Cartas de aLmor. Aperiódico de las XI Jornadas de la ELP. Nº 1. Oscar Ventura, Irene Domínguez, Concha Lechón, Laure Naveau, Vicente Palomera.
EDITO: Oscar Ventura
No dejan de llegar cartas de aLmor. Lástima que en esta ocasión no podamos manipular el sobre, mirar las estampillas con una cierta curiosidad, olerlas tal vez y utilizar ese objeto tan noble que duerme en los escritorios y que sirve para abrirlas con prolijidad, y que brinda la ocasión de ofrecer interludios de tiempo y de silencio, de alegría y de vergüenza, u oscilar de la esperanza al sufrimiento. Pero ellas sin duda, las cartas, son igual de bienvenidas.
El camino hacía las jornadas va delineándose desde distintos lugares. A esta España atravesada de cabo a rabo por la crisis, A Coruña ofrecerá un refugio donde poder hablar de amor. Todo un privilegio en este mundo que empuja a forcluirlo. No obstante desde aquí hasta allí una pluralidad de preliminares, necesarios seguramente ante tanta vertiginosidad contemporánea, van creando el clima que conviene. La publicación Amor a la letra/Bibliografía razonada que va de la mano de Paloma Blanco ya está on-line con su primer entrega. La página de Facebook Un nuevo Amor. Destino del amor en la experiencia analítica que anima Mercedes de Francisco puede ser consultada y recorrida. Desde allí no deja de amplificarse la voz de la Escuela con las más variadas cuestiones que conciernen a la presencia del Amor en la escena del mundo. Desde hoy y hasta el 15 de Septiembre, fecha límite para la recepción de ponencias, les invitamos a afinar las plumas para enviar las propuestas de intervención. La comisión científica, a pedido de algunos colegas está evaluando la posibilidad de flexibilizar la fecha límite del próximo sábado. No dejarán de estar informados al respecto. La comisión de organización tiene todo a punto para hacer más sencillo aquello que concierne a la logística de las jornadas. A Coruña será ese lugar amable y siempre hospitalario, Además ya entrado el otoño un buen escenario para las cosas del amor...
Hace tiempo que lo repetimos, desde que Lacan lo formulo de distintas maneras: el discurso capitalista forcluye el amor. Seguramente debe haber una multitud de ejemplos, cada uno podría testimoniar sin duda de ellos. Entre esa multitud rescato uno que por su envergadura, su actualidad y su cercanía no deja de conmovernos. Y también porque vuelve mucho más sencilla y directa la comprensión de eso que se puede articular alrededor del amor, el discurso capitalista y la política. El magnate del juego Sheldon Adelson, una de las fortunas más extravagantes y fabulosas del mundo, 17 según el ranking Forbes, ha conseguido imponer a la comunidad de Madrid su mega proyecto de construir allí la sucursal Europea de esa ciudad idiotizada que es Las Vegas. Bajo la anuencia y cuando no la bienvenida de una clase política que bajo el argumento de la crisis hace del proyecto la panacea y lo perfila como una solución contra el desempleo, que aprieta cada vez con más fuerza, la garganta de los españoles. Y efectivamente dan la bienvenida a la modernidad y licencia para construir en el mismo corazón de Madrid el strip de las Vegas, casi sin pagar impuestos y con la barrera levantada a todo tipo de goces. Un imán poderoso para volver todavía más imbéciles a los ciudadanos de esta Europa otra vez ciega a los destinos que ella misma se va construyendo.
