Si el padre ya no impacta a la familia, naturalmente se encontrará algo mejor

El pasado 8 de marzo coincidiendo con la celebración del día de la mujer tuvo lugar en la sede de Valencia de la ELP, dentro del Espacio Central, la presentación del Congreso de la Eurofederación de Psicoanálisis PIPOL 11, un encuentro dedicado para pensar lo preciso que recoge el título mismo: ‘Clínica y Crítica del Patriarcado’. La presentación estuvo a cargo de Carmen Cuñat, Concha Lechón, Lorena Oberlin y Carolina Salinas.

Tras una breve introducción al tema por parte de Carolina Salinas, pasamos a la proyección del argumento del Congreso por el director Guy Poblome en el que nos invita a través de la escucha del uno por uno, tanto en las consultas como en instituciones, a poder vislumbrar lo que representa el patriarcado como tal, y no tomándolo como un concepto cerrado: ‘es a partir de este ángulo clínico que abordaremos esta cuestión para ampliarla a los desafíos sociales actuales’, dirá Guy Poblome, y así poder elucidar las coordenadas del discurso contemporáneo, las distintas formas que adopta en la actualidad y los efectos de goce que ello produce.

Carmen Cuñat, responsable y portavoz de PIPOL 11, en la coordinación para la ELP, hace un recorrido por la historia para situar el nacimiento tanto de PIPOL, como de la Eurofederación y su trayectoria.

PIPOL fue un invento de Jacques Alain Miller. Tiene un nombre elocuente, que resuena con people, se trata de unas siglas que representan el Programa internacional de Investigación sobre Psicoanálisis aplicado de Orientación Lacaniana. PIPOL inició su andadura en Paris en el año 2003 y hereda el espíritu de los Encuentros del Campo Freudiano, en el que se inscriben las distintas redes, como el psicoanálisis con niños, las toxicomanías, educación, etc., iniciadas todas ellas bajo la inspiración de Judith Miller, siendo entonces presidenta de la Fundación del Campo Freudiano.

El encuentro con el nombre PIPOL se lleva a cabo en Europa, Bruselas, cada dos años, alternándose y diferenciándose con el Congreso Mundial de Psicoanálisis. Queda a cargo de la Eurofederación, creada en 2010, que reúne a las diferentes comunidades dentro de las cuatro Escuelas en Europa, activamente presente en 22 países, se trata de ‘una cosa pequeña que da para mucho’, en palabras de Carmen Cuñat.

El Congreso de la Eurofederación del psicoanálisis, PIPOL, abre la posibilidad a los jóvenes practicantes de poder participar, compartiendo sus experiencias en los distintos ámbitos de trabajo, y cada encuentro se establece en torno a un tema de sociedad, a partir de la lectura que el psicoanálisis hace de los debates actuales con el fin de dialogar con los argumentos y transmitir una práctica clínica del caso por caso.

Al hilo de PIPOL 11, C. Cuñat hace un despliegue de las consecuencias del avance de la ideología woke, nacida en Estados Unidos, y que se ha introducido en los debates de género y la cuestión trans siguiendo la máxima del ‘yo soy lo que digo’, lo que no deja lugar a la interpretación, ni diálogo, cerrando por tanto la posibilidad de cuestionamiento. Es desde estos discursos reivindicativos que consideran que está todo dicho en torno al patriarcado, donde se ha promovido una crítica ferviente al psicoanálisis por haber avalado y sido cómplice de la dominación impuesta por éste. Si bien en Freud la figura del padre fue cuestionada contribuyendo así a su declive, el psicoanálisis nace no para salvar al padre, sino para dar cuenta precisamente de los efectos de su declive. Será Lacan quien advierta que el desplazamiento de Dios al padre realizado por Freud promovía más autoridad al padre a través del amor o el odio al mismo, como núcleo del dilema neurótico. Es a partir del diálogo con otros discursos, como aquellos sobre la sexualidad femenina encarnados por el feminismo, como Lacan se ocupa de declinar la figura del padre hasta hacer de ella misma un síntoma, para terminar en la actualidad con la apuesta a la que nos invita Jacques-Alain Miller de ‘salir de la era del padre’.

