Presentar el cuerpo. Ricardo Seldes - Presidente del VI ENAPOL (Buenos Aires)
Presentación del VI ENAPOL HABLAR CON EL CUERPO, LA CRISIS DE LAS NORMAS Y LA AGITACION DE LO REAL.
Es un título provocador, apunta a la interrogación acerca de la renovación de nuestra práctica en el siglo XXI, cuando el mundo vive bajo la perspectiva del todos locos, todos delirantes, efecto de la llamada devaluación del Nombre del Padre. El psicoanálisis debe jugar su partida, lo menos delirantemente posible, con relación al real del que da testimonio el discurso de la civilización hipermoderna.
¿Desde qué perspectiva? El discurso del amo, producto de la combinación del discurso de la ciencia y del capitalismo, está hoy enloquecido por la proliferación de las etiquetas e influye en forma directa sobre los cuerpos y las maneras de vivir la pulsión El psicoanálisis y su discurso, participan del movimiento de la modernidad, en donde se ha evidenciado el carácter artificial, construido, del lazo social, de las creencias, de las significaciones. La práctica freudiana abrió la vía a lo que se manifestó como una liberación del goce en las sociedades en las que prevalecía el malestar por frenar, inhibir, reprimir el goce. Por supuesto no en el sentido en el que Sade lo planteaba. J.-A. Miller lo dice con todas las letras en su Fantasía cómo esta práctica contribuyó a instalar la dictadura del plus de gozar, y por ello mismo debe hacerse responsable de las consecuencias de ese gran éxito. Consecuencias que son vividas por muchos como catástrofes: la ruina de la naturaleza, la pérdida de las tradiciones familiares y especialmente la modificación de los cuerpos.
A partir de la construcción de la biología lacaniana por Jacques-Alain Miller comprendemos que la ciencia biológica se preocupa de los algoritmos del mundo viviente, e incide con sus mensajes sin equívocos, es decir, con sus programas.
Desde los algoritmos no se puede saber qué es un ser vivo, pero sí podemos afirmar con Lacan que el goce de los seres habitados por el lenguaje es del cuerpo, o mejor dicho, que un cuerpo se goza. Y si damos una pequeña vuelta más diremos que el cuerpo vivo es la condición del goce.
¿Qué implica para el psicoanálisis hablar con el cuerpo cuando la agitación de lo real provoca exigencias de un lenguaje sin equívocos?
Interrogarnos por la relación del cuerpo y la palabra nos lleva a la cuestión de la efectividad de nuestra práctica renovando también las preguntas acerca de cómo es posible con lo simbólico tocar lo real o cómo el autismo de la apalabra sin diálogo puede relacionarse con el Otro. Si el Otro es el excluido del Uno, si es el menos Uno, entonces ¿el Uno viene del significante o del cuerpo?
Lacan plantea en sus últimas dos clases del Seminario 20 que más allá de la búsqueda de un modo de transmisión íntegra por la vía de los matemas, siempre nos encontraremos con una verdad, que se habla sin saber. El enunciado nunca coincide con la enunciación. "Hablo con mi cuerpo y sin saber. Luego digo siempre más de lo que sé".
Y si hay algo que lo que no se sabe cómo hacer, eso nos orienta en la dimensión de lo real. Si el fin del goce está al margen de la reproducción y de la conservación de la vida, nos encontramos con la incumbencia de lo imposible de inscribir la relación sexual entre dos cuerpos de diferente sexo, la abertura por la que el mundo nos toma como partenaire.
Se trata entonces del cuerpo que habla en tanto que no logra reproducirse sino gracias a un malentendido de su goce. No se reproduce sino errando lo que quiere decir, y eso que quiere decir, no es sino su goce efectivo. Es la diferencia entre la vida y la verdad: una habla en la palabra y en el cuerpo, y por eso no se sabe lo que se quiere; la otra no habla y desea transmitirse, durar, no terminar nunca. Los cuerpos de la especie humana están enfermos de la verdad. ¿Cómo encontrar una relación cierta con lo real?
Cuando nos abocamos a tratar sobre el cuerpo apuntamos a la noción de satisfacción. El hombre tiene un cuerpo afectado por el significante, que encuentra distintos tipos de satisfacción conocidas o desconocidas. El goce es el producto del encuentro azaroso del cuerpo con el significante, encuentro que mortifica el cuerpo pero al mismo tiempo recorta en la carne lo vivo que anima el mundo psíquico. Eso origina acontecimientos de cuerpo que no son simples hechos de cuerpo, dado que producen un corte, un antes y un después: momentos memorables, trazos inolvidables, un advenimiento de goce, fijaciones que no cesan de exigir el cifrado simbólico del inconsciente. Se trata de un cuerpo que no habla, que goza en el silencio pulsional y que a la vez es con ese cuerpo que se habla, que el parlêtre usa para hablar. También para producir el síntoma analítico. Habrá que investigar cómo.
Pongo puntos suspensivos siempre útiles cuando uno quiere indicar la existencia de una pausa transitoria o para dar lugar al suspenso.
La investigación que comienza ahora y dura al menos un año, (la comisión de bibliografía está abocada a colaborar con nosotros y nosotros con ella) es para tratar de descifrar qué significa hablar con el cuerpo, y como eso nos compromete a repensar y actualizar nuestros conceptos como, por ejemplo, el lugar de las identificaciones al ubicar el síntoma histérico hoy, hasta la posición femenina del cuerpo como tal. Así quiero anunciarles el extraordinario texto de Eric Laurent, Hablar con el propio síntoma, hablar con el propio cuerpo, que una verdadera orientación para las investigaciones sobre nuestro Encuentro que podrán leer muy fácilmente a partir de este momento en la página web del ENAPOL con sus Blackberrys, Iphones, Ipads y todo elemento internáutico.
En este instante de presentación, de apertura y de formulación de nuestros interrogantes, la pausa es para pasar la palabra a Patricio Alvarez, Director ejecutivo del VI Enapol. Él con Piedad Spurrier de la NEL y Sérgio Laia de la EBP, integrantes de la dirección, junto con la Comisión Organizadora, estoy seguro, que por el próximo año, darán que hablar.
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