Encrucijadas del movimiento Trans. Autodeterminación y despatologización.

Bajo este título y dentro del Ciclo “Diversidades sexuales… un paradigma de nuestra época”, Oscar Ventura participó en las Conferencias abiertas a la ciudad del Instituto del Campo Freudiano en Alicante, que se vienen realizando desde al año 2006.

Comenzó planteando su intención: "Ir más allá de los sintagmas políticos sin reflexión ni interpretación, que dificultan a la opinión pública comprender la encrucijada que representa el movimiento trans y los fenómenos identitarios, cuyos discursos, tan alternativos y “progresistas”, ignoran el sufrimiento que imprime siempre la cuestión de la sexualidad en los seres hablante".

Continuó, paso a paso, y con gran claridad y precisión, cómo el hecho de hablar, de ser seres de lenguaje, atraviesa la sexualidad y nos diferencia de la lógica del mundo animal. Que el proceso de sexuación no responde al ciclo sexual, ni hay empuje natural a la reproducción, ni está asegurado desde el género, el derecho, la medicina, ni con una nominación nueva en el lazo social.

Y que el discurso contemporáneo trata de nombrar infructuosa y forzadamente las variaciones del goce sexual, bajo una etiqueta, “trans” por ejemplo. Siendo imposible y hasta reaccionario tratar la sexuación por la vía del derecho pretendiendo normativizar la sexualidad.

Respecto de la ley sobre los derechos de las personas trans, como la autodeterminación explicó sus alcances, desde la modificación del nombre, el género, los procesos de hormonación, hasta la cirugía de cambio de sexo. Aclaró sobre la despatologización: este sujeto de la autodeterminación que no requeriría atravesar ningún proceso de anamnesis clínica, ni de diagnóstico psiquiátrico o psicológico, ni de ningún tipo de intervención sobre la certeza de su elección.

Argumentó la necesidad de la presencia del Psicoanálisis en estos debates para establecer las afinidades y divergencias de fondo con los discursos de los nuevos feminismos, de los estudios Queer y de la urgencia de inscripción de los derechos de las minorías. Se refirió a la tradición académica anglosajona, y francesa, antecedentes de los estudios Queer. También a Gayle Rubin, Monique Wittig, Judith Butler, Teresa de Lauretis, Eve Kossofsky y otras, subrayando que hablan del Psicoanálisis a partir de una lectura teórica, sociológica, filosófica inclusive, que implica una interpretación obviando la experiencia clínica psicoanalítica:

“Esta posición es crítica respecto a la ley y al discurso ideológico Trans. Pero no es contra las personas Trans, una por una, pues verificamos que la elección Trans, puede ser una solución, y estamos a favor de la defensa de sus derechos como personas trans” como aclaró en la discusión posterior.

También comentó algunas afinidades del psicoanálisis con estos discursos: la sexualidad infantil, la indeterminación biológica y anatómica frente al binario clásico hombre o mujer, las posiciones masculina o femenina.

Y las divergencias: para el discurso Trans, el género, la nominación hombre mujer y sus roles en el lazo social, serían un efecto de los mecanismos de poder, que reprimen una supuesta liberación de la sexualidad, acorralada por una cultura heteronormativa, patriarcal, falocéntrica, que patologizaría la supuesta diversidad sexual.

Vivimos una época, cito a Jacques- Alain Miller, del frenesí de la elección. En muchas ocasiones, la transitoriedad, la precariedad y la precipitación de la elección trans nos muestran la ausencia de una elaboración y sus consecuencias sintomáticas”

Respecto de los procesos de detransición, arrepentimientos, cada vez más frecuentes, explicó su complejidad y dificultad según el avance realizado en el proceso de transición: consecuencias de la introducción de bloqueadores hormonales en edades tempranas y cirugías en la adolescencia o en la juventud, que obliga a la interrogación muy radical sobre estos actos muchos de ellos sin retorno posible. Aportó datos sobre la disparidad en Europa, entre el sur y el norte (Reino Unido, Suecia, Holanda, Alemania) que ya han suspendido los procesos de transición originados en el protocolo Holandés. Mientras en los países del sur, como España, Francia, Portugal se sancionan o se mantiene las leyes Trans sin considerar los estudios científicos sobre las consecuencias de la intervención de los cuerpos y las problemáticas de los procesos de detransición que alcanzan ya más de un 30%.

También habló sobre publicaciones de los EE.UU. que afirman que aproximadamente el 40-45% de los sujetos antes de comenzar la transición presentan psicopatología concomitante: depresión, ansiedad, autolesiones, ideación suicida, trastornos del espectro autista, y del comportamiento alimentario.

“Todo esto obliga a objeción radical a estas mutaciones del discurso sin que sean atravesadas, investigadas, por dispositivos de palabra, que permitan una construcción posible de las experiencias en el cuerpo de los procesos de transición”.

Recordó que el discurso trans también empuja a poner en el mismo estatuto a los niños, a los púberes y a los adultos: “Debemos escuchar al niño, interpretar lo que él tiene para decir y no producir una fijación de su certeza temprana y precipitarlo a la transición”.

Retomó este tema también en la conversación posterior con el público:

“Cuando aparece la angustia ante los signos de la ambigüedad sexual se potencia inmediatamente el fantasma del bulling y los temores de la segregación. Se trata de imprimir, de forzar al niño para que exista una nominación, creyendo que eso va a lograr una estabilización temprana que evitará todo el sufrimiento imaginado. Vemos introducir la lógica de la identificación “víctima” en el proceso de bulling.

Y no hay una víctima, hay un sujeto de pleno derecho, un sujeto del inconsciente que hay que interrogar por qué goza de esa manera en la pasividad, y qué no le permite responder cuando el acoso se hace presente”.

Corresponde hacer una interpretación y una enseñanza a los que se ocupan de los niños, una forma de intervenir en la lógica de los procesos trans”.

Ante una pregunta de la sala sobre qué lugar para la psicopatología psicoanalítica: respondió que es muy precisa con los tipos clínicos del parletre, pues es el aparato de goce el que tiene contacto con la realidad y es del lenguaje de lo que se goza. Que es a partir de esta reformulación la posibilidad de construir un discurso psicopatológico que responda a la sensibilidad del discurso contemporáneo. Una fenomenología muy clara se encuentra en los sujetos antes de empezar un proceso de transición.

Y que la dificultad es trasmitir esta lógica psicopatológica y que no sea reducida bajo la lógica de la despatologización: del ¡no estoy enfermo!

Concluyó su presentación resumiendo: “La transición que nos interesa es cómo pasar del ideal de un discurso a la singularidad de un sufrimiento inscrito en cada sujeto trans, que es necesario alojar de la buena manera, porque vemos cómo las consecuencias, los efectos de los procesos de transición ciegos, retornan con una intensidad de sufrimiento duplicada, cuando la solución Trans no alcanza para hacer la vida un poco más amable. Estamos a favor de la inscripción de las minorías en el lazo social, porque sencillamente estamos a favor de la subjetivación de la diferencia absoluta, de lo más singular, lo único que puede ir en contra de la lógica de la segregación”.