Reseña de la Mesa Redonda “Tener un hijo, un deseo singular”

El pasado miércoles 9 de Junio se celebró vía Zoom la Mesa Redonda organizada por las Bibliotecas de Orientación Lacaniana de A Coruña y Vigo junto a la Comunidad gallega de la ELP, bajo el título “Tener un hijo, un deseo singular”. Asistieron a la actividad 117 participantes desde muy diversos lugares.

En su presentación, María Isabel Alonso Martín -Psicoanalista Miembro de la ELP- la enmarcó dentro de la serie de actos preparatorios hacia el próximo congreso PIPOL 10 en torno al tema ¿Querer un hijo? Deseo de Familia y Clínica de las Filiaciones. La Mesa contó con representantes de tres ámbitos muy involucrados en la temática abordada, intercalando psicoanálisis y ciencia-médica para cerrar las exposiciones desde el Derecho.

Isabel Alonso introdujo la temática de PIPOL como fruto de la necesidad de ubicarnos en las transformaciones radicales que, en pocos años, los discursos imperantes de la Ciencia y el Capitalismo han introducido en los campos relativos a la procreación, la filiación y el género. La intervención científico-tecnológica en la naturaleza ha derivado en nuevas formas familiares y nuevos semblantes sociales, al tiempo que ha producido un real que hace tambalear nuestras referencias simbólicas tradicionales. Las nuevas posibilidades reproductivas asistidas por la ciencia han propiciado a menudo asimilar al niño con un objeto de consumo más y posibilitado distintas formas de acceder a lo que también surge como pluralización de parentalidades. Pero por muchos medios que hoy tengamos, Lacan ya mostró que el modo de origen de un niño será el que éste adopte, que la transmisión va más allá de lo biológico, que requiere de funciones parentales y de un deseo que no sea anónimo. En este sentido todos somos adoptados. Asimismo, estas nuevas biotecnologías producen una nueva inscripción simbólica, nuevas formas de filiación. Esta auténtica revolución, que también incluye al campo del género, convocan múltiples interrogantes como, por ejemplo, qué preside el deseo de concebir un hijo y qué consecuencias tiene o qué hacer ante las nuevas formas de filiación. Si bien desde el psicoanálisis sólo podemos responder remitiéndonos al caso por caso, necesitamos la conversación entre diversos discursos. Con dicha propuesta, Isabel dio paso a los ponentes.

La primera ponente, Vilma Coccoz, psicoanalista miembro de la ELP, destacó lo oportuno del tema convocado así como la composición de la Mesa, por estar en plena sintonía con el objeto del congreso -a cuya Web hizo varias referencias interesantes para documentarnos- y su enfoque multidisciplinar. Además, señaló cómo el propio título, con sus dos frases, diferencia dos conceptos muy distintos, como son querer/desear. PIPOL muestra la dificultad para descifrar un verdadero deseo en este tema en concreto, planteándolo en forma de pregunta. Pregunta a la que no se puede responder contundentemente y en este sentido, Vilma hizo una insistente llamada a lo necesario de espacios de reflexión y diálogo entre varios para poder abordar esta verdadera mutación tan acelerada que nos conmueve, dándonos el tiempo necesario para introducir lo simbólico -tan insuficiente en nuestra civilización actual- para poder situarnos.

Tras aportar diversos ejemplos que ilustran las consecuencias de estos nuevos usos científico-mercantiles y que nos provocan perplejidad y desconcierto, Vilma señaló, recordando a Lacan, que la ciencia no se pregunta por la causa; opera directamente sobre la naturaleza -o lo que queda de ella, puntualizó-; pero en la actualidad, Miller nos empuja a enfocarnos, ya no en cómo la ciencia interviene sobre la naturaleza, sino en la producción de lo real que genera este discurso, porque eso nos orientará para acoger estas novedades desde la posición psicoanalítica. En una referencia al libro de François Ansermet, La Clínica del Origen, comentó cómo la articulación previa entre filiación y vida, que era anudada por la cultura, hoy en día se ha desatado, apareciendo dispersas la procreación, la sexualidad, la filiación. A mayor real introducido por la ciencia, menos saber tenemos. Siendo el ser humano un ser hablante además de viviente, su origen no sólo es biológico sino que requiere verse reconocido en un deseo que no sea anónimo. Por ello, refiriéndose a la función materna, imprescindible para convocar tal deseo, hay que diferenciar claramente entre deseo de embarazo y deseo de hijo. Además, frente a la máxima tradicional de “madre no hay más que una”, hoy predomina “la madre incierta” (la biológica, la uterina, la legal, la socioafectiva). Finalizó Vilma recalcando lo imprescindible de restablecer los enigmas sobre el deseo de ser madre y padre para poder nacer como sujeto del deseo y de los cuidados, más allá de causalidades puramente bio-médicas y otras propias de nuestra época.

