Aportación sobre la transferencia de trabajo: Lalengua, los números y la virtualidad

A lo largo de los dos años de pandemia he leído en los chats de las transmisiones de Zoom comentarios sobre las resonancias y efectos que provocaban en el cuerpo. Tal vez era una cuestión de autosugestión, ¡o… peor!, tal vez no lo era. Estoy hablando del goce de lalengua, de algún modo escribo este texto para reivindicar su importancia, porque en mi opinión el futuro del psicoanálisis depende particularmente de eso.

El decir de cada uno, la enunciación, el acto, podrían dejarse engañar por las mieles de lo virtual, por su exponencial multiplicación de espacios y público, pero lalengua en su versión más fuera de sentido es sorda al canto de las sirenas telemáticas. En cualquier caso, no-todo es lalengua, ni el decir, ni el fuera de sentido… ¡También está el número!

De números hablamos mucho los psicoanalistas, en general para criticarlos, criticar, por ejemplo, la presencia excesiva de la estadística, la evaluación numérica… Y justo en este punto me veo obligada a citar a Cristo: “quién esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Con esta cita apunto a que la ELP y sus miembros no estamos libres de empuje a la evaluación numérica, pero también dejo claro que no pretendo lapidar a nadie. Estoy pensando en las numerosas ocasiones en las que he criticado el uso excesivo de lo virtual en la Escuela, en el hecho de que todas las respuestas que recibí apuntaban a algo del orden del número: mantenemos la opción virtual porque aumentan los oyentes, hay más inscripciones, suben las matrículas… ¡La alegría de los números!

El problema, creo, es que la alegría de los números no es la alegría de los cuerpos. Los oyentes, las inscripciones y las matrículas que se multiplican, pueden aportar incluso un incremento económico a la institución -lo que ya es un poco más real-, pero, difícilmente aportarán cuerpos a la ELP. ¿Cómo podría una experiencia virtual movilizar los cuerpos hacia las reuniones y espacios de las sedes, las enseñanzas presenciales del ICF, las actividades de extensión…? A la transferencia de trabajo se llega por lo presencial, simplemente porque el goce que se liga a la transferencia cuando el lazo es presencial no es el goce del número, es Otra cosa. Pero dos años de pandemia y, ciertamente, los actos y concesiones de cada uno de nosotros, han convertido a la ELP en un espacio en el que el número parece pesar más que lalengua.

Por suerte no soy toda histérica, de modo que no es mi objetivo señalar la falta y desaparecer, sino aportar algo, aportar lo que pueda desde mi síntoma. Y lo que se me ocurre es recordar algo muy banal, de Perogrullo, porque creo que las cosas más evidentes son las que más corren el riesgo de ser obviadas.

Deseo recordar a cada miembro que -más allá de haber terminado o no el análisis y de los galones que posea- se siga haciendo cargo de su síntoma y de lo que con él se puede hacer, que no ceda en seguir buscando mejores formas de fallar. Deseo subrayar ese seguir fallando, ya que es precisamente ahí donde la importancia de la presencia se revela: porque es la presencia de los cuerpos lo que permite saber que se falla, porque es saber que se falla lo que permite que el Uno hable.

Lo dicho, reivindico el goce de lalengua.