Reseña: El poder judical no puede limitar la acción especializada del control psico-social. ¿Estarán ejerciéndolo unos paranoicos (¿Habrá tests que lo confirmen, tests que lo desmientan?)* Pablo Villate (Bilbao)

Willkommen, Bienvenus, Welcome, como en la película Cabaret, podríamos decir, con la perspectiva que se abre con este tema: La infancia bajo control

Podríamos pensar que nadie más autorizado que alguien de algún modo relacionado con el psicoanálisis -dado que no hay analista posible que no pase por analizarse-, para decir que, a los clasificadores y controladores de lo psico-social, habría que clasificarlos eficaz y directamente como única garantía posible ante las derivas paranoides (aktion) que puede tomar su acción!

Seguramente no puede plantearse de igual manera en todas las profesiones, pero desde “el médico cúrate a ti mismo”, pasando por el no hay psicoanalista sin análisis personal, tampoco tendría que llegar esto de que ni los jueces pueden limitar la acción de los controladores psicosociales porque a los expertos se les reconoce un poder, tal como se formula por el Tribunal Supremo en nuestro país y se ha aplicado recientemente en el proceso de homologación de los psicólogos clínicos, ¡¡¡omnímodo!!!

Así sólo el encuentro de la universidad con el poder político -sea legislativo o, aún más cuestionable, administrativo- vienen a suplir esa falta de garantía del sistema jurídico respecto a lo social.

Da la impresión de que ni ese sistema, ni mucho menos el sistema psicotécnico, ni el sistema político, son capaces de garantizarnos que su acción esté a salvo de una deriva paranoica del higienismo. Tal como advierte el profesor Gori (Roland Gori, profesor de Psicopatología en la Universidad de Aix- Marseille I) al final de la película “La infancia bajo control”:

“En el fondo este asunto de los trastornos de conducta (...) no apunta a prevenir la delincuencia, sino más a habituar a la población común a aceptar una trazabilidad del comportamiento. Y es ahí donde hay una relación extremadamente problemática justamente con lo político. Sobre los usos de la ciencia, particularmente la genética, como modo de gestión de las poblaciones, hemos conocido tiempos muy sombríos no hace mucho”.

La serie de intervenciones realizadas en ocasión de la proyección de dicha película convocadas por la Biblioteca de Orientación Lacaniana de Bilbao, parecen ilustrarlo muy bien:

-Desde el campo educativo, las dos intervenciones aportadas fueron muy claras. Beatriz Tomey (gipe-scfbi) lamentaba la escasez de espacios para reunirse en torno a la posibilidad de un análisis crítico sobre cuestiones como esta. Resulta entonces que los maestros se encuentran consintiendo –como el Tribunal Supremo, diría yo- eso en lo que les meten los técnicos psi: rellenar los cuestionarios que van a ser el fundamento del diagnóstico de TDH, colaborar con la aplicación sistemática de un control y medicalización, que en muchos casos no sólo no ayudan a los alumnos que pueden estar en dificultades, sino que los patologizan y complican la labor de los educadores interesados en atender al hecho de que sus alumnos pueden consentir o no en tanto sujetos.

Inmaculada Mtnz de Icaya (qiepe-Gazteiz-scfbi) no tardó en dar una definición a la altura del fenómeno, el higienismo del siglo XXI, que parece dejar aún menos margen de oposición a su acción autoritaria por esta deriva cientificista empeñada en subsanar, de modo absoluto (dándose un poder ¿omnímodo?), todos los errores de conducta del ser humano: fe en la ciencia y pensamiento único relacionados con el pretexto de la buena convivencia ¿por qué tiene tanto éxito en países considerados la avanzadilla de la educación –EEUU, Canadá, Francia, Alemania, Bélgica-?

-Desde la clínica, lo primero, los casos. Elena Usobiaga (gepna-icf) recordó los episodios de ira que “el hombre de los lobos” presentó de pequeño y la interpretación que Freud hizo al respecto. Pese a la lógica de quienes, tal como muestra el citado documental, buscan el germen de la delincuencia, el joven ruso pudo no resultar muy normal para muchos pero nunca fue un hombre violento.

