SCILICET. Textos del Congreso de Roma de la Asoc. Mundial de Psicoanálisis (AMP). FRUSTRACIÓN, PRIVACIÓN, CASTRACIÓN. Por Gustavo Dessal (Madrid).

(NOTA DE REDACCIÓN. Con la publicación de un extracto de las diversas entradas del texto SCILICET, preparatorio del Congreso de Roma a celebrar del 13 al 16 de julio 2006,(ver http://www.amproma2006.it/ pretendemos ofrecer a los internautas del blogelp, un muestra del trabajo desarrollado en dicho texto por parte de un grupo de psicoanalistas españoles. Seguiremos un orden alfabético hasta completar los extractos de los diez psicoanalistas españoles que allí escriben).

Frustración, privación, castración. Por Gustavo Dessal (Madrid).

La originalidad de Lacan en su tratamiento de la noción de objeto en psicoanálisis consistió en realizar una primera operación de vaciamiento, una deconstrucción análoga a la que había producido respecto al sujeto del inconsciente. Toda discusión acerca del papel del objeto en la economía psíquica debe partir de una premisa definitiva: la noción de una falta.

...La falta de objeto, como noción general que Lacan consideró necesaria para “desrealizar” el objeto, sufre a su vez una complejización cuando se la articula a los tres registros con los que la experiencia analítica debe ser estudiada: lo simbólico, lo imaginario y lo real.

...De las tres modalidades de la falta, la frustración se corresponde con las relaciones más primitivas del niño con la madre. No obstante, y a pesar de que el propio Lacan así lo establece, esta consideración evolutiva no puede soslayar dos hechos fundamentales: por una parte, que las tres faltas están articuladas entre sí, de tal modo que, al estilo del nudo borromeo, ninguna de ellas puede concebirse aisladamente; por otra, la lógica que permite comprender el mecanismo de la frustración (como el de la privación y el de la castración) fue postulada por Lacan en un momento de su enseñanza en la que otorgaba una función determinante a la sincronía de la estructura y el orden simbólico.

...es fundamental no perder de vista que la frustración supone que el deseo se mantiene, y que el padre está destinado a ser quien proporcione simbólicamente el objeto faltante, lo cual es especialmente visible en el edipo femenino.

...La privación es un término que se inscribe necesariamente en el contexto del Complejo de Edipo y su fundamento, el Complejo de Castración. Ante todo, el concepto de privación remite a la ausencia de pene en la mujer, pero la originalidad en el análisis de Lacan consistió en demostrar que esa falta (como ya lo había notado Freud) no es captada como una mera experiencia perceptiva, una aprehensión empírica de una supuesta carencia real...la noción del Nombre del Padre subyace bajo esta segunda modalidad de la falta, dado que ésta sólo puede ingresar en la subjetividad a partir de una simbolización de lo real. Es decir, que sin la intervención del significante fálico en la economía mental del niño y la niña, la noción de privación carece de todo sentido. El falo es el objeto simbólico que puede introducir un agujero en lo real del cuerpo femenino. Entendida de este modo, la privación es considerada por Lacan como una noción central y decisiva para el “progreso de la integración del hombre y la mujer en su propio sexo”.

...La privación orientará la demanda de falo de la niña hacia la madre, y la frustración resultante de esta demanda la reconducirá hacia el padre. Dirigida ahora hacia él, la demanda habrá de elaborarse como castración, lo que entre otras cosas permitirá que la frustración se vuelva admisible gracias al establecimiento en el inconsciente de la ecuación simbólica falo=niño. No obstante, el deseo que Freud descubrió bajo el término de Penisneid subsiste, lo cual abre la posibilidad del acceso de la mujer al hombre y eventualmente a la maternidad. Es a partir de esa conservación de la envidia fálica en la madre como el niño puede captar lo que él es para ella, y experimentar el falo como aquello que ocupa el centro del deseo del Otro.

...La subordinación del funcionamiento de la frustración, la privación y la castración a la inscripción del significante primordial del Nombre del Padre, se demuestra de manera muy directa cuando la forclusión impide la operatividad de dicho significante. Al no disponer del complejo de Edipo como marco de la subjetividad, las tres modalidades de la falta se manifiestan profundamente alteradas, ya sea por las severas dificultades de simbolización que tienen lugar, así como por las graves consecuencias sintomáticas que se aprecian en la posición sexuada del sujeto, incluso en los casos en los que existe un acceso al objeto sexual y a la procreación.

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