Reseña: I Coloquio Internacional de Toxicomanías y Alcoholismo: “¿Todos Adictos?” Claudio Spivak (Buenos Aires)

El sábado 21 de Abril tuvo lugar el “I Coloquio Internacional TyA”, en Buenos Aires. El título elegido para el encuentro fue “¿Todos Adictos?” y los textos de referencia seleccionados fueron “Una Fantasía” de Jacques-Alain Miller y “La toxicomanía generalizada”, de Ernesto Sinatra.

Con una masiva presencia de colegas de diversas partes del mundo y con trabajos de España, Argentina, Brasil, Francia y Bélgica, el Coloquio contó con las presentaciones de Judith Miller, Pierre-Gilles Gueguen, Ernesto Sinatra, entre otros, y tres mesas con nueve trabajos tanto clínicos como teóricos.

La apertura estuvo a cargo de Judith Miller, quien fuera presentada por Luis Salamone.

Salamone se refirió al éxito del significante TyA, el cual ha sido adoptado por los colegas que han decidido trabajar cuestiones referidas a la toxicomanía y al alcoholismo, siguiendo la orientación lacaniana. Señaló que está orientación se diferencia de las otras por no seguir la propuesta del “eso marcha” del discurso amo (tal como podemos encontrar, por ejemplo, en las Comunidades Terapéuticas). Nos recordó que Lacan al final de su enseñanza transmitió un “eso fracasa”, marca de nuestra relación con lo imposible.

También se refirió al constante interés de Judith Miller por el TyA, el que se ha traducido en encuentros y una comunicación fluida. Cabe señala que Judith Miller a formado parte también de la Comisión Organizadora del Coloquio.

Judith Miller inició su exposición relatando el trabajo que realizó, junto a distintos colegas, para conformar el argumento del Coloquio. Afirmó que su deseo era inventar los principios de la política que tenemos que elegir para enfrentar el ataque que sufre el psicoanálisis lacaniano. Explicó que la conversación era una ocasión preciosa para elaborar la política a seguir y dar respuesta a los planteos de la época actual. Señaló que hay amenaza para el psicoanálisis de orientación lacaniana por parte de lo que llamó “las buenas prácticas”, es decir, prácticas que son producto del empuje a la evaluación, prácticas que intentan sofocar los síntomas, sin tener en cuenta que esos síntomas expulsados por la puerta, retornan por la ventana.

Judith agradeció la presencia de colegas europeos, así como de Chile, Méjico, Brasil y Argentina. Luego agradeció el trabajo realizado en Europa por Pierre Malengreau y otros colegas, quienes han impulsado la creación de la Carta del TyA en el viejo continente.

Recordó también la importancia de tener en cuenta la diferencia entre especificidad y especialización en el tratamiento de sujetos llamados adictos, así como mencionó que no debemos perder de vista que el TyA, en sus siglas, incluye al alcoholismo.

Luego, Fabián Naparstek presentó a Pierre-Gilles Gueguen Gueguen tituló su exposición “Siempre uno por uno y, a menudo, Uno solo”. Recordó la referencia de Jacques-Alain Miller en “Las profecías de Lacan”. Allí declaraba que Lacan había deducido que la sexualidad pasaría del uno de fusión al Uno solo, cada Uno a lo suyo, para cada Uno su manera de gozar. Con esto, ahora nos encontramos con una nueva cara del derecho humano: el derecho de cada uno al propio goce. Explicó que esa es una de las causas de que el modelo general del siglo XXI sea adicción. El Uno goza solo con su droga y cualquier actividad puede devenir droga: el Facebook, el Internet, el trabajo, el deporte, etc.

Gueguen señaló que el psicoanálisis ha de vérselas con lo que hay, y no con lo que podría ser. Lo que hay es la toxicomanía generalizada. La sociedad ya no encuentra su fundamento en el Ideal encarnado por un jefe, sino en comunidades de goce. Esto corresponde al ascenso del judicialismo, al desenfrenado del capitalismo financiero y tentativa de poner en primer plano a los derechos humanos en tanto derecho a gozar.

Explicó que como solución algunos han propuesto restituir al Otro de la ley, al tiempo que otros han apostado por el apoyo filosófico dado por el relativismo. El relativismo, afirmó, se lleva bien con el auge de las terapias medicamentosas, fundadas en un pragmatismo que olvida la subjetividad. Señaló que el psicoanálisis ha de buscar su propia propuesta, una que sepa servirse del padre para poder ir más allá de él.

Continuó señalando que nuestro interés pasa por la praxis del psicoanálisis y por cómo acoger en el discurso psicoanalítico a todo el abanico de los fenómenos adictivos. Esto sabiendo que existe un hiato entre la definición de adicción del DSM y lo que entendemos por toxicomanía, desde nuestra concepción del síntoma psicoanalítico.