Es difícil que el hombre de hoy en día deje de producir alucinaciones, desencadenadas por las promesas de goce que a la manera del diluvio universal no dejan de caer sobre el conjunto de una humanidad, cada vez más desorientada. La viñeta del Roto en el País de ayer sabe captar la cuestión con su sutileza habitual: http://elpais.com/elpais/2012/09/10/vinetas/1347286620_909323.html. El señor Sheldon Adelson se jacta entre otras cosas de la experiencia de Macao, en donde la actividad de sus casinos ha permitido mantener la tasa de desempleo en el 2% y ha enriquecido tanto la antigua Colonia que su gobierno podría pagar de un plumazo la deuda entera de un País como Portugal por ejemplo. Lo que no se cuenta, efectivamente, es el impacto que la cosa tiene sobre la población de Macao, sobre un lazo social cada vez más desarticulado, sobre un empuje cada vez más precoz y frecuente a la prostitución, sobre el enorme deterioro cultural a que se ve sometido su población. Y la riqueza, obviamente se ha concentrado en unas pocas fortunas, haciendo a una enorme parte de la población dependiente de los programas sociales. Tal vez lo más interesante es el testimonio de los habitantes mismos de Macao, conmocionados como están ante el impacto: "Es imposible comprarse un piso", relata Mi Fan, un crupier de casino pluriempleado, vendedor de frutas exóticas, regenta un puesto en una callejuela del centro histórico. "Si nos dicen que somos cada vez más ricos, ¿por qué me siento cada vez más pobre?... Anticipos, pequeñas pinceladas de un mundo que puede volverse cada vez más lejano, más extraño a la experiencia del amor. ¿A que cielo nos conducirá Madrid?
Por último. Buenas noticias. La versión en español de Je parle aux murs ya disponible desde hace un tiempo y editada por Ed. Paidos ha sido comentada en el suplemento cultural Ñ de Buenos Aires bajo el titulo: De cómo el discurso capitalista deja de lado el amor. Nada más propicio para alimentar la curiosidad que despiertan nuestras jornadas. Vale la pena rescatar la presentación que Jacques Alain Miller hace de la presentación del libro en donde ve cómo la burocracia, de la mano de la ciencia, sueña con cambiar lo más profundo que tiene el hombre. Pueden encontrar la nota completa en: http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/psicologia/De-como-el-discurso-capitalista-deja-de-lado-al-amor_0_772123027.html
Cuatro textos nos acompañan en este número. Ellos hablan por sí mismos. Volveremos.
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EL AMOR CORTÉS: UN PARADIGMA DE LA SUBLIMACIÓN
Irene Domínguez
Para el psicoanálisis, el amor y la palabra hacen pareja. Lacan decía que hablar de amor es hacer el amor, y sus desarrollos sobre el goce femenino no se pueden abordar sin el protagonismo central de la palabra. Tenemos entonces por un lado amor y palabra. Por otro ubicaremos amor y vacío. Otra conocida frase de Lacan, amar es dar lo que no se tiene, ponen al amor junto al vacío, junto a algo del orden de la falta. Pues bien, estas dos parejas del amor, la palabra y el vacío, nos van a servir de guía para tratar el tema del amor cortés, tema que Lacan introdujo en el Seminario de la Ética del psicoanálisis y que retuvo su atención e interés en varios momentos de su enseñanza.
Miller dice que el seminario de la Ética, de 1960, es una reescritura del texto de Freud El malestar en la cultura. En éste Freud puso en tensión el principio del placer con la pulsión de muerte y vinculó ésta última a la cultura. Lacan, por su parte, dedica todo su curso a introducir el campo del goce, adentrándose de lleno en un nuevo camino, por fuera de los ordenamientos del significante.
1. La Cosa y la sublimación
Lacan introduce La Cosa para empezar a hablar de algo que, por un lado, escapa al significante y por otro, ostenta un lugar éxtimo. Por tanto, extimidad y por fuera del significante, caracterizan a La Cosa. Podemos decir que La Cosa está en el lugar de un vacío central, y que este lugar vacío, es un vacío de representación. Entonces, se pueden decir muchas cosas de un objeto, pero todo lo que se pueda decir, no hará más que contornear el vacío de representación de La Cosa, esa imposibilidad.
