SUS MAJESTADES. Por Fernando Martín Aduriz (Palencia)

Hace tres años por estas fechas participé en un Debate en una Universidad acerca de la conveniencia o no de advertir a los niños sobre la existencia real o no de sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Como quiera que la tarde-noche del 5 de enero no hay un sólo niño que se pierda la Cabalgata de Reyes, sostuve que la existencia de sus Majestades era indudable.
Por supuesto, frente a mi oponente, un profesor universitario defensor de las teorías de la disonancia cognitiva, por mi parte, una vez más en mi vida, afortunadamente contaba con Lacan y su enseñanza. Para este asunto me vino de perlas conjugar y aplicar las categorías lacanianas de lo real, lo imaginario, y lo simbólico. Su aplicación a tantos y tantos fenómenos de la educación nos ahorraría muchos disgustos a todos. No confundir los planos: de eso se trataba y se trata.

Entidades ficticias

El profesor prefería confesarles la verdad cuanto antes a los niños, para evitarles la decepción y no faltarles al respeto. Y la verdad, para él, era que los Reyes Magos no existían. Por mi parte, defendí que no había que intervenir sino para insistir en afirmar que existen. Primero porque les veíamos pasearse por las calles de casi todas las ciudades cada 5 de enero. Segundo porque tenían un nombre, y nombrar las cosas es comenzar a hacerlas existir, y en esto mejor leer a Jacques Alain Miller que a Austin. Tercero, porque me oponía y me opongo a la pedagogía realista galdosiana, más bien prefiero una educación a lo nórdico en esto: dejar que la imaginación y la fantasía inunde el mundo de los niños y que se fabule sin cortapisas. La literatura nórdica ha recibido grandes dividendos de esta política: léase Hans Christian Andersen. Y cuarto porque la existencia de los seres de ficción, la existencia de entidades ficticias, como la paternidad, tenían una indudable función que cumplir de la que había que saberse servir.

La función

¿Y qué función cumplen sus Majestades? Señala Juanqui Indart, en Scilicet, Roma 2006, (1), que «‘función’ dice lo que quiere decir, que funcionar es liberarse de la obligación contraída, cumpliéndola. (functionem, de fungor)».
Sus Majestades entonces representan una función, encarnan un papel, sobrellevan una carga, la de hacer felices a los niños de todas las edades que abarrotan las calles de ese día mágico.

No hay personas grandes

He podido comprobar a medida que mis hijos han ido creciendo y en ciudades tan diversas como Palma de Mallorca, Santander, Madrid o Palencia, el fenómeno de masas que es una Cabalgata de Reyes. Todos los vecinos salen a las calles, sin importar su edad. Lacan se hace eco del “no hay personas grandes” de las Antimemorias de Malraux, quien narrará la confidencia de un sacerdote al final de su experiencia vital de confesor y de conocedor de hombres: "...en primer lugar que la gente es mucho más desdichada de lo que se cree... Y luego en el fondo el hecho es que no hay personas grandes". (2). Que no hay personas mayores, que la infancia es perpetua, que los niños permanecen camuflados en el cuerpo de los hombres y las mujeres, agazapados, no encuentra mejor día para su demostración que la noche del 5 de enero. Y es una suerte que los adultos no olviden su infancia, y lo que es más importante, quieran seguir sorprendiendose y esperando cosas de la vida. Hoy, 5 de enero, se sale sin importar la edad, a la espera de rememorar la imagen de aquel niño que salía con sus Otros primordiales a ver el paso de sus Majestades.
También porque traían dones. Dones simbólicos, porque sus Majestades pueden dar o no dar. Aquí aparece la lucha por el caramelo del Otro, una lucha sin cuartel.
Le escuché al Concejal del Ayuntamiento de mi ciudad, responsable de Fiestas y Festejos, decir asombrado, que no se explicaba la razón por la que se congregan multitudes siempre que «hay algo por repartir aunque sea un simple caramelo, o un Roscón de Reyes, o pan y quesillo, o lo que sea». Y es cierto, que se ve a muchas Personas Mayores disputando el caramelo que lanza Baltasar en lucha feroz con el niño de 4 años. O poniendo raudo a la noche el zapato en la ventana a la espera del objeto, del objeto soñado sin duda. Es siempre mejor que el deseo esté vivo, se tenga la edad que se tenga. ¿Les convencerá el profesor cognitivista de que no existen Sus Majestades? Como las meigas, haberlos, haylos.

Hacer de Rey Mago

Hay quien hace de Rey Mago. Asume ese cargo. De nuevo, el magnífico diccionario de Scilicet, Roma 2006, de la mano de Juan Carlos Indart, en su entrada "Función", nos recuerda que «Los sabios también se dieron cuenta de que hay un problema a partir del hecho de que el funcionario refleja la imagen de sí en el cargo que asume, y que la muy probable infatuación subsiguiente siempre lo hace errar en el cumplimiento de su función, la cual exige, como siempre se dijo, un mayor desprendimiento de sí a medida que se avanza en su ejercicio. Es lo que el psicoanálisis ha precisado al señalar la substancia narcisística de esa creencia imaginaria en el cargo, que siempre resulta la de creerse yo. Por eso, la elaboración matemática y lógica de la noción de función es crucial para el psicoanálisis, y no debe ser entregada a ningún empleo monopólico maquinal». Indart dixit.
Hacer de Rey Mago, como hacer de rey, o de padre, o de presidente, exige, por tanto, no creérselo demasiado. Pero también exige entregarse, poner lo mejor de uno mismo. He ahí el dilema: cómo actuar bien en la obra, llevar bien el ropaje, el libreto, saberse el guión, y a continuación, un poco más tarde, bajarse de la carroza. ¡¡“Un mayor desprendimiento de sí a medida que se avanza en su ejercicio”!!

Que traigan muchas cosas, o, que vengan

Entonces, lo mágico e importante de días como el 5 y el 6 de enero de cada año, no es que se cumpla el deseo de de “que te traigan muchas cosas los Reyes Magos”, y mucho menos, relacionar esto con el comportamiento: “¿Te has portado bien?”. Más bien, lo óptimo para los niños de toda edad y condición, es que cada año, sus Majestades cumplan con su función, y se liberen de la obligación que han asumido, cumpliéndola, es decir, viniendo y existiendo bajo variados ropajes cada 5 y 6 de enero.

Fernando Martín Aduriz (Palencia)
------------------------------------------------------------------------------

  1. Scilicet, Roma 2006, AMP, Inédito, -de próxima aparición en librerías-, es el documento preparatorio del IV Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), a celebrar en Roma en el verano de 2006. Ver toda la información en http://www.amproma2006.it/
  2. Ver LAURENT, É., "Las personas grandes y el niño", en Psicoanálisis con niños, Buenos Aires: Atuel, 1995.