Desmontando los Mitos sobre los Diagnósticos y los Psicofármacos en Salud Mental.* José Manuel Alvarez (Redactor)

En estos últimos años, diversos autores y grupos de trabajo han realizado múltiples investigaciones sobre el grado de eficacia de los medicamentos en el campo de la llamada Salud Mental, a la par que sobre su incisiva influencia en la transformación y los usos de la psicopatología general. (véase por ejemplo el serial de los DSM).

Es un debate en el que confluyen múltiples y conspicuos intereses, casi siempre inconfesables tanto de un lado como del otro, ya que no debemos olvidar el marco ultramercantilista en el que se inserta dicho debate.

No obstante, lo que sí que poco a poco va quedando cada vez más claro, es la enorme manipulación por parte de farmaindustria sobre todos los individuos concernidos para hacer posible su distribución, su venta y su consumo: profesionales, pacientes, familias, medios de comunicación, Ministerios, publicaciones, etc.

Sin embargo, y para ser breves, el punto que interesa destacar es el siguiente: por un lado, la explotación sin escrúpulos del desamparo subjetivo con el fin de crear la ilusión de que una droga (una molécula o un conjunto de ellas), sería capaz, por sí sola, de tratar y curar precisamente lo más humano (e inhumano) que constituye a cada sujeto. En esto, la ciencia del fármaco ha tomado el relevo de la religión, desalojandola a codazo limpio de los templos de adoración; de hecho, grandes masas de profesionales se acercan cada día a ungirla en su pontificado. En definitiva, se puede decir que hoy es esa ciencia la que va a misa...

Por el otro, tampoco ha tenido ningún escrúpulo en imponer a martillazos una nueva psicopatología tan excluyente que acaba rechazando al sujeto mismo sobre el cual quiere aplicar su acción, por cuanto este queda reducido convenientemente a un neurotransmisor y, sobre todo, a su billetera, la del sujeto o la del Estado si aquel no puede pagar sus propios y carísimos remedios...

En esta ocasión, ofrecemos al lector del BLOG-ELP una serie de artículos a partir de los cuales se podrá adentrar en una amplia muestra de investigaciones, cuyo principal acierto es que, para poner muy entredicho los supuestos milagros que obran las sofisticadas moléculas que usa la industria del fármaco, emplean los mismos métodos de investigación que dicha industria utiliza para sugestionarnos de lo contrario.

Obviamente, esperamos que la lectura de estos artículos ofrezca al lector un excelente argumentario mediante el cual poner las cosas en sus justos términos, porque nunca hay que olvidar que, desde que el mundo es mundo, -y de eso hace ya una barbaridad-, seguramente no ha habido cultura que no haya contado con múltiples remedios (pócimas, ungüentos, ritos, etc.) para calmar y tratar los males del alma; y nada indica que, insertos estos remedios en una cultura dada, fuesen menos eficaces o más ineficaces que los que ahora se nos ofrecen en cualquier oficina de farmacia.

Y eso sin tener en cuenta que al menos aquellos “antiguos” remedios, jamás se ofrecieron como siendo su déficit la causa del mal que pretendía curar, en contra de los actuales que increíblemente presumen ellos mismos de ser el remedio y la explicación del “trastorno” que pretendiendolo curar, consiguen el efecto paradójico (y muy intencionado) de extender a modo de epidemia ese mismo mal. Efecto que viene a revelar una verdad, tal y como señaló el Premio Nobel de Química de 2009, Thomas Steitz: "Puedo sonar cínico, pero las farmacéuticas no quieren que la gente se cure". ¡¡¡Naturalmente!!!, porque ya hace mucho tiempo que saben que a la gente no se la puede curar, y que es infinitamente más lucrativo hacer negocio explotando los males que nos aquejan, que fracasar una y otra vez tratando de curarlos; sería la ruina para la imagen del sector...

Y además, para qué nos vamos a engañar, la salud así como la felicidad, ya se sabe desde hace mucho tiempo, vamos, desde la noche de los tiempos, que la Naturaleza las ha diseñado con algo que está muy de moda hoy día y que se llama “obsolescencia programada”. “Dispositivo” que también los magnates del negocio del consumo de la Salud Mental tienen muy en cuenta, implementándolo sin decírselo nadie y engañando a casi todo el mundo.

El texto que va a leer a continuación es la presentación a su vez de los textos cuyos links encontrarán al final del mismo, para que puedan acceder a ellos de manera fácil, rápida y cómodamente.

Les aseguro que su lectura no tiene desperdicio.