Más adelante Lacan toma el arte como aquello que bordea un vacío y hace por tanto un tratamiento de la Cosa. Piensa el arte como cierto modo de organización alrededor de este vacío. La obra de arte, nos dice, finge imitar, puesto que, la imitación del objeto, hace del objeto otra cosa. Es el objeto en tanto que instaurando una cierta relación con la Cosa destinada a delimitarla, presentificarla y ausentificarla. Hablará del Edipo como una creación poética del arte, dándole estatuto de sublimación en tanto recurso estructurante de la potencia paterna. Por tanto, el Mito moderno del padre, es algo que no explica nada, es un esbozo de ciertas relaciones psíquicas que expresa al sujeto en tanto éste padece del significante.
Nos interesa rescatar aquí a la sublimación como modo de tratar La Cosa, como operación fundamental que consiste en elevar un objeto a la dignidad de la Cosa. En esta definición vemos como este ensalzamiento de un objeto, se hace con fines de tratamiento de La Cosa. El término dignidad hace pensar en la aparición de un recubrimiento, que, a la vez que lo vela lo presentifica.
2. El amor cortés
Lacan se refiere al amor cortés como un paradigma de la sublimación que trata la relación hombre-mujer, lo que no quiere decir que toda sublimación se centre en el mismo punto, puesto que ésta es más amplia. Hay una oscuridad fundamental en los orígenes e influencias que tuvo el surgimiento de este estilo poético, de esta poesía retórica que fijó un sistema de leyes que se conoció como leys damors. Entonces, la posibilidad original de una función como la función poética, en un consenso social en estado de estructura, lo vemos nacer en la época del amor cortés.
Fue el principio de una moral, de una serie de comportamientos, lealtades, medidas, servicios, ejemplaridad de la conducta, en definitiva, dice, una erótica. Data de inicios del s. XI al primer tercio de s. XIII en donde desempeña un papel central la técnica de los poetas del amor cortés. El contexto de socio-político, tiene su importancia: época de hambre, miseria, guerras y la peste bubónica arrasando las dos terceras partes de Europa. Se desarrolla en lengua vulgar. Se organiza alrededor de varios temas, el duelo, dice Lacan, es uno de los principales. El amor cortés es una escolástica del amor desgraciado. Según Rougemont, esta exaltación del amor desgraciado, insatisfecho, en donde siempre encontramos al poeta lamentándose y a una dama que dice no, pone en juego otra serie de características: es un amor fuera del matrimonio, que ensalza una unión más que de los cuerpos, del alma. Es una unión luminosa que supone la castidad y pone en juego un ritual, es decir, un código ético: el vasallaje amoroso. Se instalan las leyes de la cortesía que incluyen el secreto, la paciencia, la mesura. Y en cuanto a la relación hombre-mujer, pone al hombre como sirviente de la mujer. Por supuesto esto no tenía nada que ver con la realidad, puesto que surge en un momento en donde nada respondía a una promoción de la liberalización de la mujer.
El amor cortés por tanto, era un ejercicio poético que jugaba con cierto número de temas convencionales, idealizantes, sin equivalencia real concreta. En esos ideales es donde se encuentra La Dama. Lacan dice que opera como una huella que incide en la organización sentimental del hombre contemporáneo. Esta huella la refiere a algo que tiene su uso y su origen en cierto uso sistemático y deliberado del significante como tal.
3. La Dama
El objeto femenino se introduce por la privación, la inaccesibilidad. No se concibe a la dama sin la barrera que la aísla. He aquí el leitmotiv de todo amor cortés: ¿Cómo puede ser, Dios mío, que más la desee cuanto más lejana?
La Dama está totalmente despersonalizada, vaciada de toda sustancia real, al punto que podría pensarse que todos los trovadores se enamoraban de la misma, no hay modo de distinguirlas. Razón por la cual había trovadores que podían cantar a una Dama que jamás habían conocido sino a partir de otros cantos.
La creación de la poesía plantea un partenaire inhumano, puesto que la dama, más que ejercer funciones las representa, pone exigencias de pruebas a su vasallo que son de lo más arbitrario, por tanto ella es cruel y se la relaciona con potencias maléficas. El trovador era un profesional que necesitaba ser acogido en una corte. Dicha decisión, generalmente, estaba en manos de la esposa del señor que lo tomaba como su trovador para que divulgara su fama y su prestigio.
