del Teatro Español de Madrid, Cofundador de “La hora de España”….

Lo sorprendente de Dieste es el del obstinado matemático obsesionado y desesperado por encontrar la cifra del amor que pudiera verificar geométricamente que Aquiles debería alcanzar a la tortuga. Dieste se da cuenta que la tortuga es una mujer y a pesar de ser matemático capta con desesperación que la mujer no existe. Cree que su matemática para la que llama en su socorro a cuantos sabios en el mundo han sido, no puede resolver la paradoja de Zenón de Elea. ¿Cómo adivinar el número de Briseida que siempre se escapa del punto en que se la atraparía? La tragedia del matemático es creer que con los números naturales con que los hombres funcionan pueden atrapar a los números irracionales con que funciona una mujer en tanto goce femenino. Pobre Jasón, pobre Dieste. Alcanza a captar que se trata de “realidades inconexas”. Desesperado en su intento, divaga entre indecibles y indecidibles, entre axioma y perogrullada y claudica: “Si la tortuga ha transportado hasta B ese punto, en tal momento lo ha perdido, o no existe ella misma si se ha identificado con él”. Lo que le desespera es que no haya proporción entre Aquiles y la tortuga.

Clarividente al fin proclama resignado: “Todo puede esperarse de esa tortuga, dispuesta a no dejarse alcanzar por Aquiles”.

¿No les parece esto una poema geométrico de amor ?

Para acertar el número del goce de una mujer hace falta la contingencia del encuentro de dos inconscientes. Esa es La Morra, la mourre. C’est l’amour mon chêre.

QUINTO MILLADOIRO
Uxío Novoneyra (1930-1999)
Lo que hace hito en lo lacaniano del amor en Uxío Novoneyra es el anudamiento Borromeo del amor. En Galicia se da la cincunstancia de que en la época de Uxío Novoneyra existían los “ fiadeiros” (hilanderías) lugar en donde las mozas se reunían para hilar y tejer. Era un lugar para la hilaridad a la que acudían los mozos para el juego amoroso y el cortejo, aprovechando que las luces del candil se apagaban como “cousa de meigas”. De ahí que varios poetas gallegos han utilizado el hilar de las mujeres
para escribir sobre el amor condescendiente con el pícaro deseo. Una poesía para este hito que traduzco:

“Hilandera enamorada / que tras la lumbre hilas / con ojos puestos en llamas.
Hilanderiña que hilas / en noches de largo invierno / las hilas mas delgadiñas / que el hilo del pensamiento

Cae la nieve blanca afuera / por cima de techos callada / mientras tú hilas y sueñas / en una cosiña lejana.

Hilanderiña delgada / siempre metida en hilar / siempre en hilar y soñar / para luego no ser nada.

Para luego no ser nada / eso aún está por ver / pues con las hebras del lino / al torcerlas, de camino / algo se va a prender.

Algo se ha de prender / y a fé que tenías razón / que yo te estaba mirando / sin reparar que entretanto / me iba yendo enamorando>> (Os eidos).

Las marca de las cantigas no podía faltar tampoco en Uxío Novoneyra (O poeta do Caurel) en cuyos valles nació también el trovador Martín de Padrocelos.

SEXTO MILLADOIRO
José Angel Valente (1929-1985)
Uno de los grandes poetas de Galicia y de las Españas del siglo XX

La conexión que hace del amor, la ausencia y la soledad es admirable: “Soledad, sí / pero tú nunca / Ausencia, / pero tú nunca / inmóvil luz sin término / bajo la luna fría /de la falta de amor.” (poema Pero tú nunca)

El amor ligado al Ello sí, pero no sin aquel.

