Miradas sobre la Pandemia: Conversando con Javier Fergo

En estos días de confinamiento, volviendo a repasar el Seminario 10 sobre la Angustia donde Lacan modifica su enseñanza sobre el estadio del espejo, encontré que cuando nos habla de la función de la mirada se detiene en la contemplación; al respecto dice que se produce una suspensión del sujeto, somos objetos tomados por la imagen, podríamos decir, soy la mirada.

Cuando indica que “la angustia es lo que no engaña”1, describe cómo se encuentra suspendida entre la causa y la turbación, explicando la turbación en relación a la emergencia del objeto a. En este momento el concepto de objeto a está ligado al carácter de objeto separable, cesible. En su relato de las cinco formas de objeto a dirá: “lo que llamo la cesión del objeto se traduce pues en la aparición, en la cadena de la fabricación humana, de objetos cesibles que pueden ser equivalentes a los objetos naturales”2.

En relación al objeto mirada señala la dificultad de desprender del cuerpo la imagen, refiriendo que ese fenómeno pudo observarse en algunas culturas mal llamadas primitivas.

“La posibilidad de desprender del cuerpo la imagen, quiero decir su imagen especular, la imagen del cuerpo y reducirla al estado cesible, en forma de fotografías, o incluso dibujos -a saber, el choque , la repugnancia, incluso el horror que provoca en la sensibilidad el surgimiento repentino de este objeto, y bajo una forma al mismo tiempo indefinidamente multiplicable y susceptible de extenderse por todas partes- con la negativa a dejar tomar esta imagen, de la que nadie sabe, Dios mío, adónde irá a parar después”3.

Son pocas las veces que Lacan se refiere a la fotografía, por ello me interesó especialmente esta cita. Justo en estos días de incertidumbre la contingencia hizo que me reencontrara con Javier Fergo, foto-periodista nacido en Jerez, que ha colaborado con la “Asociación de Escucha a Menores en Dificultad” en distintos momentos, de forma desinteresada. Ha trabajado para diversos medios de comunicación y agencias de noticias, a nivel nacional e internacional, destacando su trabajo en migraciones y refugiados.

Ha expuesto en varios países europeos (Reino Unido, Alemania, Francia…), así como en Estados Unidos o Rusia. Ha sido ganador de los British Journalism Awards 2019, tercer premio en Atlanta Photojournalism Seminar Chris Hondros Award 2019, así como en los Unesco Humanity Photo Award, entre otros reconocimientos Finalista del Premio de fotografía humanitaria Luis Valtueña.

El foto-periodismo ha pasado de ser considerado un complemento del periodismo escrito a ocupar su propio espacio, potenciado aún más con las nuevas tecnologías y las redes sociales. Es considerado, en sí mismo, un género, junto a la crónica, la noticia, la entrevista o el editorial o la suma de todos ellos en un formato enmarcado. Por ello, me movió el deseo de conversar con Javier Fergo y transmitir a los colegas de la ELP algo del singular proyecto, que ayuda a transitar este tiempo de pandemia con otras miradas.

Les dejo la transcripción de este afortunado encuentro.

Carmen Campos: Vuestras fotografías en el proyecto Covidphotodiaries.org, que sigo con interés, no se reducen a un archivo o a una serie, cada fotografía encierra una mirada singular, por ello creo que la historia necesita de foto-periodistas. Esta idea de ocho fotógrafos, de distintos lugares de la geografía y con distintas miradas, es una forma de hablarnos del acontecimiento o la contingencia del encuentro con la pandemia para cada uno y de ofrecernos distintas posibilidades de orientarnos. ¿Puedes contarnos cómo surge este proyecto y qué significa para ti participar?

Javier Fergo: El proyecto surge el mismo día 13 de marzo, cuando el Gobierno de España anuncia las medidas de confinamiento. Esa tarde, recibo la llamada de mi amigo y compañero de profesión Manu Brabo (Pulitzer 2013), ofreciéndome participar en un proyecto en construcción que cubra, desde distintos lugares de la geografía española, la pandemia provocada por el COVID-19. En ese momento solo éramos 4 fotógrafos, tuvimos una reunión vía vídeollamada para acotar los términos del proyecto y decidimos varias cuestiones: los integrantes deberían ser foto-periodistas independientes o freelance y debíamos ser el mismo número de mujeres y hombres. Los temas tratados y la forma de hacerlos sería libre a cada fotógrafo. Con el compromiso de publicar una imagen diaria producida en nuestro entorno cercano que sirviera de diario visual de la pandemia. Entonces propusimos perfiles de foto-periodistas españolas que creímos que encajarían en el proyecto, lo propusimos y se comenzó a publicar el pasado día 17 de marzo.