4. El amor cortés como huella de una revolución psíquica
Plantear el tema del amor cortés en el corazón del seminario sobre la Ética, me parece que va más allá de buscar las razones históricas que pudieran dar cuenta de un fenómeno como éste. Quizás su dificultad para ubicarlas parta, no sólo de la falta de fuentes escritas que fueron arrasadas por la Inquisición, sino también por lo que de creación misma puso en el mundo. Es decir, por mucha influencia oriental o vinculación con el catarismo, el efecto de dicho fenómeno fue más allá; en tanto creación exnihilo, dejando una huella que continúa teniendo sus efectos hoy en día.
Elevar un objeto a la dignidad de La Cosa, pareciera que es la operación sublimatoria que consiguió el amor cortés, poniendo a la Dama en el lugar de ese objeto. Si no hay el significante de La mujer, La Dama es el objeto que viene a tratar ese vacío de representación. Su elevación, su idealización, es un modo de tratamiento de Das Ding. Ese modo es la poética, que recae enteramente sobre el uso de la palabra, y que configuró un código ético y moral.
Cuando hablamos de amor cortés, difícil no pensar en el obsesivo. El deseo como imposible ilustra a la perfección este tratamiento de Das Ding. La dama de los pensamientos del Hombre de las Ratas responde exactamente a la Dama en el amor cortés: distante e inalcanzable, es el modo de asegurarla, de hacer existir a La mujer. La lejanía de la Dama impone al poeta un ejercicio con la lengua. Condición que fija un pathos que a su vez es el motor de su producción literaria. El excelente ejemplo de Cyrano de Bergerac, muestra esto de forma exquisita. La imposibilidad del amor a su prima, impuesta por el mismo Cyrano, es la plataforma de su creación poética. El padecimiento del amor desgraciado pone a trabajar al poeta en un esfuerzo por nombrar lo innombrable, en un empeño titánico por alcanzar a La mujer. Por su lado ella, la prima, goza de la inasibilidad de su objeto.
Como ya Freud lo apuntó, la cultura, lejos de estar al servicio de la felicidad y del principio del placer, introduce una relación con la pulsión de muerte, de donde Lacan se servirá para plantear los fundamentos del campo del goce. El amor, por tanto, en este seminario es introducido por la vía de la sublimación, es decir, por la vía de una operación de bordeamiento de un vacío. La paradoja que se presenta es que la defensa frente a Das Ding es a la vez fuente de goce.
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A PROPÓSITO DE CARTAS DE LA MONJA PORTUGUESA
Concha Lechón
Se dice y está escrito que Las cartas portuguesas es una de las obras maestras de la literatura amorosa.
En 1669 fueron publicadas en Francia, y recibidas con un éxito inaudito, las cartas atribuidas a Mariana Alcoforado destinadas a un joven capitán de la caballería francesa.
Son cinco cartas, conmovedoras, por la delicadeza y la vigorosidad con la que expresa sus extremos sentimientos, sus contradicciones; en las que va elaborando el proceso de separación, el duelo por el objeto amoroso, a través de las cartas, y haciendo emerger la relación de ella misma con el objeto-carta, y por ende con la escritura.
A través de estas cartas leemos una de las formas en las que podemos aproximarnos a la referencia lacaniana: Así lo universal de lo que ellas desean es locura: todas las mujeres son locas, que se dice. Es también por eso que no son todas, es decir locas-del-todo, sino más bien acomodaticias: hasta el punto que no hay límites a las concesiones que cada una hace para un hombre: de su cuerpo, de su alma, de sus bienes. No pudiéndolo sino por sus fantasías de las que es menos fácil responder.
Veamos el intento de respuesta de Mariana Alcoforado en un breve recorrido por la lógica de estas cartas, tomando como hilo conductor la propia carta.