Belén López, ginecóloga responsable del Servicio de Ginecología del CHUAC y representante de este Servicio en el Comité para la Disforia de Género, nos expuso el funcionamiento de este Comité, creado hace dos años, que junto a otros Servicios médicos tratan las demandas de “aquellos pacientes cuyo sexo sentido no es el mismo que el biológico”. No sólo atienden cambios físicos en estos pacientes sino también la reproducción. Comentó algunos casos que atienden: hombres trans que no quieren la histerectomía ya que quieren gestar; embarazo de parejas lesbianas con donación de gametos -en relación al banco de gametos, Belén señaló que actualmente el Ministerio de la Seguridad Social obliga a registrar la identidad de los donantes, lo que anteriormente no ocurría y que está generando ciertos problemas-; y de manera más tangencial también atienden la maternidad asistida, en casos de maternidad tardía. Destacó la complicación habitual en estos casos ante la discordancia entre las expectativas idealizadas sobre la maternidad y la realidad posterior, que a menudo supera a estas mujeres, necesitando atención psiquiátrica por las importantes depresiones postparto o descompensaciones psíquicas.

El foco de su intervención fue en torno a casos en el límite de la ética que les llevan a consultar con el Comité Bioético del hospital. Quiso resaltar lo complejo de las decisiones que este comité ha de tomar.

En los casos transgénero señaló lo habitual de las dificultades de estos pacientes para afrontar la parentalidad una vez que han logrado ponerse de acuerdo con su cuerpo. Belén suele recomendar a estos sujetos trabajar sus deseos al respecto para saber qué es lo que relamente quieren hacer.

José Ramón Ubieto, psicoanalista miembro de la ELP, puso el foco de su ponencia en “el origen” y “la adopción”. Señaló cómo en muchos debates sobre el origen de niños adoptados se incide en la necesidad de que el niño sepa todo sobre su origen biológico ya que sostienen que lo biológico les aporta la identidad. Contrariamente a esa postura, Ubieto destacó cómo para el psicoanálisis la maternidad y paternidad son funciones simbólicas, no biológicas y cómo la adopción confronta a la filiación al no existir un vínculo natural y también impacta sobre la naturaleza. El origen también se refiere al deseo del adoptante, lo que contradice lo bio como principal causalidad.

Según apunta Lacan, el único origen es el malentendido. En la misma línea que Vilma Coccoz, Ubieto hizo una llamada a lo necesario de la novela familiar, la ficción de cada uno, para buscar las propias respuestas al enigma de un real siempre “opaco”. Frente al empuje hacia la verdad objetiva biológica, el psicoanálisis insiste en el consentimiento subjetivo y lo que el propio niño elucubra sobre lo que él es para sus padres. Frente a la exactitud de los datos, hay que orientar a preguntarse cómo inscribirse uno en la falta en el Otro.

Ubieto cerró su intervención destacando la relevancia de entender el origen no como un destino, sino como un punto de partida.

Jana Calero, abogada coordinadora de la Comisión de Derechos Humanos de la agrupación “Avogacía Nova” de Vigo, comenzó definiendo filiación jurídicamente como: estado civil, vínculo que une a hijo y progenitor por naturaleza o adopción y que conlleva consecuencias legales. Para después aclarar que “tener descendencia no es un derecho ni legal ni moral” y cuestionar que muchas personas, creyéndose titulares de ese “no derecho”, buscan tener un hijo “a toda costa”.

Jana centró su intervención, combativa con estas nuevas prácticas, en torno a ese “a toda costa”, denunciando diversas acciones que violentan la propia integridad física y cuestionando que, si el Código Civil establece lo que puede y lo que no puede ser objeto de contrato, se llegue a vulnerar derechos jurídicos valiéndose de eufemismos y en virtud del deseo. Así vemos cómo en España, donde está prohibida la comercialización de gametos y la gestación subrogada, se “trampea” en el primer caso mediante una “compensación económica” o, en el segundo caso, se busca “madre de alquiler” en otros países -de lo que sale perjudicado el menor al no poder registrarle en España-.

Jana puso sobre la mesa consideraciones éticas que cuestionan que varios de estos novedosos procedimientos se puedan apoyar sobre una supuesta libertad personal. Compartió con los asistentes múltiples interrogantes que evidencian la tremenda complicación que todos estos cambios también introducen en el ordenamiento jurídico y cómo el Derecho va por detrás de ellos.

En el debate final, muy participativo, se retomaron algunos de los interrogantes planteados por los ponentes y se apuntaron diversas cuestiones. Cabe destacar el comentario compartido en varias intervenciones en torno a la necesidad de darse tiempo al deseo en medio de la vorágine de goce que impera y empuja, a través de una ciencia capitalista, a convertir al niño -pero también al cuerpo sexuado- en un bien de uso, dentro de una nueva sociedad globalizada y más comandada por los derechos que por el deseo. Por el contrario, lo urgente que resulta crear espacios para lo simbólico en busca de respuestas y haciendo valer lo enigmático del ser hablante, distanciándonos de las certezas.