AMOR A LA LETRA - Bibliografía Razonada XI Jornadas de la ELP: Un nuevo Amor... Miquel Bassols, Mónica Unterberger, Gustavo Dessal, Araceli Fuentes.

LEER A AUSIÀS MARCH*: EL AMOR Y EL SABER
Miquel Bassols

¿Podemos encontrar algo nuevo en el amor leyendo a un autor del siglo XV? Si duda, si ese autor es Ausiàs March, el poeta valenciano considerado, junto a François Villon, el momento culminante de la lírica de su época, entre el meteoro del amor cortés a punto de desaparecer y el momento señalado por Jacques Lacan en varias ocasiones como el nacimiento de un nuevo discurso del amor.

Entre los múltiples puntos de interés que la poesía de Ausiàs March presenta para un lector de Jacques Lacan, señalemos la vertiente que mejor nos enseña el vínculo del amor con las paradojas de la transferencia, entendida como sujeto supuesto saber.
Nadie como Ausiàs March ha sabido formular estas paradojas en la experiencia de un amor siempre contradictorio, lejos finalmente de toda idealización primera. Pero es precisamente siguiendo las consecuencias de esta desidealización donde se produce el encuentro con aquello que no hace amable al amor pero que nos indica el lugar de su causa. Es ahí donde el sujeto del amor encuentra lo más valioso del saber que buscaba, evitándolo sin saberlo, en su experiencia.

Vayan dos citas al respecto.

1) La primera, tan famosa como evocadora del amor como contingencia en su disyunción con el saber:

Amor, de vós io en sent més que no en sé,
de què la part pijor me'n romandrà;
e de vós sap lo qui sens vós està.
A joc de daus vos acompararé.

Amor, de vos yo siento más de lo que sé,
de lo que la parte peor me quedará,
y de vos sabe el que sin vos está:
con juego de dados os compararé.

2) La segunda, tan poco comentada como enigmática para quien quiera seguir la introducción del sujeto a la causa inconsciente del amor:

Creixent saber, l·ignorança·s desperta;
al qui més sab li corre major dubte:
en aquell temps que res no sé, no dubte,
e·l grosser foll tota cosa l·és certa.
En son saber algú no·s glorieje;
algú no sap del saber lo subjecte:
l'ànima és, e sol sabem l'effecte.

Creciendo saber, la ignorancia se despierta;
a quien más sabe le sobreviene mayor duda:
en aquel tiempo en que nada sé, no dudo,
al tosco loco todo le parece cierto.
Nadie se vanagloria en su saber;
nadie sabe del saber el sujeto:
el alma es, y sólo sabemos el efecto.

Es este sujeto del saber que no se sabe a sí mismo, —aquí “sujeto” debe entenderse también en el sentido clásico del “objeto del saber”—, es este sujeto tan cercano al sujeto del inconsciente freudiano, el que Ausiàs March aborda en la experiencia del amor. Y es allí donde el lector que quiera seguir sus meandros encontrará también las razones para acercarlo a las paradojas del amor de transferencia.

*Ausiàs March, Obra poética (Selección bilingüe). Introducción de Joaquim Molas, traducción de Pere Gimferrer, Alfaguara, Madrid 1978.
_______________

AMOR DE TRANSFERENCIA
Mónica Unterberger

La transferencia fue descubierta por Freud como motor y obstáculo al trabajo analítico. Todos las cuestiones que comporta el amor, se juegan ahí. El amor que allí se muestra, y se hace presente exige un esclarecimiento acerca de lo que lo define en la experiencia analítica. Al respecto, Lacan no deja lugar a dudas (Sem XI, pp-257-8): “el efecto de transferencia (...) este efecto es el amor. Como todo amor, sólo es localizable en el campo del narcisismo: amar, es esencialmente querer ser amado”.

Lo que orienta esta reflexión sobre el concepto de Transferencia, especialmente el amor llamado de transferencia, es esa estrecha vinculación con los embrollos en los que el amor queda enredado. Embrollos en los que se enredan todas esas concepciones, obras de la sublimación del amor, que conocemos multiplicadas según la época en la que surgen, Tema presente en estas Jornadas que examinan los destinos del amor , bajo transferencia, en la experiencia analítica. En este sentido, el Seminario XI de Los Cuatro conceptos Fundamentales ofrece una oportunidad interesante para dar una vuelta por su complejidad. Allí Lacan propone la transferencia como uno de los conceptos fundamentales del psicoanálisis. Atraviesa todo el seminario y es interrogada uno y otra vez, hasta las últimas reuniones. A medida que avanza en la articulación se ocupa del amor con el que se inicia la transferencia, en sus diferentes funciones y relaciones:

1. el amor en su función de engaño;
2. el objeto a, detrás de todo amor;
3. la operación del deseo del analista: diferenciar el I(A) del a.

¿Cuál es la complejidad del concepto de transferencia? Primera aproximación.