Es de gran interés este recorrido por el que nos lleva C. Cuñat que como ella señala, ‘merece la pena realizar para ver los méritos que responden a las críticas del psicoanálisis si sobre todo se tiene en cuenta que ‘el descubrimiento del psicoanálisis surge del acto de Freud de haber dado la palabra a las mujeres y haberse dejado enseñar por ellas’.

La exposición de C. Cuñat finaliza con la invitación a la lectura y seguimiento de textos desde los distintos ejes tanto en la página web del Congreso, como en las redes sociales, donde un amplio equipo de personas está trabajando y colaborando en el ámbito de la Eurofederacion para dar a luz lo que ya se deja ver por su forma de hacer como "un Congreso entre varios".

A pesar de la caída del padre como lugar central en la organización tradicional del patriarcado, en torno al cual se organizaba la familia, así como economías, territorios y alianzas, su función se mantenía debido a la limitación de la omnipotencia del mismo, como nos lo expone Freud y lo desarrolla posteriormente Lacan en su lectura del caso Juanito, al explicar su fobia por la debilidad simbólica del padre. Es a partir de esta limitación de la omnipotencia del padre de donde parte Lorena Oberlin en su texto, tratando de responder a la pregunta incitada por una feminista ante la puesta en duda del papel del psicoanálisis en relación al patriarcado: ¿Critica el psicoanálisis al patriarcado?

L. Oberlin sigue la senda trazada por del texto de Guy Briole en la presentación de PIPOL 11, en el que toma la referencia que Lacan hace en el Seminario 2 de Levi Strauss para ver qué dos sucesos regulaban la excepcionalidad del padre, esto es, la prohibición del incesto, y la endogamia, lo que situaba a las mujeres en posición de objetos de intercambio para salvarse del arbitrio del padre, integrándolas en el lazo social a partir de la filiación y no de un significante propio. La función paterna consigue un apaciguamiento de lo pulsional al lograr un ordenamiento y regulación de lo que estaba prohibido y consentido, pero sólo a condición de constituirse él mismo como agente de la ley, sometiéndose así a ésta, y no erigiéndose como legislador. Si esto acontece, nos encontramos con las enfermedades del padre, unos de los ejes a trabajar en el Congreso, que hacen su aparición cuando el padre lo dice todo.

Con el auge del capitalismo asistimos a la evaporación de la función reguladora del padre, a su nebulización, como señala Miller, que tiene como consecuencia que las minorías se apropien de esa fragmentación tomando significantes que se imponen a la mayoría, y en el lugar de la ley del padre se instaure la ley del superyo, que exige goce, pero no regula. Ante un encuentro contingente un significante tomará la voz del superyo que goza del cuerpo del sujeto, aunque éste lo ignore o intente autodeterminarlo. No elegimos nuestra modalidad de goce y si hablamos de la diferencia entre lo masculino y lo femenino no vendrá desde el dualismo ideológico, sino desde una diferencia mucho más radical, la diferencia absoluta marcada por el goce. Lorena Oberlin nos trae una cita de Lacan del Seminario 16 donde se nos advierte de las consecuencias de la ausencia de regulación de la ley, el otro queda "formateado" por el goce, lo que implica entonces un empuje a gozar aún más, que nos puede llevar a lo peor. Se empiezan a ver manifestaciones de esto, según Miller en su texto Polémica Política, bajo la forma de una intolerancia total ante la ausencia de brújula y desorientación generalizada. Y es aquí donde Oberlin da un salto al Seminario 19 para traer a colación esos puntos suspensivos a los que Marie-Helene Brousse hace referencia en la presentación del Seminario …O peor, representando, como la misma escritura indica, un lugar vacío, y así evitar caer en lo peor, para finalizar con una hipótesis que nos deja pensando, a partir de ese lugar lógico y político que Lacan da a lo femenino, como aquello que ‘nos puede salvar del abismo del capitalismo y de los efectos de la crisis del patriarcado’, ubicando en esos puntos suspensivos lo femenino, o lo peor.

