Vengarse de los propios fantasmas. LA VANGUARDIA. 21 de noviembre de 2006.

(Reproducimos por su actualidad el artículo que aparece hoy, 21 de noviembre en LA VANGUARDIA, firmado por la periodista MARICEL CHAVARRÍA y con interesantes declaraciones del psicoanalista lacaniano Francesc Vilá)


VIOLENCIA EN LA ESCUELA Las causas
Vengarse de los propios fantasmas
El complejo de perdedor puede explicar agresiones como la de Alemania, más que la locura

MARICEL CHAVARRÍA - Barcelona - Recrear un ataque, llevarlo a cabo, usar las armas en la escuela... esos elementos comunes a las matanzas de Columbine o Erfurt han sido analizados por activa y por pasiva desde la fascinación de estos jóvenes agresores por las armas y su acceso a ellas. Aunque también desde su necesidad de venganza (en cualquier caso desproporcionada). Pero el porqué sigue en el aire. Algunas voces lo buscan en el contexto de nuestra época, en la que el mal es interpretado socialmente desde la banalidad.
"En épocas anteriores se producían episodios de violencia entre bandas juveniles, pero eran enfrentamientos que contaban con unas reglas del juego y que en ocasiones respondían a conflictos ideológicos. Era una violencia que jamás se interpretaba en términos de puro espectáculo o de linchamiento, como sí sucede ahora", explica Josep Moya, coordinador científico del servicio de salud mental del hospital Parc Taulí de Sabadell. "En el caso de Emsdetten - prosigue-, nos faltan elementos de análisis. Una posibilidad es la venganza contra actos que uno interpreta como una injuria y que no ha sido resuelta. Puede haberse guardado durante tiempo y, en un momento dado, pasarse al acto". Esta injuria podría haberse producido en la realidad o bien haber sido magnificada por la percepción de la víctima. Una tercera posibilidad es que sea producto de su imaginación, como la vivencia de un psicótico. En cualquiera de las tres premisas, la reacción se cuece en la relación del sujeto y su entorno, en la idea que él tiene de sí mismo y la que cree que los demás tienen de él. La hipótesis más creíble sería, así, que dichas injurias se hubieran construido como certezas en un delirio paranoide.
Dicho esto, también es cierto que no todos los individuos que actúan así son dementes. En este sentido, el psicoanalista Francesc Vilà hace hincapié en un cierto trastorno muy contemporáneo que sitúa los conflictos y las relaciones entre personas no tanto en la confrontación de ideas sino en la prevalencia de la imagen. Es decir: a falta de una narrativa sobre la vida, surge una tensión que guarda relación con la imagen del otro. Puede parecer que a éste le van bien las cosas, en contraste con las carencias que siente uno. Y esta tensión no acaba en disputa, sino en la percepción fragmentada de la imagen del otro: él es guay y yo un perdedor. Esa imagen descompuesta del otro es lo que hoy da pie a sostener el narcisismo de cada uno y la angustia que se deriva de esta tensión conlleva un riesgo de pasar al acto.
"Antes la juventud se enfrentaba a grandes ideales. Estos ideales son hoy sustituidos por la imagen. Esa imagen dislocada que se tienen de la dignidad humana y que va en contra del bien es fundamental. El individuo tiene una mala imagen de sí mismo y vengarse significa liquidar, borrar esas imágenes", añade Vilà.
MARICEL CHAVARRÍA- LA VANGUARDIA
Francesc Vilá (Barcelona)