Carta I, el instante de ver, lo escópico domina sus sentimientos de amor, vida y muerte; alejamiento y sacrificio, en un escenario de éxtasis de dolor, presa del goce imaginario; pero, se despide escribiendo: No puedo dejar este papel, que caerá en vuestras manos. La carta como el objeto que viene a cortocircuitar este goce, de ello, su resistencia a dejar el papel.
Carta II, comienza el tiempo de comprender, Mariana va tomando la responsabilidad que le toca en este asunto: mi inclinación apasionada me sedujo... ya sé que os amo como una loca.
La introducción de su inclinación introduce el factor pulsional, no está sólo la pareja imaginaria con el amado, sino también esta fuerza apasionada, esta fuerza pulsional.
Esta carta es demasiado extravagante... No puedo decidirme a terminarla. Sin duda, ha comenzado un proceso en el que atraviesa lo extraño, lo incomprensible y finaliza: Yo escribo más para mí que para vos, tan sólo intento consolarme. Abriendo otro circuito a su escritura, que no está destinado a la comunicación con el amado y que en este caso ha traspasado fronteras y siglos.
Carta III, el desencanto, muero de horror al pensar que nunca habéis sido del todo sensible a nuestros placeres. Ella misma lo describe como un hombre entregado a los placeres groseros. En las Memorias del Duque de Saint Simon queda descrito así: Nadie podría pensar, al verlo o escucharlo que hubiera inspirado un amor tan extraordinario.
Ella escribe: Infiel de mí. Si os amara tanto ya estaría muerta. Os he engañado. ¿Mi desesperación se halla sólo en mis cartas?
En esta carta encontramos momento álgidos de contradicción, hasta el punto de pensar su muerte, para que él quede sensiblemente afectado, y encarnar ella misma la falta del Otro.
Carta IV, escrita después de 6 meses sin recibir correspondencia. La desesperación. Con gran lucidez reconoce su ceguera: Atribuyo toda esta desgracia a la ceguera con que me abandoné a ligarme a vos; a la vez su decisión de mantener su arrebato: mi amor y mi religión son amaros... Me parece realmente interesante la predestinación que ella se da de su desgracia: Con demasiado agrado me daba cuenta de que estaba con vos, para pensar que un día estaríais lejos de mí.
Estoy desesperada, vuestra pobre Mariana ya no puede más, se desvanece al acabar esta carta. Impactante la homología entre la ex-sistencia y la letra.
Carta V, momento de concluir, la despedida.
Anuncia que es la última vez que le escribe, y lo que me parece la gran revelación de estas carta: He sentido que me sois menos querido que mi pasión y he tenido extrañas dificultades al luchar contra ella.
Enamorada de su pasión, es la clave a la que llega. Al final he salido de este encantamiento. No quiero saber el efecto de esta carta.
Pero pocos años después sus cartas fueron publicadas en Francia y leídas en toda Europa, con consecuencias para Mariana y su entorno: su familia y el convento.
La publicación en francés apareció como una traducción de las originales, que nunca se encontraron, estudios reciente atribuyen la autoría de las cartas, al escritor Deloffre, lo que encuentra también detractores. El enigma sobre la autoría sigue abierto y aviva el debate de la pregunta sobre la posición femenina.
Bibliografía:
- Cartas de la monja portuguesa. Mariana Alcoforado
- Televisión. Jacques Lacan
- El hábito de la pasión. Ignacio Velez
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UNA FRASE Y UN POEMA
Laure Naveau
Chers amis,
No resiste al deseo de enviarles para las Cartas de aLmor, uno de mis poemas preferidos del poeta de mi infancia, Jacques Prévert, que se llama "Soy como soy" (y que fue el hilo conductor del informe de Delegado General de la AMP
de JAM en 1998, en Barcelona...) . A la vez, homenaje a Jacques Prévert, a su estilo muy simple, e himno a la libertad femenina (?), en cuanto al amor...
