Soñar el fantasma

El pasado 21 de octubre se celebró la XI Conversación en la Antena Clínica de Bilbao bajo el título Sueños, delirios, fantasías.

El texto que leerán a continuación es un breve destello, una breve elaboración relativa a la articulación entre el sueño y el fantasma, publicado en la web de la XI Conversación Clínica de Bilbao.

Un niño de seis años sueña tirarle arena en los ojos a su madre; ella como respuesta, coge al niño por el tórax y lo sacude. Un sueño de angustia que despierta.

Desde luego la posibilidad de escapar del apresamiento de lo imaginario del cuerpo, hace que en el sueño la pulsión tome la delantera, que campe a sus anchas sin las restricciones que impone el cuerpo en la vigilia. Mientras el niño dormía la pulsión pudo discurrir aliándose con distintos significantes, algunos metaforizados, otros metonimizados, que prestaron auxilio para obtener efectos de satisfacción en los momentos previos.

Pero algo salió mal, pues del registro de la satisfacción el niño pasó al registro del goce y el sueño lo despertó: una fisura en el trabajo de simbolización del sueño, que ya no entramó suficientemente, significante con pulsión. La pulsión en su irrupción más pura de goce no logró asirse suficientemente a algún significante que la acote. El resultado fue despertar al real del soñante.

Sin embargo, el trabajo del sueño ofreció toda su dignidad al intentar producir un significante privilegiado, un significante amo, “arena”, para balizar al goce desamarrado. Ese significante no pudo cernir el objeto mirada, demasiado presente, con el que ese niño es investido, pero señala ya la defensa del parletre y una representación. Se muestra así la posición en el fantasma con la que ese niño mirado, obtiene su satisfacción.

Soñar el fantasma en este caso no cumplió su cometido placentero, sino que hizo emerger el exceso del objeto que tendría que estar en vías de pérdida.

Justamente, las próximas Jornadas del Instituto del niño tendrán como tema “Sueños y fantasmas en el niño” y Daniel Roy, en el texto de presentación, señala en relación a esta cuestión que el núcleo elaborable del goce que el fantasma acoge, requiere de un tratamiento muy preciso por parte del analista. Dice allí:

Este objeto a, imposible de eliminar, lo veremos aparecer al hilo de las cadenas significantes que el niño articula en sus sueños y en sus juegos, por poco que le demos un lugar. El objeto a será el portador de este ‘valor de goce’… Ganamos tratándolo con rigor gramatical explorando con cada niño los significantes-amos que le hacen sujeto, y el sueño sigue siendo aquí la ‘vía regia’… siempre que demos su lugar a ‘esa parte reservada del cuerpo donde el goce puede refugiarse’, que se llama el objeto a1.

Entonces, ¿Como socavar el lugar del a con el rigor gramatical y así favorecer que la captura fantasmática en la que este niño ya está inserto, permita condescender un poco más a la función fálica? ¿Cómo lograrlo?

Esa indicación del rigor gramatical no es menor, menos aún ante la presentación tan frecuente de pesadillas en la clínica infantil. El despertar angustiado, especialmente si es repetido, suele convocar en una versión muy reducida al sintagma fantásmatico del sueño. Hace falta poner significantes allí donde a priori, no comparecen, para que la angustia pueda hilarse. Es el mínimo de ficción necesario para tratar la angustia que trajo ese despertar enigmático, e incluso, para poder seguir soñando.

Pero el tiempo del rigor gramatical tal como indica Daniel Roy, no suele coincidir con el anterior porque requiere del encuentro con un analista. Si el significante aún es la vía, no lo es por lado del sentido. Esthela Solano lo logra formular de esta manera: “extraer al significante de la rutina del significado”2, es decir, que el analista sea un resonador, que con lo que oye pueda hacer resonar las marcas sonoras de los equívocos que habitan en lalangue del parletre. En el ejemplo, la arena que enlazaba el goce excesivo fue convocada a otras declinaciones semánticas para descompletar así, la traza de goce que alimenta al ‘ser mirado’.

 

Notas: 

  1. Roy, D. Texto de Orientación de la VIII Jornada del Instituto Psicoanalítico del Niño: “Sueños y fantasmas en el niño”. París, 2023. Cita no textual.
  2. Solano-Suarez, E. “Leer el síntoma en el niño”. Subversión, Letras Lacanianas, nº 9. Madrid, 2014.