Una articulación posible entre la anorexia y el duelo. Beatriz Schlieper (Madrid)

La articulación que se despliega entre ambos permite caracterizarlos como un par de opuestos, en la medida en que en la anorexia el sujeto atiborrado por el Otro, no puede localizar su deseo y, contrariamente, en el duelo el sujeto constituía la falta en el Otro.

Ese Otro insaciable, omnipotente en su capricho, que teniendo el poder de darle o no el objeto, deja ahíto al niño; produce en el sujeto como respuesta la anorexia con la que logra invertir la demanda del Otro. De este modo el niño intenta escapar del aplastamiento imaginario de la relación dual con la madre volviéndose objeto de su deseo.

En tanto el objeto real no es específico, el sujeto lo anula, constituyéndolo en el plano simbólico en tanto nada. Al invertir la demanda hace depender a su madre de él. Dice Lacan: “por su deseo, es ella que está a merced, de su capricho”. Consigue de este modo que se produzca para la anorexia, la dimensión del deseo del lado de la madre en tanto el sujeto goza saboreando nada.

Este objeto que no es específico, Lacan lo introduce también en el Seminario La angustia bajo la dimensión de la cleptomanía, dice: “Les muestro un objeto que he quitado por la fuerza o mediante astucias, porque en algún lugar hay otro objeto, el mío, el a, que merecería ser considerado, que lo dejen por un instante aislarse”. Para poder aislarse cava un agujero en el Otro, instalando la demanda.

También lo introduce en su extraordinaria conceptualización de la localización del objeto del deseo cuando, en ese juego de espejos le permite al otro encontrar su falta en el lugar en que el deseo del sujeto lo coloca, descubriendo así mismo el sujeto su propia falta.

Con el recorte de este circuito se explicita el mecanismo de producción del deseo en su desplazamiento entre el sujeto y el Otro. Dice Lacan en el Seminario X: “Diría al otro que, deseándolo sin saberlo, sin duda siempre sin saberlo, lo tomo como el objeto de mi deseo por mí mismo desconocido, es decir, que en nuestra personal concepción del deseo yo lo identifico, yo te identifico, a ti, a quien yo hablo, tú mismo, con el objeto que a ti mismo te falta; o sea, que por ese circuito al que soy forzado para alcanzar el objeto de mi deseo, cumplo justamente para él lo que él busca”.

Con respecto al duelo, tomando el caso de M. Little, señala que “solo estamos de duelo por alguien de quien podemos decir ‘yo era su falta’ ” ¿Y cómo se articulan el duelo, la falta y el amor? “Lo que damos en el amor es esencialmente lo que no tenemos, y cuando lo que no tenemos nos vuelve, hay, sin duda, regresión, y al mismo tiempo revelación de aquello en lo que faltamos a la persona para representar dicha falta”

En relación con esto dice también “es así como ese objeto imaginario ‘puede volverse ese verdadero señuelo del ser que es el objeto del deseo humano’, había una persona para quien ella podía ser una falta. La intervención le había hecho percibir a la paciente que había en la analista lo que se llama angustia. Aquí nos encontramos en el límite de algo que designa en el análisis el lugar de la falta. Esta inserción, este injerto, esta acodadura, abre una dimensión que permite a este sujeto femenino captarse como una falta, mientras que no podía hacerlo en absoluto en toda su relación con los padres”.

Aunque si bien hay paridad en cuanto a darle cabida a la falta, tanto en la situación de desear al Otro sin saberlo, como en el duelo donde la falta se tornasola en un juego de ida y vuelta; esto, no es sin matices. Mientras que en el primer caso se produce la captura fascinada del Otro por medio de ese señuelo del ser que, como dice Lacan, es el objeto del deseo humano; en el duelo hay una disimetría en el circuito por el que la falta retorna como un resorte al propio sujeto. El efecto de este retorno es el crudo saber de la dimensión de lo que no se tiene.

Por otro lado la anorexia y la cleptomanía tienen en común respuestas que suponen estrategias del sujeto para soportar ese real, respuestas que denotan que el sujeto no ha podido alojarse en el Otro diciendo “yo era su falta”.

Entre la anorexia y el duelo la articulación posible gira en torno a la falta. El sujeto manifiesta posiciones antitéticas en ambas circunstancias; en la anorexia “saborea” esta falta producida en el Otro, mientras que en el duelo “padece” su retorno, por lo que es posible establecer su ordenamiento en un par de opuestos.