A continuación, Concha Lechón, responsable de la Comisión de PIPOL para la Comunidad Valenciana, nos habla de la formación de esta Comisión y de cómo se han ido repartiendo las invitaciones a participar en las actividades, tomando en consideración la diversidad con relación a la comunidad analítica, donde participantes del Campo Freudiano, socios y miembros de la Escuela colaboran en los trabajos propuestos. El programa de trabajo se ha organizado en torno a tres encuentros, nos explica Concha Lechón, que tendrán lugar a partir de abril alrededor de tres abordajes, centrados en lo social, en sus manifestaciones artísticas y lo teórico clínico. Estos abordajes están orientados a su vez por los ejes propuestos por la comisión de PIPOL 11.

Este tiempo de preparación se plantea, dice Concha Lechón, como un tiempo de conversación, de abrir preguntas, de localizar las dificultades y de los impases con los que nos vayamos encontrando, esperando hacer llegar los ecos de estas conversaciones, para debatir sobre estas cuestiones de actualidad y que logren ser trasmitidos nuestros avances más allá de la comunidad analítica.

Cerrará la sesión Carolina Salinas presentando el blog del Congreso, que recibe el sugerente nombre de Nobodaddy, a cargo de Silvia Nieto y Carmen Cuñat en España, en el que se invita a todos aquellos que lo deseen, a participar con la escritura de textos, animando especialmente a los jóvenes practicantes. Asimismo, nos presenta una nueva propuesta en la Biblioteca de la Comunidad de un espacio para acceder a la bibliografía de PIPOL 11.

Una gran experiencia en torno a la clínica, y en particular a la clínica en otras lenguas, como lo expone Carolina Salinas, nos lo ofrecen las simultáneas, donde se presentan alrededor de 120 casos clínicos de toda Europa.

Se abre el turno de preguntas y comentarios donde Carmen Cuñat señala como se ha ido despejando lo enigmático que señala Lacan cuando dice del padre a lo peor, e indicando como Miller nos hace un llamamiento a salir de la era del padre y ver adonde nos lleva y como hacer con lo que venga. De momento, nos estamos encontrando con un retorno de lo peor, con el advenimiento de esa ley férrea superyoica, que nombraba Lorena Oberlin, que nos devuelve a fenómenos de autoritarismo y segregación en cuanto a lo social se refiere.

Toma la palabra Concha Lechón para resaltar que es precisamente esto una de las preguntas que surgen en la Comisión, y señala la coexistencia de los efectos de la evaporación de la función del padre en las distintas manifestaciones, como por ejemplo las familias reinventadas, LGTBIQA+, etc., con un retorno del autoritarismo en sus formas más crudas y violentas, como manifestaciones de lo peor del padre.

Prosigue Lorena Oberlin formulando una pregunta clave, ¿qué ley viene a nombrar algo, a poner un límite, a regular? Y, ¿se puede regular algo sin una cierta función de interdicción al goce?, si estamos comandados por el goce que nos habita a cada uno, ¿se puede balancear todo esto del lado de la posición femenina? El propio goce está limitado en cuanto que no gozamos de cualquier manera, la marca que nos hace gozar de forma singular hace a su vez que no pueda proliferar cualquier cosa, es decir, hay un exceso que se limita de alguna forma.

Ruth Pinkasz responde a esta cuestión, poniendo el esfuerzo en pensar más allá del padre, poniendo como salida el síntoma mismo, ya que es lo que va a permitir el anudamiento del sujeto y el cuerpo, dice R. Pinkasz, siguiendo el texto de Neus Carbonell, ‘Las soluciones con el padre o fuera del padre’. Señala que a pesar de que Lacan nos advierte de lo peor, también nos aporta la vía de la solución sintomática.

*Reseña de la Presentación de PIPOL 11. Comunidad Valenciana.