En uno de sus extremos, eso que en el sujeto inicia el trabajo en el dispositivo, debe ser puesto en acto para que entregue los significantes a los que obedece la singular configuración de goce bajo la que se presenta un sujeto que demanda un análisis. En el otro extremo, que implica el recorrido, el final alcanzado, es la presencia del deseo del analista la que opera y maniobra en y con la transferencia para que el “sujeto pueda reconocerse en ese punto de carencia “ (pp.274- Los Cuatro Conceptos Fundamentales), que constituye el hiato inaugural de la división del sujeto, lo que dicho de otro modo, le revele al que realiza la experiencia, de qué estan hechos los destinos del amor a los que sirve.

Al ocuparse de la transferencia, Lacan tiene que ocuparse del amor, en sus tres dimensiones: imaginario, simbólico y real. Mientras lo imaginario queda ligado al narcisismo, a lo mismo, a la alienación a la imagen, lo simbólico a la significación que compone la modalidad del Otro del amor, enmarcado por la ventana que abre la singular configuración del fantasma, lo real nos lo introduce como lo que hay detrás del amor, su soporte y allí va a hablar del objeto a, ligado a la pulsión en su recorte de goce. Cuestión que se lee en esa estupenda formula al final que dice “porque amo en ti, algo más que en ti, te mutilo”. Lo que importa señalar en este seminario es justamente este examen de los tres registros del amor y como concebir su incidencia en la transferencia y el hecho que despliega sin descuidar- mejor dicho: poniendo en primer plano- la operación y maniobra que el analista, desde el deseo del analista como operador, debe ejercer para lo que define como la “diferencia absoluta” a obtener entre el punto del Ideal, desde donde se ve amable y ese otro, desde donde el sujeto se ve causado por el objeto pequeño a. (pp.273-idem-ant.).

¿Cuál es la complejidad del concepto de transferencia? Segunda aproximación.

Que al resultar ser la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente, (pp.161.-idem.ant.) presentifica en la experiencia tanto el amor que engaña, envuelve en i(a), pero tambien protege lo real como lo que está detrás del amor, es decir.: lo que causa al sujeto del deseo, -indicada ya por Freud como la presencia de lo libidinal- y lo representa en los significantes privilegiados en los que uno y el otro se cruzan, fijan el objeto del goce en el fantasma y se separan. Es a lo que nos remite Lacan cuando al hablar del efecto de transferencia, nos dice que este “amor viene a oponerse en su función esencial, “su función de engaño”: “hecha para oponerse a esa revelación del punto de ligazón con su propio deseo.” Hay que esperar ese efecto de transferencia- amor- para interpretar. Pero ese efecto de transferencia cierra al sujeto al efecto de nuestra interpretación. Solo en la experiencia analítica, se pone en acto la transferencia en tanto presentifica los destinos de la pulsión y las formas, la modalidad, su traducción en significación, su determinación fantasmática, en las que el amor muestra y revela en su función de engaño, esa cara de resistencia por las que “se opone a esa revelación del punto de ligazón “ (ídem. ant.) que el sujeto mantiene con su propio deseo, en términos de Lacan.

¿Cuál es la complejidad del concepto de transferencia? Tercera aproximación.

Que su raíz está estrechamente vinculada a lo real de la pulsión y en su puesta en acto de la realidad del inconsciente, muestra la estofa de la que está hecha: identificaciones que dan el color al vacío del amor; goce en más que muestra sus fijaciones y los objetos pequeños a que lo causan desde el fantasma; coalescencia entre el I(A)- significante singular- y el objeto a, soporte alrededor del cual la demanda se organiza, sin que el sujeto lo sepa y que viene a cubrir la hiancia, el hiato de la división inaugural en ese advenimiento en el que se constituye como tal. De ahí que solo en la experiencia analítica, con el operador del deseo del analista, en tanto éste es lo que resulta del recorrido y efecto de un análisis llevado hasta su final lógico, es posible elaborar un saber sobre los destinos que ha tomado el amor. Dicho de otro modo y parafraseando a J.-A. Miller, “más que saber, se trata de qué quiere el Otro -Che vuoi?- y, lo que es más importante ¿a dónde conduce?”. Lo esencial, si puedo decirlo así, en ese movimiento, es elevar el amor a la dignidad. de un objeto que lo causa. Digamos, es una reinvención del amor, al modo en el que la poética de Rimbaud lo escribe: “reinventar el amor”. Ni devaluarlo ni formalizarlo, tampoco elevarlo a sus formas místicas, románticas o surrealistas. En este seminario anticipa el valor que toma el amor en el seminario de Aún y es en ello que nada más lejos del pensamiento de Lacan que su devaluación.

La insistencia de Lacan en el seminario XI en relación al amor llamado de transferencia es la ocasión para captar las servidumbres de las que está hecho. Saca al amor de transferencia de la cárcel a la que lo habían enviado otras concepciones de la experiencia analítica. Le restituye el estatuto que le concierne: el efecto de transferencia es “ese efecto de engaño en tanto se repite en el aquí y ahora”, pero que se repita no quiere decir que se reduzca la transferencia a la repetición y tampoco que sea “sombra de los antiguos engaños de amor “sino que su puesta en acto es la condición donde puede aislarse su puro funcionamiento de engaño, hecho para deslizar la modalidad fantasmática bajo la que el sujeto del inconsciente encuentra la satisfacción pulsional”.

