Una tensión actual entre lo universal y lo singular: por la reconquista del campo del sujeto

*Trabajo presentado en la XXI Jornadas de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. Barcelona, 5-6 de noviembre de 2022.

A la hora de terminar de redactar esta ponencia leo un artículo en El País en el que el autor se pregunta por las razones de que el autoritarismo esté resultando tan atractivo en la civilización desde hace ya unos cuantos años. Su conclusión es que “la nueva derecha condiciona y marca la pauta al resto de las fuerzas conservadoras”1.

Cuando he leído el artículo he pensado que tenía que ver con el tema de estas Jornadas. Aunque, a decir verdad, la cosa para mí comenzó mucho antes.

La cosa comenzó con una frase de Philippe Sollers: “Hay algo en el ser humano que quiere incesantemente terminar con la singularidad”2. La encontré en un texto de Roland Gori sobre las tendencias totalizadoras de la administración sanitaria en Europa. Una tendencia que ya había sido señalada por Javier Peteiro3 en su momento y que adquiere en la actualidad en Europa tintes oscuros de desamparo y de intemperie.

Para trabajar esa frase de aquel que decía que no se perdía un Seminario de Lacan por nada del mundo, tomé dos textos. Los dos estaban en francés, pero tengo el gusto de la traducción.

En el primero de ellos4, Jean-Claude Milner hace de explorador y nos descubre cómo dos mil años de filosofía se han alumbrado con el faro de lo universal y cómo Jacques Lacan trocea, fracciona y fragmenta la luz de ese faro hasta llegar a hacer de lo universal algo “precario” y “delirante”.

La segunda orientación viene de un libro de Philippe La Sagna y de Rodolphe Adam5, que es un erudito y leal esfuerzo de lectura a la letra del escrito de Lacan L´étourdit de 1973. En ese texto, los colegas sostienen que Lacan, al comentar a Aristóteles, nombra la tensión entre la cuantificación universal del “todos” y la enunciación del sujeto que en ese momento es la del decir. En este texto también tomo nota del estrecho vínculo entre lo universal y el discurso del amo. Y anoto con interés que el amo contemporáneo ha mutado porque ahora ya es un amo que vela por el bien de todos y cada uno por la vía de la burocracia de las cifras. Aprendo además que para Lacan, en ese texto del 73, y a causa de la ciencia, que el mundo sea legible es un delirio.

Lógicamente, lo siguiente fue ir a releer la Conferencia de Lacan en la Unesco de 19786. De nuevo, me sentí alumno de Aristóteles en lo que hay en mí de analizante. En tanto tal, redacté entonces unas conclusiones provisionales de esta primera fase de investigación: siempre hay tensión entre lo universal y lo singular. En esa tensión que no descansa, lo universal queda del lado del discurso del amo y lo singular está del lado de algo en el sujeto del inconsciente que no se deja atrapar por aquél.

A este respecto pensé que las cosas se complicaban porque el espíritu de la época actual dice que el amo actual ya no es el amo de Hegel sino que es el propio sujeto el que está en el lugar de mando. Ubicado en ese lugar, el sujeto es el invitado requerido en la boda contemporánea del discurso del capitalismo (que hace del plus-de-goce una economía) y de lo científico-técnico (en tanto ideología de supresión del sujeto en Lacan y en Heidegger).

Aprendí entonces que en el actual discurso del capitalismo neoliberal, el sujeto del inconsciente está llamado a ser sustituido por el individuo sin inconsciente.

Los peligros delirantes de la actualidad

Pensé entonces que el actual impasse civilizatorio es gigantesco. Los adversarios de la singularidad se están esforzando mucho para crear, producir, planificar y calcular un nuevo tipo de sujeto. Esta vez le llaman individuo y lo diseñan autónomo, sin memoria, sin herencia, auténtico, transparente, cognitivo, “gestor de su propia satisfacción”7 y lo bañan a menudo en la balsa del narcisismo de masas.

Sin duda, pensé, es una nueva manera de tensionar lo universal y lo singular.

Y entonces me di cuenta de que el tema de la construcción del nuevo sujeto llamado individuo estaba de moda. Artículos de prensa y nuevas ediciones de libros mostraban lo irrespirable de las ideologías actuales que quieren hacer desaparecer al sujeto. Clara Serra, Mercedes Zafra, el filósofo francés Eric Sadin y también Eduald Espluga mostraban en sus escritos recientes cómo el rechazo contemporáneo del sujeto va acompañado de la promoción de lo que Luis García Montero8 llamaba “(…) una identidad (...) cerrada y unidimensional” y de lo que Marina Garcés9 establecía como un “estar juntos en lo abstracto y desvinculados en lo concreto”. Un argumento en común con Cristiane Alberti cuando dice que: “el discurso hace sostener los cuerpos juntos mientras que su goce genera segregación. Estamos aislados, juntos”, en un reciente artículo sobre el lazo social10.

Llegados a este punto, retomé dos lecturas precisas que me permitieron avanzar en la investigación.

La primera es un libro imprescindible de Clotilde Leguil en el que se puede leer la siguiente y contundente frase: “¡Qué bonito sería que el mundo diera vueltas como si estuviese programado por un gran e invisible ingeniero sin que el guijarro humilde del ‘sujeto’ venga a entorpecer la gran marcha de la humanidad hacia la conciencia de sí”11. Me encantó utilizar la expresión del poeta Goitisolo “guijarro humilde” para traducir la expresión que Clotilde Leguill usa para referirse, en esa frase, al sujeto.