Recordó que para que haya psicoanálisis tiene que haber psicoanalistas, recordando la sentencia de Lacan: “el psicoanálisis es la operación que se espera de un psicoanalista”. También mencionó los dichos de Miller en “Hacia Pipol IV”, quien señalaba que los efectos del psicoanálisis no dependen del ambiente, no dependen del diván o del consultorio. Sí dependen de la relación de quien sostiene el discurso psicoanalítico y la experiencia con la cual se ha comprometido. Y es por eso que se pueden lograr efectos psicoanalíticos en la institución, siempre que la institución no haga imposible la práctica analítica.

Dijo que el analista es el que permite al sujeto que haya un enganche con el saber supuesto, aunque sea un enganche fugaz. Rememoró que las nociones de enganche y desenganche fueron trabajadas en la Conversación de Antibes.

Luego se refirió al contemporáneo uso masivo del tóxico, que aleja del amor y el sexo y se preguntó por la respuesta que puede dar el psicoanálisis en el tratamiento de las toxicomanías.

Entonces explicó que el objeto a, en la última enseñanza de Lacan, es real y que la pulsión lo rodea como a un hueco. Del objeto, si está enganchado al fantasma, sólo se puede decir lo qué es episódicamente, o sea puesto en función significante. Señaló que para que dicha operación sea posible hay que creer en el significante y que sólo constatamos la existencia del inconsciente y del objeto a por estos efectos. No podemos saber lo que es el inconsciente ni el objeto a, a no ser por los efectos.

El analista tendría ahí un lugar de intervención. No se puede saber de antemano en qué lugar se instaló el vacío del objeto a en la constelación significante que porta un sujeto. Tenemos que apostar, afirmó, a que el objeto que elija el toxicómano no sature el goce. También podemos ayudar a soportar dicho goce, proponiendo el tratamiento por la cadena significante. Explicó que esta movilización puede ser difícil, dado que el producto consumido puede ser tanto lo que sostiene como lo que destruye al sujeto en el universo del lenguaje.

A continuación hubo un espacio para las intervenciones de los participantes. Fabián Naparstek animó la conversación y puso énfasis en la noción de Uno solo. Las intervenciones rondaron acerca de las practicas realizadas en diversos ámbitos, tanto en privado como en el institucional. En una nueva intervención, Gueguen se refirió al amor como la única manera de superar el hecho de la no existencia de la relación sexual. Rescató entonces la importancia de la transferencia como elemento que da cuenta de nuestra creencia en el amor. La transferencia permite soportar la soledad del sujeto hipermoderno.

La siguiente mesa fue coordinada por Dario Galante y contó con los trabajos de Wilma S. de Farias (Belo Horizonte, Brasil), Nadine Page (Bruselas, Bélgica) y una presentación conjunta de Guillermo Drikier, Claudio Spivak y Jazmin Torregiani (Buenos Aires, Argentina). El trabajo de Page tomó como referencia el exceso y se apoyo en una presentación clínica. La presentación clínica de S. de Farias nos presentó a un sujeto donde el consumo de alcohol se acompañaba de drogas. La presentación de Drikier, Spivak y Torregiani fue teórica y buscó una orientación para el practicante del psicoanálisis en la época actual.

La conversación tomó como eje el posible cambio de posición subjetiva en el caso presentado por Page, la afirmación del grupo de Buenos Aires de tomar al síntoma toxicómano como paradigmático de la época y el lugar que han tenido el alcohol y el trabajo en el caso presentado por Farias.

La mesa que se presentó a continuación fue coordinada por Hilda Vittar. Hubo presentaciones clínicas de Irene Domínguez Díaz (Barcelona, España), Cassandra Dias Farias (Brasil) y Jorge Castillo (Córdoba, Argentina). Vittar puso énfasis en la idea de función del tóxico y señaló que ésta era distinta en cada uno de los casos presentados.

La conversación giró alrededor del detalle de “el llanto permanente” y la función de la droga para lograr un sentimiento de vida en el caso de Domínguez Díaz, la ruptura del lazo con el Otro en el caso de Dias Farias, al tiempo que en el caso presentado por Castillo la discusión intentó ubicar el lugar que la droga y la ansiedad han tenido en el sujeto presentado así como su relación con el analista. Otro tema que se prestó a la discusión fue la presencia del cuerpo, de la relación de sujeto y el cuerpo, en los casos presentados.

Finalizada la mesa, la Comisión Organizadora convocó a un Break. Ya se habían dispuesto diversas vituallas y bebidas, las cuales fueron recibidas con alegría por los participantes. La conversación continuó durante el receso y se hizo evidente el entusiasmo que enmarcó al Coloquio.

Regresados a la actividad, se presentó una tercera mesa, la cual fue coordinada por Mabel Levato. Los trabajos clínicos fueron presentados por Maria Célia Reinaldo Kato (San Pablo, Brasil), Susana Colabianchi en representación del TyA Rosario (Rosario, Argentina) y Cristina Pinelli Nogueira (Belo Horizonte, Brasil).