José Manuel Alvarez - Redactor blog-elp

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DESMONTANDO LOS MITOS SOBRE LOS DIAGNÓSTICOS Y LOS PSICOFÁRMACOS EN SALUD MENTAL*

La publicación The New York Review of Books, especializada en la revisión de libros y obras recientes, ha editado una interesante y aguda reflexión sobre la imparable creación de categorías diagnósticas de trastornos mentales y el aumento del consumo de psicofármacos a escala mundial. Marcia Angell, autora de los artículos titulados The Epidemic of Mental Illness: Why? (“La epidemia de la enfermedad mental: ¿por qué?”) y The Illusions of Psychiatry (“Los engaños de la psiquiatría”), reflexiona sobre la validez de la teoría que reduce la explicación de los trastornos mentales a simples desequilibrios bioquímicos y sobre los intereses de la industria farmacéutica en perpetuar este modelo y en ampliar las categorías diagnósticas de enfermedad mental, basando su análisis en las conclusiones y datos aportados por tres diferentes investigadores de nuestro tiempo:

Irving Kirsch, psicólogo y prestigioso investigador de la Universidad de Hull en el Reino Unido, así como autor del libro The Emperor’s New Drugs: Exploding the Antidepressant Myth (“Los nuevos fármacos del emperador: destruyendo el mito de los antidepresivos”).·

Robert Whitaker, periodista de investigación experto en el área de la medicina y la ciencia y autor del libro Anatomy of an Epidemic: Magic Bullets, Psychiatric Drugs, and the Astonishing Rise of Mental Illness in America (“Anatomía de una epidemia: panaceas, psicofármacos y el impactante ascenso de la enfermedad mental en EE.UU.”).·

Daniel Carlat, psiquiatra de la ciudad de Boston, autor de un blog y colaborador ocasional en un periódico digital, que ha lanzado al mercado otro polémico libro titulado Unhinged: The Trouble with Psychiatry - A Doctor’s Revelations About a Profession in Crisis (“Los trastornados: El problema con la psiquiatría- las revelaciones de un médico relacionadas con una profesión en crisis”). En su artículo, Marcia Angell da cuenta del incremento exponencial de diagnósticos de enfermedad mental en EE.UU. desde finales de los ‘80, coincidiendo con la aparición en el mercado del Prozac. Durante el periodo comprendido entre 1987 y 2007, el número de estadounidenses que percibió prestación social por incapacidad asociada a un trastorno mental aumentó más del doble y en el caso de los niños, los trastornos mentales aumentaron 35 veces más durante ese mismo periodo de tiempo, convirtiéndose en la primera causa de discapacidad infantil, por encima de la parálisis cerebral o el Síndrome de Down. Desde la aparición de los primeros antidepresivos en el mercado, el número de personas que recibió tratamiento para la depresión se triplicó en tan sólo 10 años, alcanzándose cifras astronómicas en la actualidad, donde 1 de cada 10 estadounidenses mayores de seis años toma antidepresivos. Respecto al aumento del consumo de fármacos para tratar la psicosis, las cifras son aún más alarmantes: la nueva generación de antipsicóticos -Risperdal, Zyprexa (olanzapina) o Seroquel (quetiapina)- se han convertido en líderes de venta, por encima de cualquier otro fármaco para tratar dolencias físicas, incluso los medicamentos destinados a disminuir el colesterol.

Teniendo en cuenta que, según el modelo en el que se fundamenta la terapia farmacológica actual de la enfermedad mental, los trastornos vienen determinados biológicamente y no son resultado de influencias ambientales, con un agudo sentido crítico, la periodista Marcia Angell se pregunta: "Estas cifras, ¿se corresponden a un aumento real de la prevalencia de trastornos mentales? (...) Según Angell, si los psicofármacos realmente funcionan, "lo esperable sería observar una reducción de estos problemas, no su aumento exponencial".

La autora, tras revisar los libros publicados de Irving Kirsch, Robert Whitaker y Daniel Carlat, señala que estos investigadores, si bien proceden de ámbitos dispares (psicología, periodismo de investigación y psiquiatría), comparten gran parte de sus conclusiones y documentan su argumentación en datos objetivos y estudios científicos. Tal y como destaca la periodista del New York Review of Books, los tres autores coinciden en alertar acerca del preocupante hecho de que las compañías farmacéuticas hayan empezado a determinar qué es lo que se puede considerar enfermedad mental y cómo debe ser diagnosticada y tratada, y todos ellos advierten de la puesta en marcha de medidas abusivas y agresivas de venta de psicofármacos, legales e ilegales, y que muchos profesionales llegan a calificar de "sobornos".

