Nuevas aristas de la vulnerabilidad

Este artículo tenía como destino, además del Blog de la ELP, Ombilic/Pipol 10, donde no pudo ser publicado por haberse cumplimentado la línea editorial.

 

Presentación

La discontinuidad entre la formación en medicina que recibí y los fundamentos que tienden a avalar y se apoyan actualmente determinadas prácticas que inciden en lo real del cuerpo, pujando por un sujeto identificado a su organismo, me convoca a no dejar caer en saco roto y anhelar aquel observatorio del futuro que Ansermet propusiera a Miller. Lo podemos leer en el texto titulado “El edicto del comité de ética” del libro Polémica política 1, en el que Andrés Borderías realizó la labor de recopilar textos de Jacques-Alain Miller y que bajo la colección que dirige Vicente Palomera, la editorial Gredos supo alojar. Un trabajo que es de agradecer. Un ordenamiento que orienta una acción, la llamada lacaniana. Orientan una acción ante las nuevas aristas de la vulnerabilidad. Esa suerte de agujero que no cesa de cavarse en esa relación inversamente proporcional, en ese desasimiento de lo simbólico en el que el ergo lo constituye, la brutalidad nuevamente en ascenso.

Un recuerdo. Un bisturí

Era a mediados de la década de los ‘80, cuando cursando la carrera de medicina una profesora, al presentarnos las maquetas de los distintos estadios embrionarios, dijo en tono suave, pausado y con determinación: “deben saber que estas maquetas fueron diseñadas a partir de abrir el vientre de mujeres en distintos momentos de la gestación, durante el nazismo”. Recuerdo el respeto y el cuidado que proferimos a aquellas maquetas. Un recuerdo que, para mí, nunca cayó en el olvido. Aquella profesora con su tono, su determinación, supo reabsorber el horror de lo siniestro y transmitir lo delicado de aquello a lo que aspirábamos: devenir médicos. Formarse orientado por la historia que nos precede, deja marcas. Lo irremediable llama a una orientación ética.

Una noticia. Otro bisturí

En diciembre de 2020, el Hospital Clínic de Barcelona anoticia que ha hecho el primer trasplante de útero en España2, el pasado 05 de octubre.

En la página web, en el sector de Noticias del mencionado hospital, podemos leer:

“El procedimiento ha sido posible gracias a la donación en vivo del útero de una hermana a otra. La intervención ha estado liderada por el jefe del Servicio de Ginecología, Francisco Carmona, y el jefe del Servicio de Urología y de Trasplante renal, Antonio Alcaraz. Este proceso que se inició hace cinco años se enmarca en el proyecto de investigación ‘Estudio de factibilidad de procedimiento de trasplante uterino de donante viva con obtención de injerto por cirugía robótica’ ,con el objetivo de validar la viabilidad de esta cirugía.

El requisito principal para ser candidata a este tipo de intervención es tener el síndrome de Rokitansky, es decir, un trastorno congénito del aparato reproductor femenino que afecta a 1 de cada 5.000 mujeres en el mundo. Estas mujeres ya nacen sin útero y sin trompas de Falopio. En este caso, la receptora fue la única candidata compatible de las 30 que se presentaron.

Un proceso de alta complejidad: 

El trasplante de útero se divide en dos fases: la extracción del útero realizada mediante cirugía robótica, para ser lo menos invasiva posible, y su implantación que consistió en una cirugía abierta. La duración aproximada fue de unas 12 horas, en cuanto a la extracción, y de unas cuatro la implantación

Un equipo multidisciplinar de más de 20 personas fue el encargado de llevar a cabo la operación (…)

En el caso de que se quede embarazada se mantendrá a la receptora con fármacos inmunosupresores hasta un segundo embarazo. Una vez haya completado su deseo de ser madre se le retirará el útero por laparoscopia después del segundo parto, siempre y cuando sea este su deseo gestacional.

Casos de éxito en el mundo: 

Hasta hoy ha habido alrededor de 70 trasplantes de útero en todo el mundo, de los cuales hay más de 20 recién nacidos vivos. El primer nacimiento tras trasplante de útero de una donante viva tuvo lugar en el 2014 en Suecia en el Hospital Universitario de Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo dirigido por Mats Brännström”.

En RTVE.es, “a la carta”, podemos ver un reportaje del 07.02.21, titulado: “Trasplante de útero: el hito médico y el debate”. En él intervienen: la receptora, los cirujanos, la Dra. Beatriz Domínguez Gil, directora de la Organización Nacional de Transplante (ONT) y el Dr. Federico de Montalvo, presidente de Comité de Ética de España y Miembro del Comité Biomédico de la UNESCO.

El Dr. Montalvo, en su informe a la UNESCO, planteó este debate. Refirió que: “no hay una sensación de que se puede incorporar como una práctica, que debe someterse a ensayos clínicos muy precisos evaluando riesgos beneficios y con un seguimiento estrecho del caso (…) también es verdad de que necesitamos hijos, pero, también hay que valorar si es ético cualquier medio y nos planteamos si es proporcionado asumir esos riesgos con el fin de la maternidad”. El Dr. Antonio Alcaraz verbaliza que “la sensación es haber alcanzado un hito, el haber abierto una vía de la que muchas mujeres se beneficiarán”. Zanja la cuestión diciendo que hubo tres Comités de Ética previos al trasplante. El ginecólogo comentó “como al ser abordado por la receptora en la puerta de su domicilio, tras escucharla, entró llorando a su casa”. La receptora, por su parte, reivindica su derecho a correr el riesgo, verbalizando que quien no lo quiera correr, que no lo haga.