La marca de las Cantigas parece una marca que se repite con insistencia en los poetas gallegos (“He de ir por amor y por amigo”) tiene la resonancia de Martín Codax y Mendiño pero con salida por el deseo que agujerea el amuro del amor. Pero otras neocantigas le acercan mas al Cantar de los cantares en donde hay diálogo amoroso y erótico entre amiga y amigo que acaba en traducción de la Vulgata, tan vulgar, con frases como “introduxit clavem meam in foramen tuum”. Pero Valente parece más cerca de la poesía mística, llamada “poesía pura” por Valery. Mas en el alcance de las ocho nadas de la Subida al Monte Carmelo en cuya cima NADA a falta de otra palabra mejor en castellano. Pero una mística laica, frente al agujero

“Sólo en la ausencia de todo signo, / se posa el dios / El Sol inextinguible en el descenso / a la noche de todo lo creado / Del útero, / en el resplandeciente ciclo de los santos / y antes que la luz de la mañana / y el sol del antedía, te engendré” (poema Borrarse).

SEPTIMO MILLADOIRO
Mendez Ferrín (1940…)
Presidente de la Real Academia da Lingoa Galega nació en tierra de poetas así que es poeta “de seu”, de por sí. Su obra que nos interesa para lo que nos trae e “Amor de Artur”. Aparentemente un amor medieval como conviene a muchos de los escritores gallegos que se formaron en Compostela en donde las cátedras de estudios medievales tuvieron gran predicamento en el mundo.

Aquí pretendo que se trata del amor a Galicia (tagen Ata) como La mujer del amor cortés, a “Minha senhor”. Se pasa de la Université de Compostela a Unis-vers.Cythère, unidos hacia Cytera. Es una de las características de los escritores gallegos de esta época la secuencia del amor que desemboca en el tálamo como un destino bien noble del amor. Aquí el No hay proporción sexual del paradigma lacaniano aparece bajo la figura de Ginebra como mujer idealizada.

Para Artur, la bien amada, la única, la gaviota del amanecer lluvioso, la de piel cegadora de nieve ardorosa, el seguro pétreo de los estados, cifra de amor sin lindes del que sirve y tiene honor y que se petrifica para el amor de Artur. El desesperado Artur que como hombre no entiende mucho del goce femenino, aunque idealice a minha senhor, la reclama para el tálamo como hombre que es. Y como Artur no comprende que Ginebra tiene su goce femenino que no todo pasa por el goce sexual, acude al psicoanalista de la época. No comprende la petrificación de Ginebra. Pero Ginebra no quiere “un rey total” que en lacaniano es el Hay uno que no está bajo la castración. Quiere un amante que manifieste su falta, su castración pidiendo porque Ella quiere ser amada.

Los hombres creen que porque mucho escriben de amor saben más que las que en silencio algo del amor goza en ellas en soledad. No sueltan prenda no porque les corten la lengua sino porque la lengua es impotente para decirlo. Ellas lo sienten y no lo pueden decir por inefable,”non pasa polo falo”. “Pero Artur no comprende” se tripite en Amor de Artur.

Ginebra lanza un alarido y desgarra sus vestidos y sus pechos ante la debilidad mental de Artur. El conquistador de Escocia, Irlanda, Noruega, Dinamarca, Islandia, Groenlandia... no puede derribar las murallas de Jericó de una mujer, le hacen falta otras trompetas. Acude al Mago Merlín quien podría darle “una sentencia cargada de sentido y de consuelo” pero se da cuenta que el sentido imaginario que pacificaría a Artur no es con lo que un rey debe conformarse. Hay un más allá del sentido. Otro mago encantador, otro analista de otra Escuela al estilo de Lacan que “tiene sabidurías en las letras, los números y las cifras” más allá del sentido: Roboek de Tagen Ata. Este nuevo psicoanalista le responde como conviene, con el equívoco que es el Inconsciente. Ahí logrará la aspiración de todo amor de hacer uno con el otro, porque el equívoco es ese Uno hecho de dos sentidos, aunque no tiene sentido, es un sinsentido. Ese equívoco que aparece en la ambigüedad de la relación entre Ginebra y Liliana la esposa secreta de Lanzarote, entre Artur y su otro yo imaginario que es Sir Lanzarote, se resuelve con la mujer Imposible también para este.

