De un paseo por el amor y el silencio. Ricardo Rubio. (Valencia)

Un paseo, que bien parece una hystorización de los textos de Lacan, quiero decir una forma de traer los textos con un corte y un ritmo particular, es lo que nos va ofreciendo J.-A. Miller a lo largo de las clases de su curso de este año 2008-2009. Un esfuerzo, para mí siempre leo como un esfuerzo este tipo de trabajos, que balizan los primeros años de la enseñanza de Lacan, como lo que es vigente pero no impide orientarnos en un más allá. Lo que tiene que tener en cuenta un analista lacaniano, de un lado, de otro, lo que puede tomarse como lo que orienta el deseo del analista en lo que no sabe, al menos en el punto de capitón que le permite una lectura hacia atrás para dar cuenta de aquello que le detuvo frente a un real.

J.-A. Miller va desgranando, señalando algunos granos entre la paja, sobre aquello que nos permitiría caminar en los recovecos de lo que pudo ser para Lacan el encuentro con un real, ese silencio en el que para él se alumbraron los nudos, quizás menos para nosotros.

En el muy último Lacan, como ha acuñado J.-A. Miller, la pregunta sobre ¿qué es un analista?, gravita del objeto pequeño “a”, al goce escrito “J”, el inconsciente queda del lado del semblante, en tanto que transferencial y del lado del “inconsciente real”, como algo nuevo para pensar.

En eso estamos en el grupo de trabajo alrededor de este curso, en lo que se ha llamado “En el surco de la orientación lacaniana· y esta es la pregunta que hizo corte en la ultima sesión de trabajo sobre las clases 5 y 6 de “Cosas de finura en psicoanálisis”; la pregunta es: ¿Qué diferencia hay entre sinthome e inconsciente real?