Lo que sí parece bastante violento es que, clasificando por la conducta sin preocuparse por la causa de la inquietud manifiesta de un sujeto, se den casos como el del niño con síndrome de Asperger que venía siendo medicado con metilfenidato pese a los efectos indeseables que le causaba, como a la chica que deliraba que su madre era una doble, de donde la tensión agresiva hacia ella hasta que el asunto fue situado de buena manera. De modo aún más preciso, aumentar la dopamina (metilfenidato) no sólo desinhibe, incluida la conducta violenta, sino que también incrementa el riesgo de desencadenamiento de una psicosis.

Pía Nebreda (g autismo elp-bi) nos presentó a un niño que pululaba solo por la escuela, agresivo, sus compañeros descontrolados se reducían para él a un caos sonoro del que tenía que defenderse. Pese a dar pasos ubicándose respecto a la lecto-escritura seguía agrediendo. La posibilidad de serle interpretado que algo de todo eso hacía signo de su anhelo de relacionarse con sus compañeros produjo la emergencia del sujeto “¡Ah, ya comprendo!”, respondió. La confianza del clínico en que había que darle su oportunidad al sujeto estaba desde antes, nos explicaba Pía: si no, no queda más que el recurso al control y, en estos casos tan sensibles a la figura del perseguidor, el ejercicio del control sobre ellos aumenta su gran dificultad.

María Verdejo (gini-cereda-scfbi) mostró, con un caso ya desplegado en otra carta al Forum3, cómo un adulto puede necesitar tiempo para llegar a tomar a un niño como sujeto de pleno derecho, incluido un derecho a resistirse a un cambio de tutora. El cambio es aún más especialmente bienvenido si, como en el caso, es su madre quien, de no escucharla, da el paso a plantearse la diferente manera de decir las cosas que puede encontrar en su hija. Y esta puede llegar a decir que un poco de medicación para determinadas tensiones en sus relaciones escolares, puede ser aceptable.

Alberto Lasa (U. terapéutico-educativa Ortuella), un poco dividido entre psiquiatría y psicoanálisis, defendía con Canguilhem que la biología es mucho más que física o química, de modo que a esa psiquiatría -que el documental denuncia- prefiere llamarla neuroquímica más que biologicista. Señalaba las fatales consecuencias de identificar prevención con previsión, y las de la generalización del discurso plano que suprime la complejidad y lo específico de la historia del sujeto. Definió el momento en que estamos como el de la “sacralización de la pauta” que, afectando tanto al psicoanálisis como a la psiquiatría, hace desaparecer el factor humano de tal modo que la epigenética (transformaciones postnatales del potencial genético) sólo vuelve a estar de moda en tanto se traduce en términos de rentabilidad para la industria farmacéutica.

-Desde el público, un efecto muy particular causado por el documental: ¡verles las caras! como causa de cierta angustia. Ver las caras de esas expertas observando, cuantificando, clasificando, decidiendo sobre el sujeto sin contar con él. Esos expertos justificando la selección de las poblaciones en términos de escala de sospecha policial, respondiendo con infantilismo a la pregunta del niño que cuestionaba a qué venía aplicarle la escala del test Dominique... ¿una sociedad infantilizada que “se defiende” de la madurez de sus niños?

No por nada surgió también el comentario de que a Edelman, el pope del diagnóstico de déficit de atención e hiperactividad, le han encausado en USA no por el dinero recibido de las farmacéuticas –que eso no es delito allí- sino por no haber pagado sus impuestos; como le pasó a Al Capone

-Como Colofón, leímos la cita de Lacan (... para que los hombres aprendan a soportarse entre sí...) que aparece en el último nº(32) de la revista del mismo nombre, propusimos continuar estas elaboraciones haciendo serie con el trabajo que realizaremos con Gustavo Dessal (en torno a uno de los “Otros escritos” de Lacan, “Alocución sobre las psicosis del niño”) y con Jorge Alemán porque, aún desde cierta soledad respecto al empuje tecno(ideo)lógico de la época, la política de un planteamiento orientado parece posible frente a la potencia del eje que forman el control psicotécnico, farmacológico y político.

* Encuentro en la BOL (Biblioteca de Orientación Lacaniana –Bilbao-)