Para hacer serie, volví a releer el libro de 2010 sobre la singularidad de Gerardo Arenas y ahí encontré un eco adecuado a la lectura anterior. Gerardo Arenas dice: “La tensión entre lo universal y lo singular promete duras batallas, y el psicoanálisis se ubica a la vanguardia de ellas, en defensa de lo singular”12. Por insistir en leer a este autor, encontré entonces, en un reciente libro suyo, lo siguiente: “(…) el psicoanálisis conduce al sujeto vacío, a través del significante universal, en busca del núcleo singular de su ser”13. A partir de ahí, con esa manera de decirlo, las cosas se me empezaron a aclarar un poco.

¿Y el psicoanálisis?

Me pregunté entonces por la misión del psicoanálisis ante este panorama.

En este sentido, en las distintas lecturas encontré una advertencia ante un peligro. Es el peligro de hacer de la cura un proceso de individuación. Es un peligro que es señalado de manera pertinente por Cristiane Alberti en el artículo sobre el lazo social al que me he referido más arriba. En su opinión hay que oponerse al actual “reparto de territorios” que nos deja a los psicoanalistas -y yo diría que no solo a los psicoanalistas- el territorio del “sufrimiento privado” sin relación alguna con el territorio de “las condiciones sociales”14. Es algo en lo que Jorge Alemán, por su parte, viene insistiendo desde hace años cuando aconseja no meternos en “una burbuja aislada del mundo”. En su opinión, lo interesante es plantear “desde la singularidad, cómo es estar con los otros”15.

El autor del artículo de El País del que hablaba al comienzo concluye que el autoritarismo creciente de la actualidad supone que la derecha ya ha ganado la batalla ideológica. Se me ocurre otra conclusión al hilo de lo que vengo argumentando: el autoritarismo de ahora es atractivo porque promueve la individuación y eso es, claramente, una renuncia a la singularidad.

Por eso entiendo ahora a Philippe Sollers en aquella frase suya sobre eso “incesante” que quiere acabar con lo que hay de singular en el sujeto del inconsciente.

Se refiere sin duda a la pulsión de muerte. Porque decir que no al sujeto del inconsciente es abrirle la puerta a la pulsión de muerte.

Entiendo entonces que el discurso analítico, al defender la singularidad, queda del lado del sujeto del inconsciente y de lo que hay en él de singular. Eso supone estar muy atentos en mantenernos a distancia de la ideología del individuo en blanco y negro del neoliberalismo para apostar, con Freud y con Lacan, por los colores de la singularidad.

A mi modo de ver, me abro entonces a un nuevo campo de estudio e investigación. Para defender lo que hay de singular en el sujeto del inconsciente, apuesto porque una de la misiones del discurso analítico y de sus instituciones sea la de interpretar la época a partir de los trabajos de “reconquista del campo perdido del sujeto”16, para decirlo en los términos de Clotilde Leguil en ese libro luminoso del año 2018.

À suivre...

 

Notas:

  1. "El avance de los autoritarismos cabalga sobre el miedo". Web elpais.com, 2022-09-11.
  2. Sellers, Philippe. La Divine Cómedie. París, Desclée de Brouwer, 2000, p. 32. (Citado por Roland Gori, en La santé totalitaire, París, Denoël, 2005, p. 254. (traducción del autor). ↑
  3. Pereira, Javier. El autoritarismo científico. Miguel Gómez ediciones, Málaga, 2010.
  4. Milner, Jean-Claude. L’universel en éclats. Editions Verdier, París, 2014. Contratapa.
  5. La Sagna, Philippe y Adam, Rodolphe. Contrer l’universel. Editions Michèle, París, 2020.
  6. Lacan, Jacques. La rêve d’Aristote. Conferencia en la Unesco. Coloquio por el 23 centenario de Aristóteles, 1978
  7. Arditi, Georges. Volkgeist. Amor y Capitalismo. Grupo Editorial Sur, Buenos Aires, 2022, p. 88.
  8. "El duelo de Luis García Montero por Almudena Grandes en verso: “No me quejo de verte morir entre mis brazos". Web elpais.com, 2022-09-04.
  9. Garcés, Marina. Un mundo común. Ediciones Bellaterra, Barcelona, 2013, p. 24-26.
  10. Alberti, Cristiane. En fin de compte, il n´y a que ça, le lien social, en Lire Lacan au XXI siècle. Champ Social èditions, 2019, p. 60. (traducción del autor).
  11. Leguil, Clotilde. Je. Une traversée des identités. PUF, París, 2018, p. 13. (tradución del autor).
  12. Arenas, Gerardo. En busca de lo singular. El primer proyecto de Lacan y el giro de los setenta. Grama, Buenos Aires, 2010, p. 116.
  13. Arenas, Gerardo. Retoquecitos. Freud sin principio de placer. Grama, Buenos Aires, 2021, p. 122.
  14. Ibid., p. 55 (traducción del autor).
  15. Alemán, Jorge. Soledad: Común. Políticas en Lacan. Capital Intelectual, Buenos Aires, 2012, p. 25.
  16. Leguil, Clotilde. Je. Une traversée des identités. Op.cit., p. 199 (traducción del autor).