Se ve que La /em> Galicia soñada como La Mujer, la Única idealizada bajo la forma de Ginebra le es devuelta en su interpretación por Roebeck el lacaniano de hace quince siglos. El Artur que no comprende, ni falta que hace, capta con Roebeck que La Mujer no existe, que hay sin embargo una mujer: ”Mon Chá”, mI Tagen Ata dulce como el regaliz, “raíz de Galicia”. Pero Artur no lo sabe, quien lo sabe es el equívoco, el inconciente.

OCTAVO MILLADOIRO
Poetas, poetisas, poeteros, poheteras… actuales.
0.- “Pero qué país es este que no tiene héroes ni santos ni poetas”, despotricaba Valle Inclán desesperado de su Galicia. Pocos santos en efecto que no llegan a contarse con los dedos de las manos y los más principales de allende vinieron o ni siquiera llegaron, como sant Iago. Héroes tampoco se conocen salvo que Breogan haya existido mas allá del mito romántico de un rey de Galicia que fundó Brigantium que “no se sabe si” es la actual A Coruña o la villa de Betanzos.

Sólo los poetas que son multitud, surgieron en el siglo XX y XXI a raudales para dar en las narices a Valle Inclán el mejor escritor gallego en lengua castellana pero con sintaxis galaica. Así que los gallegos que lo leen (en castellano porque Valle no quiso que se tradujera) notan esa familiar e inquietante extrañeza de lo Unheimlich . Extrañeza doble porque el gallego que se usa en la calle (el castrapo) es el efecto del entrismo del castellano en el gallego. Hay después el gallego culto que es el literario para el que se precisa diccionario abundoso incluso entre los que gozan del gallego como lengua materna. Pero el gallego ha entrado en la Universidad, habrá que esperar los efectos de goce de la lengua (Unis-vers-Cythère).

Paréntesis: [El goce de lo que se escucha en lo que se habla no es el mismo que el gallego que se lee aunque no fuere más que porque uno entra por las orejas y otro por los ojos. A veces esa mirada del gallego que se lee, se hace oír, entonces estamos en la desconfianza tan presente entre los gallegos. No es peor esta faceta paranoide de los gallegos que la castellana algo esquizo al creer a lo que dicen y no sólo en lo dicho. Cada pueblo tiene en los equívocos de su lengua sus imposibilidades y su manera de gozar y del sinthome no se escapa nadie.

¿Saben que en Orense todavía que dice “eu desconfío” para decir “yo pienso”? Saben que el “sí” no existe en gallego y hacen como los latinos pasan su repuesta por las palabras del que pregunta, de forma invertida, con lo cual la predominancia de la consistencia imaginaria en lo simbólico aparece como paranoide: “¿E logo?”. Pero nunca un sí franco, Franco, sí . (Esto que practico se llama retranca por estos lares)] .

Otero Pedrayo es el mejor ejemplo de lo que digo, una especie de culterano preciosista sin llegar a gongorino. Parece que don Ramón cuando escuchó que el gallego era una lengua pobre, se vengó escribiendo en un gallego de inmensa riqueza léxica y belleza infinita. El odio, se ve aquí, fue más verdadero que el amor por ser capaz de crear una escritura de la que gozar más tiempo que en el amor siempre demasiado breve por la obstinación de pensarlo sub specie aeternitatis o por creer en milagros.

1.- Se han publicado en gallego antologías de amor innumerables y diccionarios eróticos varios en donde se mezclan todo tipo de laberintos amorosos. En general hay la tendencia en esta penúltima época de ligarlo a la erótica del deseo sexual. En ese punto destacan las poetisas, los poet-eros y una abundancia de mujeres poetheros de las del Ecce Homo (excés-aux-mots) lacaniano de Ou pire... las amigas de Lesbia. No es sólo la sexualidad sino su amarre en el amor sin llegar a hacer ese movimiento de las preciosas francesas. Pocas son las del amor y la soledad femenina porque por estructura eso es bastante escaso pero al ser poetisas lo intentan sugerir, escribiendo a falta de su inefabilidad.