Además, señala Marcia Angell, todos ellos cuestionan la teoría de que la enfermedad mental está causada por un desequilibrio químico cerebral, que los fármacos pueden corregir. Tal y como recogen los autores en sus respectivas obras, después de décadas de investigación, los resultados científicos evidencian que la teoría del desequilibrio químico para explicar las enfermedades mentales no se sostiene. Es más, según establece Whitaker, en base a los resultados de técnicas de neuroimagen en pacientes con trastorno mental en tratamiento farmacológico: "Antes del inicio del tratamiento farmacológico, los pacientes diagnosticados de esquizofrenia, depresión o cualquier otro trastorno psiquiátrico no presentan estos famosos desequilibrios químicos. Sin embargo, una vez que una persona inicia el tratamiento farmacológico, que de una manera u otra abre una llave en la mecánica habitual de la transmisión neuronal, su cerebro empieza a funcionar de manera anormal".

Por su parte, Daniel Carlat hace referencia a la teoría del desequilibrio químico como un mito (que califica de conveniente ya que destigmatiza la enfermedad mental) y Kirsch, tras realizar una interesante línea de investigación centrada en la depresión, concluye que "parece fuera de toda duda que la explicación tradicional de la depresión como un desequilibrio químico en el cerebro es sencillamente errónea".

No es la primera vez que se pone en duda el modelo farmacológico que impera en nuestros días para tratar los trastornos mentales, ni que se advierte sobre el peligro de que la industria farmacéutica haya comenzado a adquirir demasiado poder e influencia en la forma de determinar qué es lo que puede considerarse enfermedad mental y cómo tratarla.

En esta línea, el Premio Nobel de Química de 2009, Thomas Steitz, denunció a los medios de comunicación que los laboratorios farmacéuticos "prefieren centrar el negocio en medicamentos que sea necesario tomar durante toda la vida". Este prestigioso investigador advirtió, en una rueda de prensa celebrada en nuestro país el pasado mes de agosto de 2011, que las compañías farmacéuticas (que son las que subvencionan gran parte de las investigaciones) eran las primeras interesadas en cronificar la enfermedad, mostrándose tajante en sus declaraciones: "Puedo sonar cínico, pero las farmacéuticas no quieren que la gente se cure" (ver más información aquí: http://www.lavanguardia.com/salud/20110826/54205577068/thomas-steitz-premio-nobel-muchas-farmaceuticas-cierran-sus-investigaciones-sobre-antibioticos.html).

Durante los dos últimos años, las voces de científicos, investigadores, médicos e incluso cineastas sobre este fenómeno han ido sumándose. Junto a las obras de los autores mencionados y las declaraciones del Premio Nobel de Química 2009, cabe destacar también el documental Orgasm Inc., de la reconocida directora estadounidense Liz Canner, estrenado en 2011, donde se exploran los intereses de la industria farmacéutica para la creación de un nuevo trastorno: la disfunción sexual femenina.

Liz Canner realizó un seguimiento e investigación de los pasos de diferentes compañías famacéuticas en su camino por lograr ser las primeras en lanzar al mercado un producto que prometía solucionar el problema de la disfución sexual en las mujeres, y que fuese aprobado por la agencia encargada de la regulación de medicamentos en EE.UU. (U.S. Food and Drug Administration, FDA). La creadora de este documental recogió interesantes testimonios de representantes de las compañías farmacéuticas, mujeres sometidas a estas pruebas, médicos, ginecólogos y psicólogos, aportando una amplia y esclarecedora visión del tema.

* FROM: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=3841

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AUGE Y ¿CAÍDA? DE LA ERA DE LOS ANTIPSICÓTICOS ATÍPICOS. Héctor González Pardo Universidad de Oviedo.
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=1169.

LOS ANTIDEPRESIVOS EN TELA DE JUICIO
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=1778

ENTREVISTA AL EQUIPO DE INVESTIGACIÓN DE IRVING KIRSCH.
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=1839

IRVING KIRSCH Y LA CAÍDA DEL MITO DE LOS ANTIDEPRESIVOS.
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=3842

ROBERT WHITAKER Y LOS EFECTOS NOCIVOS DE LOS PSICOFÁRMACOS.
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=3843

DANIEL CARLAT Y LA ALIANZA ENTRE LA PSIQUIATRÍA Y LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA.
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=3844