Stage en Barcelona del TyA. Luis Miguel Carrión (Barcelona)

Presentación del V STAGE DE FORMACIÓN PERMANENTE:
¿CÓMO OPERA EL PSICOANÁLISIS EN LA CLÍNICA DE LAS TOXICOMANÍAS? PSICOSIS Y TOXICOMANÍAS

Buenos días a todos, quiero darles la bienvenida a este stage en nombre de la comisión de organización y del Instituto del Campo Freudiano, también quiero agradecer a nuestros invitados el esfuerzo que han realizado para estar aquí hoy con nosotros y, por supuesto, a ustedes les agradezco su presencia.

En este encuentro de hoy confluyen varias cosas, una es el trabajo de un grupo de investigación sobre toxicomanías y alcoholismo que bajo la orientación del psicoanálisis lacaniano venimos realizando desde hace muchos años, más de una década. Otra el haber retomado la modalidad del “stage” para contrastar, conversar y, porqué no, incluso discrepar sobre el tema de las toxicomanías. Y digo retomar porque como han visto éste es el quinto stage después de haber dejado el cuarto en el año dos mil.

Nos hemos dado un título: “¿CÓMO OPERA EL PSICOANÁLISIS EN LA CLÍNICA DE LAS TOXICOMANÍAS?” y un subtítulo: “PSICOSIS Y TOXICOMANÍAS”

Tomaré primero la pareja del título “psicoanálisis y toxicomanías”. Es una pareja difícil la del psicoanálisis y las toxicomanías, me atrevería a decir que es una pareja peor avenida que otra, la de las TCC y las toxicomanías, y más en esta época de evaluaciones, protocolos, eficacias..., donde se normativizan las prácticas a través de decretos leyes y donde los tratamientos que imperan son aquellos que colocan al toxicómano bajo una identificación ideal: “ex-adicto”; o también aquellos tratamientos donde lo que está en juego es una modalidad a la vez pedagógica y de extracción del saber del toxicómano con su droga. Estos tratamientos mayoritariamente se combinan con otros basados principalmente en dar un objeto de substitución, tipo metadona.

El psicoanálisis a diferencia de estas modalidades anteriores elige tratar vía el sujeto. Es una clínica de lo particular, se nutre del caso por caso y desconfía de toda generalización previa. Y puesto que la “toxicomanía” como categoría ella misma se basa en una generalización, podríamos decir que a veces el tratamiento vía el sujeto consiste, y permítanme el neologismo, en desgeneralizar su toxicomanía. De lo particular del sujeto en esa operación toxicomaníaca es de lo que debemos dar cuenta.

También quisiera resaltar otro elemento del título. Me refiero al "cómo opera". El psicoanálisis ofrece otra manera de tratar el malestar en la adicción ya que su especificidad se sostiene en el acogimiento de la demanda, en la eficacia de la escucha y en los efectos de la palabra sobre el sujeto; operación que si bien la ponemos en interrogante -en el título- no sólo es por su posible cuestionamiento, aunque también, sino porque hay que dar cuenta de ella, de esta operación, en el caso por caso.

Vayamos ahora al subtítulo. Me gustaría decir algo sobre el binomio “psicosis y toxicomanías”, si bien va unido por una conjunción copulativa, sus elementos no están hechos de la misma estofa. La psicosis es una estructura clínica, una respuesta del sujeto al agujero de la forclusión, la toxicomanía no, ésta última es más bien un síntoma colectivo, una modalidad de goce marcada por las particularidades de nuestra época.

Constatamos que en nuestro trabajo, sobre todo en instituciones que se dedican específicamente a este monosíntoma de las drogodependencias, muy a menudo nos encontramos con sujetos psicóticos que han elegido estas modalidades de goce, estas adicciones. Esta prevalencia tan importante de psicosis y adicciones probablemente no se deba a una epidemia, por lo menos del lado de las psicosis, sino que más bien es la consecuencia de cómo se orienta el psicoanalista lacaniano en su escucha a diferencia de otras terapias que basan su diagnóstico en los manuales estadísticos (DSM IV) y pasan por alto algunos elementos definitivos para ubicar a un sujeto en esta estructura, la psicosis, sobre todo cuando no aparecen delirios evidentes, fenómenos elementales extremos; en estos casos a falta de una orientación por lo real se prefiere catalogar a estos sujetos de “trastorno límite de la personalidad” y hacerlos entrar de lleno en la actual “patología dual”, mientras que el psicoanálisis de orientación lacaniana nos ofrece un instrumento precioso para saber, llegado el caso, que estamos ante un sujeto psicótico. Esta ubicación con respecto a la estructura determinará una dirección de la cura particular, no estándar, también en aquellas psicosis no desencadenadas o en aquéllas otras estabilizadas a veces por el mismo tóxico del que se quiere desprender el sujeto. Son puntos que probablemente aparecerán en el debate de esta mañana.

Hay una dificultad en tratar la adicción en nuestra civilización actual, una dificultad mayor probablemente que en épocas anteriores pues hay un empuje en la actualidad al hedonismo, al principio del placer, a esa satisfacción inmediata; satisfacción, por otra parte, que nos es dada -falsamente- por el objeto de consumo. Objeto siempre caduco en el momento en que lo consumimos, consumidor consumido, podríamos decir. Pues sabemos desde la segunda teoría de las pulsiones de Freud, y con las aportaciones posteriores de Lacan, que el sujeto prefiere su goce (satisfacción que va mas allá del propio bien) a su auto-conservación y que el narcisismo no es una barrera contra la pulsión de muerte; de ahí que en nuestra civilización la toxicomanía es una elección “gozosa”, podríamos decir, -entre otras posibles-, de apuntar a la muerte.

Estos sujetos han elegido esta modalidad tóxica de anestesiar su división, de mostrar las marcas de su rechazo de la palabra, quedándose en su horizonte autista y mortífero del goce. Estos sujetos no es fácil que acepten tratar bajo el psicoanálisis su adicción.

Termino ya. Hemos dividido la jornada en dos formatos, el primero es el de la conferencia, para ello hemos pedido a dos colegas que nos hablen de la particularidad del lazo social en la toxicomanía, de la destrucción de este lazo y de su posible reinscripción en el Otro con sus modalidades de ruptura o enganche. El segundo formato es una mesa clínica donde podremos ver a través de casos clínicos o viñetas clínicas la particular función del tóxico en esos sujetos, uno por uno.
Pretendemos con este stage llevar a cabo una conversación clínica y una elaboración entre varios en el campo del psicoanálisis aplicado. Los colegas que hoy nos presentan sus investigaciones realizan su trabajo tanto en instituciones públicas como privadas, con ellos podremos reflexionar sobre sus modalidades de acción y el alcance de sus consecuencias clínicas y doctrinales.

Por último, quisiera pedirles que haciendo honor al nombre de stage se animen a intervenir y participar -intentaremos dejar suficiente tiempo para ello- planteando aquellas cuestiones que quieran aclarar o ampliar, eso sí habiendo silenciado previamente esos politonos tan estridentes que llevamos en nuestros móviles. Muchas gracias y damos paso a la primera conferencia.

Luis Miguel Carrión (Barcelona)