Como bien lo subraya Alain Badieu (Elogio del Amor) quizás el amor, que no es sin su partenaire, incluya algo de cada una de esas versiones -místicas, románticas, surrealistas- sin reducirlo a ninguna de ellas, en tanto en el fondo de lo que se trata es de restituirle al amor su dignidad. Y eso no es, en la experiencia analitica, sin hacerle decir a qué goce sirve su envoltura o su función de engaño.
_______________

¿SE ACABA EL AMOR?
Gustavo Dessal

Los psicoanalistas no tenemos una teoría sobre el cambio. Familiarizados con la repetición, con la adherencia de la libido, como lo llamaba Freud, o con la inercia del goce, para emplear los términos lacanianos, estamos en mejores condiciones para explicar la constancia de la pulsión que lo nuevo. A ciencia cierta, ni siquiera podemos formular con verdadera precisión las razones por las cuales el analizante consigue, en determinado momento, modificar su relación con lo real. Verificamos que eso sucede, y construimos un saber sobre ello, pero en el mejor de los casos no deja de ser una demostración tautológica. A la hora de hablar sobre el cambio, sobre “lo nuevo”, acudimos frecuentemente a la fenomenología social. Constatamos, al igual que los sociólogos, que los semblantes cambian conforme se modifican las estructuras culturales, y concluimos que el amor está en crisis. Lo está, sin duda, y nadie mejor que Zygmunt Bauman, con su concepto del “amor líquido”, para describir la viscosidad actual de los lazos amorosos. Sin embargo, es interesante comprobar que nuestra experiencia clínica nos muestra el fenómeno amoroso atravesado por una auténtica división. Por una parte, la devaluación de la fe en la durabilidad del amor. Pero por otra, y como una prueba más de que el inconsciente desconoce el principio de contradicción, ese descrédito no afecta a la creencia inconsciente en el amor como aquello que puede hacer cesar la no relación sexual.

Tal vez uno de los autores que mejor reflejan esta contradicción, y que apuestan por una teoría que no solo no anuncia una decadencia del amor, sino todo lo contrario, es el sociólogo Ulrich Beck, director del Instituto de Sociología de la Universidad de Munich, que publicó El normal caos del amor (Paidos, Barcelona 2001) en colaboración con su compañera Elisabeth Beck-Gernsheim. La tesis central del libro (recomiendo especialmente el capítulo titulado “La religión terrenal del amor”) es la siguiente: “El ansia por el amor como confianza y patria crece en el entorno de la duda y de las incertidumbres que la modernidad produce. Si no hay nada seguro, si incluso el respirar ya está envenenado, la gente corre detrás de los sueños irreales del amor, hasta que éstos se convierten en pesadillas”.

El creciente índice de divorcios no afecta al número de parejas que incansablemente, ya sea mediante los procedimientos tradicionales, o de forma más heterodoxa, se establecen. Más aún, los autores proponen la interesante idea de que el amor es una utopía capaz de sobrevivir a la crisis de todas las instituciones. Nosotros podemos traducir esto en nuestros términos: cuando las formas culturales del amor colapsan junto con todos los valores asociados al discurso del amo, es el momento en que la eficacia sintomática del amor como ficción singular puede tomar el relevo de las creencias que se disuelven. El amor, incluso en los tiempos actuales, sigue siendo una experiencia de creación de sentido cuya eficacia reside ahora en que no depende como antaño del discurso instituido.

“El amor anida en símbolos que los amantes tienen que crear ellos mismos en la historia de su amor para superar su extrañeza...”. Tal vez esta facultad creadora del amor-síntoma pueda obrar como resistencia al influjo mortífero del oscurantismo científico y político, y sea la oportunidad para que el sujeto encuentre un nuevo refugio contra el malestar en la cultura.
_______________

LO QUE PUEDE PROMETER EL ANÁLISIS RESPECTO AL AMOR…
Araceli Fuentes

Lo que puede prometer el análisis respecto al amor, depende de lo que puede inscribirse de la palabra del analizante. La elaboración del Inconsciente solo permite escribir el Uno, el uno del goce, sea letra o signo, pero no escribe el dos del amor. Sin embargo no podemos imaginar que el análisis no tenga efectos sobre el amor y en 1975, en la “Nota italiana”, Lacan emplea la expresión “un amor más digno” para referirse a ese cambio. Ese amor más digno sería un amor que habría percibido su núcleo real, fuera de sentido. Un amor que se habría convertido en un síntoma en el que ya no se cree más, pues al haber tomado la medida del Inconsciente Real y de la contingencia del encuentro que le es solidaria, ya no se interrogaría sobre su sentido, pues habría percibido la dimensión del goce fuera de sentido que se aloja allí. Sería un amor ateo, no transferencial, no menos sólido que otros pero seguramente menos parlanchín.

Bibliografía:
Jacques Lacan, “Nota italiana”, 1973, Otros escritos, Pág. 327. Ed. Paidós.
Colette Soler, L´ inconscient réinventé, Ed. PUF

___________________
Comisión Bibliográfica, Paloma Blanco Díaz (montblanc@cop.es).