La directora de la Organización Nacional de Transplante aclaró que no contaban con el aval final de la ONT, coincidiendo en su apreciación con el Dr. Montalvo; tomando en consideración, además, que el embrión crece en un medio inmunosuprimido.

Recordemos, además, que los trasplantes de órganos han estado reservados para órganos vitales, y salvo estrictas excepciones, nunca de donantes vivos.

Hasta aquí podemos decir que son prácticas que buscan su amparo en la OMS, que reconoce la infertilidad como una enfermedad.

A través de este reportaje tomamos nota de otra torsión más al respecto, de otro debate en el seno de la UNESCO. Se trata de experimentos de úteros artificiales para la gestación externa que se están llevando a cabo en Estados Unidos. El presidente de Comité de Ética de España, con zozobra y tono de advertencia, manifiesta que esa opción podría encontrar soporte en el riesgo de la pérdida de trabajo por el tiempo de baja laboral, que la gestación requiere. Nosotros podemos añadir otras razones que escapan al sentido común.

Y, podemos decir, esto ocurre, a escasos metros de casa.

Es interesante denotar y según los periódicos, que la noticia salió a la luz antes de lo esperado por haberse filtrado a la prensa. Según parece, el momento que se pensaba como propicio y como podemos imaginar, era cuando se hiciera efectivo el nacimiento de un bebé con el que se refrendaría el éxito de los nuevos pioneros locales. Tampoco se pasó por alto que fuera mientras se atraviesa una pandemia y los servicios sanitarios centraban sus esfuerzos en dicha situación.

Un esclarecimiento en ciernes. Otras operaciones

Me interesa aclarar que este texto es el inicio de una investigación y no aspira más que a plantear lo que llamaré, la materia prima, de dicha indagación.

Causada por la pregunta que Pipol 10 nos formula, “¿Querer un hijo?” -para abrir a posibles respuestas el querer en juego en la procreación- el encuentro con la noticia- me llevó a deslizarla a: ¿Querer un embarazo? Recordé un testimonio en su condición de AE de Marta Serra en el que transmite –y agradezco su coraje- que la satisfacción implícita otrora para ella en el embarazo, sin la experiencia del análisis, le hubiera abocado a hijos no deseados. ¿Entonces, podemos decir que Marta nos enseña que no hay necesaria continuidad entre querer un embarazo y querer un hijo? Lo que ni la ciencia ni la técnica interrogan.

Era la década de los ‘80, cuando Miller en el Curso El Otro que no existe y sus comités de ética 3, más específicamente en el capítulo X, llamado: “La era de Dolly”, nos decía: “La tecnología de la reproducción tocó de manera inquietante lo real de la vida”.

En 2019, en su libro Inconsciente 3.0 4, Gustavo Dessal nos dice: “La temporalidad propia de la tecnología va determinando una suerte de separación o independencia entre ésta y la ciencia, incluso hay quienes diagnostican más bien una absorción de la ciencia por la técnica, lo que supone el sometimiento de la ciencia a las reglas exclusivamente financieras (…) Se confía en que la tecnología podrá dar solución a todo, o a casi todo”.

En 1974, Lacan en La tercera 5, nos dice que: “La verdadera religión no es loca, todas las esperanzas le sirven, si puedo decirlo; ella las santifica. Por supuesto, así se las permite.”

Apoyándonos en estas citas, podemos inferir entonces, que la técnica se sirve, voraz y vertiginosamente, de la ciencia, ¿para que la santifique? Recordemos que la ciencia se rige por el principio de posibilidad, mientras que la técnica queda al servicio de lo imposible cobrando una dinámica propia, sobre un principio distinto, bajo la forma: no hay imposible para la técnica. Así, lo inquietante-angustioso-ominoso, ¿queda servido?

A los tocados por el psicoanálisis a todas luces nos conviene tener presente que no hay discurso hecho sólo de semblante.

A los tocados a-nalistas el índice señala ¡Dasein! ... ¡Ser ahí, existir... gerundiando, haciendo algo ahí, con lo irremediable que en lalengua cristalice! Y, entonces, brindaremos: ¡larga vida al psicoanálisis!

Notas:

  1. Miller, Jacques-Alain. Polémica política. Barcelona, Gredos, 2021.
  2. Hospital Clínic de Barcelona.
  3. Miller, Jacques-Alain y Laurent, Éric. El otro que no exsiste y sus comités de ética. Paidós, Buenos Aires, 2005, p.215.
  4. Dessal, Gustavo. Inconsciente 3.0. Xoroi ediciones, Barcelona, 2019, pp. 20-21.
  5. Lacan, Jacques. “La tercera”. Intervenciones y textos 2. Manantial, Buenos Aires, 1998, p. 85.