«Todos tenemos una imagen ficticia construida a lo largo de la vida». Luis Salvador López Herrero (León)

Médico de atención primaria, Luis Salvador López Herrero cree en el poder curativo de las palabras. Lleva años profundizando en el psicoanálisis y, fruto de ello, es su nuevo libro, titulado "Mito y poesía en el psicoanálisis. Una experiencia a lo real", que se presenta esta tarde en El Corte Inglés de la mano del escritor José María Merino, el psicoanalista Gustavo Dessal, la escritora Cristina Peñalosa y el propio autor. López Herrero, autor del ensayo La cara oculta de Salvador Dalí, asegura que nadie es lo que parece...

Verónica Viñas: ¿Es posible curar con las palabras?

Luis Salvador López Herrero: Por supuesto. Que las palabras alivian el malestar humano es una hecho conocido desde la antigüedad; sin embargo, no sabíamos cómo lo conseguían. Justamente, el psicoanálisis descubriría con Freud y Lacan que es porque los síntomas están estructurados a base de palabras, por lo que la propia palabra puede resolver el síntoma.

Verónica Viñas: Excepto Woody Allen, que siempre habla de su psicoanalista en todas sus películas, ¿no cree que el psicoanalista está denostado?

Luis Salvador López Herrero: Pero ¿cómo insistir nuevamente en que el psicoanálisis está denostado cuando todos los medios y foros no dejan de hablar de él? Mi impresión es que tanto Woody Allen como nuestra sociedad actual, no pueden desprenderse del influjo del psicoanálisis, porque hay un punto de verdad en su discurso. Además, en nuestro país, siempre se ha querido enterrar al psicoanálisis sin haber conocido suficientemente su mensaje.

Verónica Viñas: El psicoanálisis es una labor de años y la gente suele querer resultados inmediatos, ¿cuál es su experiencia?

Luis Salvador López Herrero: No es cierto que el psicoanálisis no consiga resultados, llamémosles rápidos. Hay pacientes que alcanzan en pocas entrevistas un alivio de su malestar e incluso una orientación franca a su problema. Lo que sucede es que un analista no se deja seducir por los efectos rápidos de un tratamiento, sino que pretende conseguir una relación distinta del sujeto con ese modo de sufrir que ha precipitado su malestar inicial. Y esto lleva su tiempo.

Verónica Viñas: ¿Cuál es el fin último del psicoanálisis: ser más feliz o simplemente conocerse uno mismo?

Luis Salvador López Herrero: El conocimiento de uno mismo a lo largo de la travesía analítica es una consecuencia de la experiencia, no un fin en sí mismo. Lo más importante es alcanzar una relación diferente con la vida y su malestar. Porque para nuestros pacientes la vida o el hecho de vivir es un problema. En este sentido, el psicoanálisis es un instrumento que ayuda a vivir y a disfrutar la vida de un modo completamente distinto.

Verónica Viñas: Parece lógico que alguien que cree en el poder curativo de la palabra escriba un libro, ¿es esta la finalidad de su ensayo «Mito y poesía en el psicoanálisis»?

Luis Salvador López Herrero: Es cierto que para mí la escritura es un instrumento que me ayuda a disfrutar la vida y a paliar su propio malestar. Sin embargo, mi intención ha sido querer transmitir mi experiencia con el psicoanálisis después de tantos años dedicado a él. En este sentido, es un texto donde, de modo crítico, interrogo al psicoanálisis y su experiencia para indagar cómo y porqué cura y de qué cura verdaderamente.

Verónica Viñas: Qué tiene que ver la poesía con el psicoanálisis?

Luis Salvador López Herrero: Me gusta denominar al paciente, ya en análisis, como sujeto supuesto poeta. ¿Por qué? Pues porque cree en el valor de las palabras, en el equívoco que éstas pueden producir, en sus propias resonancias, en el valor de las metáforas... ¿No es esto mismo lo que se consigue en la poesía con el juego de las palabras y su encantamiento?

Verónica Viñas: ¿Le gustan más los relatos de José María Merino o los que le cuentan sus pacientes?

Luis Salvador López Herrero: Sinceramente, me seducen y divierten más los relatos de mi amigo José María. Las narraciones de mis pacientes son escuchadas más bien desde una atención rigurosa que busca desvelar esa verdad que resuena entre las palabras.

Verónica Viñas: ¿La relación psicoanalista-paciente es para toda la vida?

Luis Salvador López Herrero: No necesariamente. Es más, un análisis lacaniano camina hacia la disolución de esa relación a través de lo que se denomina el fin de análisis. Lo que sucede es que hay pacientes que por su gravedad con la vida precisan de un encuentro indefinido con un analista. No obstante, en medicina hay muchas enfermedades que requieren un seguimiento de por vida y nadie repara en esto.

Verónica Viñas: ¿El psicoanálisis es para gente corriente o sólo para individuos con personalidades «torturadas»?

Luis Salvador López Herrero: ¿Quién ha dicho que la «gente corriente» no se siente y vive de forma torturada en silencio? La ansiedad, la tristeza, las dificultades con la vida, las problemáticas de pareja, las preguntas por el hecho de vivir... Todo ello es un modo de tortura cotidiana para muchas personas que bien podría apaciguarse, de alguna forma, con un tratamiento analítico, es decir, hablando e interrogando sus problemas.

Verónica Viñas: ¿Tiene el «vicio» de psicoanalizar a todo el mundo?

Luis Salvador López Herrero: En absoluto. Aunque es cierto que el trabajo de analista te permite captar de forma sutil muchas cuestiones, sin embargo, en mi caso, solamente trabajo y analizo en mi consulta.

Verónica Viñas: ¿Nadie es lo que parece?

Luis Salvador López Herrero: Efectivamente, el supuesto ser no es la imagen, pero el problema es que no sabemos quién somos verdaderamente. En este sentido, todos tenemos una imagen ficticia (el yo) que ha sido construida a lo largo de la vida. Lo interesante es que la manera en cómo los demás nos perciben igualmente está influenciada por esa lente ficticia que configura las imágenes. Todos estamos insertados en un mundo de imágenes ficticias. Y para conocer algo de esa verdad que está en juego y que nos hace sufrir, uno puede acudir a un analista.

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