Estoy escribiendo un texto sobre el pintor Gerhard Richter, que vimos en el Museo de Beaubourg, después de Londres. Te envio una frase de el que puede interesarte :
"quel est donc le but de l'art? Il permet de survivre dans ce monde. Un moyen parmi de nombreux autres, comme le pain, comme l'amour."
Con un muy amigable saludo
Laure
Hommage à Jacques PREVERT
Je suis comme je suis
Je suis comme je suis Je suis faite comme ça Quand j'ai envie de rire Oui je ris aux éclats J'aime celui qui m'aime Est-ce ma faute à moi Si ce n'est pas le même Que j'aime à chaque fois Je suis comme je suis Je suis faite comme ça Que voulez-vous de plus Que voulez-vous de moi
Je suis faite pour plaire Et n'y puis rien changer Mes talons sont trop hauts Ma taille trop cambrée Mes seins beaucoup trop durs Et mes yeux trop cernés Et puis après Qu'est-ce que ça peut vous faire Je suis comme je suis Je plais à qui je plais Qu'est-ce que ça peut vous faire Ce qui m'est arrivé Oui j'ai aimé quelqu'un Oui quelqu'un m'a aimée Comme les enfants qui s'aiment
Simplement savent aimer Aimer aimer... Pourquoi me questionner Je suis là pour vous plaire Et n'y puis rien changer.
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Soy como soy
Soy como soy
Estoy hecha así
Cuando tengo ganas de reír
Sí, me río a carcajadas
Yo amo al que me ame
Acaso es culpa mía
Que no sea siempre el mismo
Al que amo en cada ocasión
Soy como soy
Estoy hecha así
Qué más quieren
Qué más pretenden de mi
Estoy hecha para gustar
Y no hay nada que hacerle
Mis tacones son muy altos
Mi cuerpo muy erguido
Mis pechos muy firmes
Mis ojeras muy profundas
Pero después de todo
Qué puede importarles
Soy como soy
Le gusto a quien le gusto
Qué puede importarles
Lo que me sucedió
Si yo amé a alguien
Si alguien me amó
Como los niños que se aman
Simplemente saben amar
Amar amar...
Por qué hacerme preguntas
Estoy donde estoy para gustarles
Y no hay nada que hacerle.
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LAS CARTAS DE AMOR
Vicente Palomera
Deseo, goce y amor: los tres registros sobre los se inscribe la sexualidad. Esta tripartición, lejos de hacer resonar un acuerdo, hace oír variadas y singulares disonancias.
La tripartición se anudaría gracias a un elemento que es imaginario, pero ese nudo de tres es sólo un ideal. De hecho, Lacan constata que el nudo solo se sostiene gracias a la intervención del síntoma. Es en el lugar del sínthoma donde un hombre pone generalmente a aquella que ha hecho su mujer. Lo que anticipa Freud, al escribir en Psicología de la vida amorosa, es que la ley de la sexualidad resume que no hay relación sexual que no sea sintomática.
Pero, frente a la falla esencial automáticamente repetida en el encadenamiento fantasma-deseo-pulsión-goce-síntoma, insiste el anhelo propio del amor, anhelo de un encuentro que haría esa relación posible. Entonces, ¿qué es el amor?
El enamoramiento comporta solo su vertiente narcisista, allí donde el sujeto hace como la cotorra de Picasso de la anécdota de Lacan. Sin embargo, éste es solo un aspecto, el más superficial, una mueca del amor, diríamos, porque finalmente el amor acontece y golpea al sujeto al girar la esquina, prendiendo como el fuego durante una representación teatral.
El amor se dice, o intenta decirse, con palabras, canciones, cartas o novelas, mostrando que la verdadera cuestión que plantea el amor no se sitúa al nivel del narcisismo, sino en lo real que va al encuentro del sujeto, un real indecible que la carta de amor intenta evocar, aunque ningún te amo del mundo podrá jamás agotar o conjurar.
Edición de Cartas de Almor: Oscar ventura o.ventura@arrakis.es