2.- En uno de los grupos de poetas del amor hay una fascinación por el amor loco surrealista como si creyeran en La Mujer a pesar de lo que Breton escribe en “La unión libre”. Lacan escribe que el surrealismo no ha desembocado en nada, “no ha especializado en nudo Borromeo de la buena manera. Llama a esta posición la de “cosmeticología”, cosmeticulosa”.

Las antologías de Do amor e da literatura (Carmen Blanco, Andrés Pociña, Aurora López, María Lopo, Olga Novo, Claudio R. Fer recorren el amor griego: Lesbos, Safo. El amor romano: Catulo, Ovidio Apuleyo y Petronio. El amor céltico de Marie de France y de Guillevic que los gallegos toman como propio en su imaginario.

La Antoloxia de poesía galega erótica e amatoria de X. L. Axeitos recoge poesias de Luis Pimentel, Bouza Brey, Carballo Calero, Eduardo Moreiras, Xosé Mª Alvarez Blazquez, Miguel González Garcés, Antonio Tovar, Luz Pozo, Uxío Novoneyra, Bernardino Graña, Avilés de Taramancos, Salvador Gª Bodaño, Méndez Ferrín, Xosé Devesa, Xulio Valcarcel, Vergara Vilariño, Luis González Tosar, Xosé Lois García, Xavier Seoane, Claudio Rodríguez Fer, Fernan Vello, Lois Pereiro, Antonio Rodríguez.

La Antoloxia das poetas galegas “Amor en femenino” añade otros nombres a la anterior: Pura Vazquez, Carme krukenberg, Mª Xosé Queizán, Helena Villar Janeiro, Marica Campo, Ana Romaní, Marta Dacosta, Pilar Pallarés. Hay además otros muchos poetas de amor de gran altura: Maximino Cacheiro, Agustín Fernández Paz, Suso de Toro, Juan Seoane, Luisa Castro Ramón Carballal, Francisca Herrera, Manoel Antonio , Miguel González Garcés, Manuel Rivas Cunqueiro, Cela... y una larga lista que hubieran hecho exclamar a Valle Inclán atusándose sus barbas de chivo: No tendremos santos ni héroes pero poetas d´abondo.

El mismo Valle Inclán tiene un libro paradigmático de la manera de tratar los laberintos del amor ”Femeninas”que a veces con casi las mismas historias titula Epitalamio por donde el amor tiene como destino digno el deseo

3.- Los novísimos poetas de este siglo creo son del amor al goce del capitalismo como en el resto del mundo. Pero todavía hay novísimos del amor en donde el vacío les deja en la”soledad sonora” pero de mística laica al estilo Valente tan cerca de la lógica que Lacan

Una ultima poesía, esta de Juan Seoane:

"El signo es la memoria
de mi ser,
El cual quiero y abrazo eternamente.
Más allá de la luz,
El origen,
La pausa de la noche,
y siempre tú,
como un extracto humano
Abandonado
En las columnas borrosas
De las ferias sin nombre del amor"

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VESPERTINA DE INVIERNO
Magda Bosch

CANCIÓN DEL AMOR INGNOTO
Si supiera donde afloras amor perdido, sin encaje
ni mesura, amor ignoto si supiera (de) donde oteas
brotaría la fuente y los juncos danzarían.

Si te hallara, bello anhelo, de deseo moriría el enojo
Y el viejo cuerpo reviviría si supiera (de) donde oteas
cristalizaría (se escarcharía) la nieve y el rescoldo la fundiría.

Si te reconociera amor ignoto, ¿de donde vendrías?
Si supiera (de) donde oteas brotaría la fuente,
los juncos danzarían cristalizaría la nieve
y la pasión la deshelaría.

SIGNOS EN LA PIEDRA: CERCAR EL GUSTO Y EL TACTO DEL SILENCIO
Perseguir el silencio en la palabra,
el espacio en blanco que pauta la mesura,
Y escandir con el vacío donde todo renace

Enlazar el zumbido del vocablo, en la apertura
de sonidos noveles y tantear la vacuidad
donde reverbera el gusto insípido de la nada.

