A la subjetivación de la relación con la Escuela

¿Qué es subjetivar?1

Sería algo así, como hacerlo nuestro, que algo pasara a formar parte de nosotros, de nuestro mundo subjetivo, de nuestro mundo interior. El sujeto del inconsciente podría subjetivar algo y dar muestras de ello por ejemplo a través de sueños, de formaciones del inconsciente. Las formaciones del inconsciente como los sueños son formaciones fugaces, pasajeras. Salvo que sean sueños traumáticos, no suelen mantener la consistencia que pueda tener, por ejemplo, la repetición del síntoma. El síntoma se define porque se repite igual, de una manera constante y afecta al cuerpo. Se trataría en el caso del síntoma, de la insistencia de lo mismo.

¿Qué es una Experiencia de Escuela?

Si asumimos que la Escuela se erige alrededor de un vacío central que supone el concepto de Psicoanálisis y de lo que es un Psicoanalista, una experiencia de Escuela sería el efecto que pudiera tener este vacío central en la subjetividad propia. Entonces podemos considerar este vacío central, a modo de agujero en lo simbólico. Podríamos situarlo como un agujero entre Real y Simbólico. Lo que asoma de real en un borde simbólico. Todo saber nuevo que es producido en la Escuela, se sedimenta para pasar a ser, saber constituido y seguir manteniendo este borde que nunca podría taponar el agujero central. La enseñanza de los Analistas de la Escuela renueva cada vez el borde de tal agujero, advertidos de que nunca podrá ser colmado del todo. Así el Psicoanálisis se vivifica nuevamente, escapando en cada ocasión de un saber mortificado que taponaría este vacío estructural.

Analogía entre el agujero de la Escuela y el agujero del inconsciente.

¿Cuál es el agujero del inconsciente? El agujero del inconsciente es el agujero central que constituye al parlêtre, el vacío central producido por el impacto de lalangue, que hace también borde con lo simbólico. También en este caso un agujero entre simbólico y real.

¿Cómo tenemos acceso a este agujero del inconsciente? Un acceso podría ser a través de lo que Freud denominó el ombligo del sueño en la Traumdeutung. Marcel Ritter lo formula así en su pregunta: “Es el punto en el que el sueño es insondable, se detiene el sentido o toda posibilidad de sentido. Es también el punto donde el sueño está lo más cerca de lo Unerkannte, de lo no-reconocido. El ombligo es el lugar por el que el sueño está sentado encima (Ersitz ihm auf) de lo no-reconocido, tal un caballero sobre su caballo. Un punto donde la condensación falló, en el sentido de que es un punto que no está reunido más que por un solo hilo o por un solo elemento al contenido manifiesto, un punto de falla en la red”2.

Entonces, un agujero en el inconsciente, lo no-reconocido, que tiene que ver con lo Urverdrängt, lo reprimido primordial, a lo que el ombligo del sueño es un nudo, una cicatriz, un estigma.

Estos dos agujeros podríamos definirlos con el mismo matema S(A/). La falta en el Otro, la inconsistencia en el Otro. La estructura a secas como dirá Lacan en el Seminario XVI.

¿Qué efectos puede tener subjetivar una Experiencia de la Escuela?

En la medida que el trabajo de Escuela, la Experiencia de Escuela desvela este agujero central que lo sostiene, esto puede en ocasiones servir para subjetivar el propio vacío central de la estructura del inconsciente. La subjetivación de un agujero solamente puede suceder si resuena con el propio, el de la estructura propia. Digamos que, ante el discurso del amo, el discurso universitario y el de la histérica, el discurso del psicoanálisis hace presentificar este agujero central. No trata de colmarlo, si no de mantenerlo abierto. Porque en esa abertura se puede dar opción a la aparición de un deseo inédito, como diría Freud sobre el ombligo del sueño, que es el lugar donde el deseo surge como un hongo.

Entonces, por ejemplo, ante la consistencia que presenta el saber en el discurso universitario el discurso del psicoanálisis mantiene este agujero abierto. Esto a veces puede tener un efecto balsámico, que puede dar lugar a algo nuevo.

¿Cómo se articula esto con el síntoma?

Si concebimos el síntoma como un acontecimiento de cuerpo, una subjetivación de cierto real en lo simbólico puede tener efectos en el cuerpo. ¿Pero cómo podría ser esto posible?

¿Cómo incluimos el cuerpo en esta ecuación y por ende el síntoma? La clave está en la respuesta que le da Lacan a Marcel Ritter, separando el real del inconsciente del real pulsional. El real del inconsciente no es el real pulsional. El Unnerkant, no es el real pulsional.

El real pulsional es el real que se juega en los agujeros corporales, con su ida y vuelta alrededor del objeto a de la imagen del Seminario XI3:

C:\Users\User\Desktop\pulsion.png

Lo escribimos como S/<>D. El matema de la pulsión. Entonces, separamos S(A/) de S/<>D. Se trata de dos agujeros diferentes, pero están relacionados, lo explica Lacan en el Seminario XI: “Pues bien, la pulsión desempeña su papel en el funcionamiento del inconsciente debido a que algo en el aparejo del cuerpo está estructurado de la misma manera, debido a la unidad topológica de las hiancias en cuestión”4.

Son dos reales distintos el del inconsciente y el real pulsional, como los diferencia Fabian Schejtman. El primero entre real y simbólico, el segundo entre real e imaginario5.

Lo apreciamos en el piso superior del grafo del deseo:

C:\Users\User\Desktop\grafo.png

Son distintos reales, pero uno puede tener eco en el otro. Pienso que la subjetivación de la Experiencia de la Escuela, de subjetivar S(A/) puede tener efectos no solamente en las formaciones del inconsciente, fugaces como los sueños sino también en el real pulsional. En el real que toca el cuerpo. Es decir, en conmover el síntoma.

Si el psicoanálisis no conmoviera el síntoma, si solamente produjera efectos de sentido, sería una farsa.

Pienso que la verdadera subjetivación de la relación con la Escuela sucede cuando el síntoma de uno es tocado, cuando algo en lo real pulsional del cuerpo es conmovido por el eco del real del inconsciente que ha sido desvelado. Se trataría entonces de algo más que una subjetivación, se trataría de algo con efectos no pasajeros que podríamos llamar algo así como in-corporación. Una experiencia que hubiera habilitado, facilitado llevar el síntoma hasta su hueso. Hasta su real pulsional. Hasta el punto en el que se engarza con el cuerpo.

 

Notas:

  1. Sigue al texto "De la fascinación con el saber".
  2. Lacan, Jacques. Respuesta a una pregunta de Marcel Ritter. 26 de Enero de 1975, Strasbourg.
  3. Lacan, Jacques. El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 1987, p. 185.
  4. Ibid., p. 188.
  5. Schejtman, Fabián. ¿Qué es un agujero? Clase dictada en el segundo cuatrimestre de 2013, en la cátedra Clínica del autismo y la psicosis en la infancia, de la facultad de psicología de la UBA.