Sexto Principio Rector del Acto Analítico. El Tiempo en el Análisis. Javier Perez (Valencia)

Hace aproximadamente un año, por estas mismas fechas, intente hilar algunas ideas que surgían en mi cabeza a raíz de la lectura de este mismo principio, sexto en la serie, que trata sobre el tiempo en análisis.
Lo que había quedado claro del desarrollo del anterior principio era que no hay un protocolo generalizado para la cura psicoanalítica.

Desarrolle mi exposición partiendo de la premisa de que el tiempo, como la cura psicoanalítica es “un traje a medida”.

Hice un breve recorrido desde la filosofía clásica griega donde ya ellos utilizaban dos palabras para definir el concepto de tiempo: Chronos y Kayros.

Chronos es el tiempo del reloj, el tiempo que se mide. Kayros, “el momento justo”, el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno.

Podemos decir que: En la Grecia clásica encontramos las raíces occidentales sobre la idea del tiempo en Aristóteles y Platón. La experiencia de cambio relacionada con la duración es la que parece estar en la base de una de las primeras definiciones del tiempo, debida al filósofo griego Aristóteles: “El tiempo es el número o medida del movimiento según el antes y el después”.

Así pues, nos permitimos, al menos subrayar las tres características respecto de la idea del tiempo en Aristóteles:

1. Su relación con el movimiento
2. con el cambio,
3. y con la posibilidad de medida de este movimiento entre cambios.

El tiempo para Aristóteles era sobre todo cronológico, lineal, circular, debido al concepto del devenir de la época), ajeno o externo al individuo.

En la experiencia del tiempo, junto a la medida observable asociada al movimiento (que podríamos designar como tiempo físico) también hay una dimensión racional que ya fue propuesta por Platón, el maestro de Aristóteles. Para Platón el tiempo es “la imagen móvil de la eternidad”. Con esta expresión parece ser que Platón describe el tiempo como un producto interior de la persona, en concreto de la “energía” del alma. Es decir, el tiempo no es externo a la mente.

Hice un salto, para decir que Albert Einstein nos trajo la concepción moderna sobre el tiempo. En su teoría de la Relatividad nos lo presenta dependiendo de otras variables y define el tiempo como “relativo”. Albert Einstein propuso que no existe un “ahora” universal, válido para todos los fenómenos. El “ahora” para él depende de la posición de cada observador: Es Relativo.

El Sexto Principio nos habla de la duración de la cura. Ya os he dicho que es “a medida”.

Este fue uno de los motivos que se apuntaron para expulsar a Lacan de la IPA (Asociación Psicoanalítica Internacional), y que Lacan llamó “su excomunión”.

Lacan, dentro de la IPA, hizo su famoso “Retorno a Freud”, su vuelta a los textos freudianos, que habían sido vaciados de sentido por la IPA. Criticó la teoría del Fin de Análisis de la IPA (identificación con el analista) y con ello la concepción sobre la formación de los analistas (análisis didáctico). Para la IPA hay diferenciación entre análisis didáctico y no didáctico. Para Lacan no existe análisis didáctico como tal. Si a lo largo del análisis surge el deseo de ser analista, bien venido sea.

Lacan creyó conveniente establecer una sesión de duración variable, en tanto que cada uno de nosotros somos distintos y por lo tanto tenemos tiempos diferentes. Con esto, Lacan hace de la interrupción de la sesión un signo de puntuación, de interpretación, permitiendo el resurgimiento del deseo inconsciente.

Para comprender lo qué es una sesión variable hay que vivirla. La experiencia real del tiempo que ella introduce es imprevista, desconcertante y perturbadora.Estamos hablando del tiempo lógico.

Lacan en su texto “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada”(1) de sus Escritos, nos dice que el tiempo lógico está constituido por 3 tiempos:

1. Instante de ver
2. Tiempo para comprender
3. Momento de concluir.

Cada uno tiene su tiempo, su tiempo lógico, de diferente medida para cada sujeto; por lo cual la duración de la cura y el desarrollo de cada sesión, como hemos visto, no puede ser estandarizada. Y por eso la duración de la cura se define “a medida”.

Dicho esto, me ha surgido la pregunta de por que Lacan utiliza en esta definición de Tiempo Lógico diferentes palabras para conceptos temporales.

Me llama la atención la palabra instante, que según el Diccionario de la Lengua Española, significa porción brevísima de tiempo, que proviene del verbo Instar, que a su vez, en una de sus acepciones significa repetir la súplica o petición, insistir en ella con ahínco.

De la misma forma, la palabra momento significa oportunidad, ocasión propicia y en otra de sus acepciones Lapso de tiempo más o menos largo que se singulariza por cualquier circunstancia. Podríamos decir que es un instante singularizado, con importancia, peso, trascendencia. Y por último la palabra Lógico, adjetivo que cuando es dicho como consecuencia de algo significa natural y legítima. Cuando es dicho como un suceso significa cuyos antecedentes justifican lo sucedido. Instaura pues, una forma nueva y diferente del concepto de tiempo. Diríamos que lo amplia.

¿Cuánto dura una cura analítica? Tiene que ver con lo expuesto hasta ahora. Por ello la cura se prolongará hasta que “el analizante esté lo suficientemente satisfecho de la experiencia que ha hecho como para dejar al analista. Lo que se persigue no es la aplicación de una norma, sino el acuerdo del sujeto consigo mismo”. (nos dice el sexto principio).

Un sujeto puede dar por concluido su análisis cuando piensa que ha resuelto cuestiones que le hacían sufrir y se siente dispuesto a continuar separándose de su análisis. Este será un “final posible”, que no quiere decir que no pueda retomarse en otro momento.

También está el “final de análisis” en mayúsculas, que aún hoy se sigue trabajando y teorizando sobre el mismo. Hoy se habla de la “identificación al síntoma” como final de análisis.

En la Escuela, -en ella estamos realizando este espacio-, encontramos analizantes. En unos habrá surgido el deseo de ser analista. En otros no.
Pero tanto unos como otros, al dar por concluido su análisis, que acabamos de mencionar, -puesto que han recorrido un tiempo para comprender-, han estado inmersos en dicha experiencia inédita, han aprehendido un discurso, también novedoso, sobre todo por sus efectos. Efectos de “verdad”. En la sesión y fuera de ella. El sujeto ya nunca será lo mismo. Intento referirme a la transferencia de trabajo. Es lógico que si algo hace sufrir y con el análisis aprendes a modularlo y soportarlo, reinventándote en cierto modo, también es natural y legítimo ponerlo en circulación.

Quiero acabar con una cita de Jacques-Alain Miller(2) de su curso del 12 de marzo de 2008 que se refiere a “cómo Lacan escribe el final de análisis en uno de sus Seminarios. Y bien, sería necesario sin duda introducir aquí una tripartición de la experiencia analítica, que comienza por la verdad y el deseo, en la vertiente de la estructura, que concluye en la satisfacción, y entre las dos, está lo que pasa, y eventualmente lo que produce acontecimiento”.

Notas:
1-. Lacan, J. (1945) 'El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada'. En Jacques Lacan, Escritos I, Ed. Siglo XXI. Madrid, 187-203
2-. JAM, curso de 12 de marzo de 2008 sobre La Orientación Lacaniana.