Palpar la forma, saborear la cata,
en la densidad corporal del nuevo signo
reencontrar la incerteza de la espera

SOÑABAS DE NOCHE... LO QUE NO ALCANZA EL DÍA
En la noche de fina lluvia te adormeces y sueñas
lo no pronunciado ni cumplido.

Todos los colores de la luz y las claridades de la luna
todo el saber de los manantiales
que fondean bordeando dunas

Todo el placer del calor
de la fogata vecina,
el hechizo de los senderos
donde ondean las encinas.

Todo lo vivido a un tiempo
por los soñadores encanecidos
estremecidos y acurrucados
en la noche de lluvia fina.

NO TE COLUMPIES EN LAS TELARAÑAS
No te adormezcas ni corras, ni (te) embarranques
Singla hacia el horizonte/ que te atrae y no te entrampa
Singla, haz camino y no te entretengas
que la noche cae de súbito
telaraña / de la que nada se sabe.

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AMOR A LA PATRIA.
Iñaki Viar

Así tal como suena ya anacrónico, de un tiempo pasado con olor a ideales marchitos apilados en el desván. Decía Marx que el capitalismo acabaría en el basurero de la historia, pero han sido otras cosas las que el capitalismo ha vertido a la basura tras haberlas utilizado con enorme provecho. El capitalismo, con la ciencia como su sicario (así lo parece), sigue adelante.

Decir hoy de alguien que es un patriota es casi como decir que está chiflado, un friki: “pobre, cree que la Patria es algo o alguien”. Un chiste. Hay palabras que envejecen muy mal. Hay ideales que han fermentado y se han ranciado. ¿Y qué fue de aquellos amores que ya pasaron, de aquellos amores que se nos olvidan? Están out.

Cuenta Stefan Zweig en “Memora de ayer” cómo se gestó la Gran Guerra. La euforia desatada en Alemania, Austria, Francia… para lanzarse a la mutua destrucción. Por amor a la patria. A la de cada uno pero de ninguno. Las madres llevando a sus hijos, casi niños aún, a los trenes que salían para el frente, con sus petates y el avío que les habían dispuesto para el viaje. Les animaban, cuenta Zweig, enardecidamente a acabar con “ellos”, con los otros. Por amor a la patria.

Cuenta, también, cuando tiempo después volvían los mismos trenes cargados con cadáveres y muchachos mutilados. Y las madres lloraban. Hijos ofrecidos en el altar de la patria.

También el patriotismo hizo que los pilotos ingleses pararan a la Alemania nazi en la batalla de Inglaterra. Pocos sobrevivieron, y Churchil pudo decir aquello de que nunca tantos debieron tanto a tan pocos. Milagro del patriotismo. Así se hizo la historia moderna.

Luego estaban los afanes para adueñarse de mercados, de países, de colonias. Lo que el capitalismo establecía. Ese era su cálculo. Pero la energía de tantas y tantas guerras venía del amor, y de su inseparable compañero el odio.

Quizá nada haya canalizado tanta libido en inmensas masas como el sintagma “amor a la patria”. Solo el antiguo “amor a Dios” sería comparable. Freud lo analizó y lo explicó al mundo.

Ahora vemos que en pocas décadas ese “amor a la patria” ha desaparecido arrollado como el padre, deshuesado e inútil para nada. Su lugar ha venido a ser ocupado por las tribus del goce. Como los hinchas del fútbol. Y por expresiones de nacionalismo que remiten más directamente al goce que al amor. Menos al ideal y más al objeto. En vez de Patria le convendría hoy más el término “Matria” que empleara Unamuno. Los conflictos, como los que conocemos actualmente se refieren más a la redistribución de goce (como los dineros) que a la idealización amorosa de la patria. Eso ya no funciona. Predomina más la tendencia a lo Múltiple -la diversidad de los goces- que a lo Uno. Aunque todo ello funciona siempre desde el Uno solo, hoy es más evidente.

Los psicoanalistas tenemos que elaborar constantemente la interpretación de lo que acontece, como oferta para el único amor que le puede decir al sujeto algo de su singularidad. El amor al saber.