La conversación, en relación al caso presentado por Reinaldo Kato, tomó como eje la posición del analista, siendo la referencia una afirmación de Eric Laurent, quien proponía "cierta humildad y modestia "(1) frente a la toxicomanía, y "precisamos introducirnos en una tolerancia con relación a lo imposible, sin ceder ni a la resignación, ni al cansancio, delante de una carrera que concierne al imposible”. Mientras tanto, en el trabajo conjunto presentado por el grupo de investigación de Rosario, la discusión se cernió en el uso del tóxico como barrera ante el dolor y una intervención que localizaba las horas del consumo como las mismas en las que han fallecido seres queridos de la entrevistada. Por otra parte, en el caso presentado por Pinelli Nogueira, la charla se orientó por el uso de la internación y la presencia del alcohol como modo de tramitar el dolor.

Un punto interesante que surgió fue el debate acerca de la despenalización del consumo de drogas. Gueguen se refirió entonces a la relación del psicoanálisis con la ley y la interdicción. Dijo que el hecho de la prohibición no va a poner límite a la pulsión de muerte.

Luego llegó el momento de la presentación de Ernesto Sinatra , fundador del TyA junto a Mauricio Tarrab y Daniel Silliti. En la ocasión Luis Salamone recordó que el TyA cumplía 20 años.

Sinatra convocó a tomar una posición clara en relación a la sanción de nuevas leyes, como son la Ley de Identidad de Género y la Ley de Salud Mental, siendo nuestro horizonte el respeto por la subjetividad.

A continuación presentó su ponencia con el título de “Un paradigma de la hipermodernidad: la canallada del paco”. El paco es el nombre que se da en Argentina al residuo químico que queda de la elaboración de la cocaína. En el país se agrega a ese residuo polvo de limpieza o vidrio molido, lo que potencia su efecto devastador. Dado su bajo costo es consumido por la clases sociales con menos recursos, aunque recientemente se ha generalizado el consumo. Esto es así por la velocidad mayor en la producción de su efecto, del flash toxicómano. Sinatra se refirió a la producción de drogas de diseño, las cuales se fabrican casi a la medida del consumidor.

Sinatra explicó que las narcociencias han logrado con el paco lo imposible: reintroducir el resto de la producción de la cocaína en el mercado. Ya no se trata de eliminar el resto sino de venderlo, lo que fue caracterizado como una operación canallesca, Ideal del capitalismo. A los individuos que son los caídos del mercado, el resto y real del mercado de consumo, se les destina lo que ese mismo mercado había descartado. En la producción del paco se realiza lo lógica del mercado capitalista, que circula sin perdida, transformando el desecho en mercancía. Todo se recicla, nada se pierde, salvo las vidas humanas. Afirmó entonces lo que era una conclusión lógica: el paco es a la producción lo que los individuos al mercado de consumo, el resto de la operación.

Luego mencionó la referencia de Lacan, comentada por Miller en “Una Fantasía”, donde propone que el discurso hipermoderno de la civilización muestra la dictadura del plus de gozar, al elevarlo al cenit del cielo social. Entonces afirmó que el plus de gozar se ha tragado al Ideal, siendo que la dictadura del Nombre del Padre ocultaba la dictadura del plus de gozar.

Propuso distinguir las dos caras del objeto a, la de causa y la de desecho, es decir, discernir entre el vacío de la causa y la saturación del desecho, para luego señalar que las drogas constituyen el desecho que suturan el vacío del objeto a, sede de la no relación sexual, causa de lo humano. La consecuente paradoja de esta operación es que cuánto más se repite el consumo para suturar la inexistencia de la relación sexual, más se hace evidente dicha inexistencia. Las drogas en su empuje autoerótico hacen evidente la no relación sexual. La droga viene a suturar ese vacío, el flash parece lograrlo, pero sólo por un instante. De ahí la instalación de la repetición entre el goce evanescente del flash y el posterior sentimiento de vacío ocasionado por la falta de droga. Ahí se ubica el fracaso y el éxito de la droga, quedando ésta elevada al cenit de la civilización.

Finalizada la presentación de Ernesto Sinatra, Luis Salamone recortó lo que llamó “una buena táctica” para el practicante del psicoanálisis. Se trata de apuntar al punto de fracaso de la droga, allí donde se hace evidente la no relación sexual.

Judith Miller hizo una larga intervención que Sinatra resumió del siguiente modo: hay que hacer saber a la comunidad que el intento de erradicar el síntoma es una práctica totalitaria.

Como despedida, Salamone agradeció la presencia de los colegas y el trabajo realizado por la Comisión Organizadora, compuesta por Judith Miller y Luis Salamone (como responsables), Liliana Aguilar, Romina Carbone, Cecilia Fava, Miriam Pais y Claudio Spivak.

Notas:
1-. LAURENT, E. "Post-War on drugs?” Cómo el psicoanálisis puede contribuir al debate político sobre las drogas en "Pharmakon 12”. Grama. 2011. Buenos Aires.