C.C. Me interesa esto que dices Javier, una de vuestras primeras decisiones fue que teníais que ser el mismo número de hombres que mujeres. ¿Puedes hablarme un poco más de esta decisión?

J.F. La industria del foto-periodismo ha sido tradicionalmente dominada por hombres, aún habiendo grandes mujeres fotógrafas trabajando. Quisimos que este proyecto fuera igualitario en ese sentido incorporando perfiles de mujeres fotógrafas que están realizando grandes trabajos.

C.C. Documentar la situación excepcional del Estado de Alerta, decretado en nuestro país, el confinamiento, el aislamiento social, el nuevo escenario en el que se han convertido nuestras ciudades y nuestras vidas implica una sobreexposición al riesgo. ¿Sientes algún temor en este sentido? ¿Habéis tenido alguna dificultad para hacer el trabajo?

J.F. Es cierto que nos exponemos al realizar este trabajo, pero seguimos rutinas estrictas de higiene y llevamos mucho cuidado. El miedo siempre está ahí, en mi caso, pero no más que otras situaciones que he tenido que afrontar en mi trabajo. Y, en cierta manera, el miedo es bueno: porque te hace estar atento, si te relajas, fallas.

En cuanto a las dificultades; hay una situación común a todos los integrantes: la falta de acceso por parte de entidades gubernamentales o autonómicas a los lugares relevantes, como hospitales, geriátricos, crematorios o cementerios. Que son donde está la historia. Existe afán en ocultar la realidad que llega a ser preocupante y muy frustrante. Como en tantas ocasiones en la historia de este país, esta pandemia está siendo 'tapada', con excepciones puntuales.

C.C. Me sorprende lo que dices del miedo, ¿Puedes contarme algo más de la función del miedo en tu trabajo y cómo lo has manejado estos años para que sea una herramienta?

J.F. Cuando era pequeño el miedo irracional me paralizaba, mientras que de adulto me ayuda en situaciones de estrés a permanecer atento a la situación y así evitar cometer errores o ser consciente de cuándo debo retirarme.

C.C. ¿Qué diferencias encuentras entre documentar esta pandemia y el Estado de Alarma y otras realidades que has documentado, como tu proyecto "Inmigratio" sobre la crisis de los refugiados en distintas zonas de Grecia?

J.F. La principal es que esto está ocurriendo en casa, he vuelto a hacer reportajes en la ciudad donde comencé mi carrera profesional, está siendo una experiencia personal relevante: no veo la ciudad del mismo modo que hace 14 años, cuando comencé a trabajar en sus mismas calles.

C.C. La ciudad familiar se convierte ahora en lo más extraño, la vivencia de volver a trabajar a Jerez…

J.F. Resido en Jerez, pero hace más de seis años que no trabajo en la zona. Volver a realizar mi trabajo en la cuidad y alrededores, con el bagaje profesional que tengo a día de hoy está siendo muy interesante, la cuidad ha cambiado con esta coyuntura que vivimos, la gente tiene miedo, se nota la desconfianza.

C.C. Fotografiar lo cotidiano y documentar lo pequeño, es una forma de mostrarnos otro relato, para mí se diferencia de la prensa escrita o a las noticias de la televisión. A veces tengo la impresión de que se ofrece demasiada información de datos que bloquea precisamente enterarse qué está pasando. Por ejemplo, tantas cifras, la cifra de personas que mueren que contrasta con el silencio sobre lo particular de estas historias.

¿Qué destacarías de las pequeñas historias has fotografiado?

J.F. Destacaría a las personas detrás de esas cifras, a los migrados tan importantes ahora que llevamos décadas maltratando, a los más desfavorecidos que acusan primero y de manera más intensa esta situación...

No somos un medio de comunicación, somos un colectivo comprometido con la información veraz y que creemos que estas historias son las que realmente importan.  Cuando todo esto acabe, las cifras quedarán en los libros de historia, pero se olvidarán las personas que hacen mascarillas de manera desinteresada o reparten alimentos en su ciudad o barrio. Así dejamos constancia de que esto también pasó.

C.C. Siempre me ha parecido que una de las características de tu fotografía, es captar el mundo en movimiento, no lo estático. ¿Estás de acuerdo con mi percepción o tú destacarías otro rasgo?

J.F. Como foto-periodista, comprometido con la información visual rigurosa, intento contar las situaciones tal y como son, sin artificios o provocando situaciones. Si bien, el uso de técnicas fotográficas enfatizan el mensaje que quiero transmitir.

Creo que el mensaje de una imagen, una vez realizada por el fotógrafo, pasa a ser de la persona que la ve y la interpreta. Se aprecian matices o intenciones que a veces son las mismas que el autor quiso transmitir, pero en otras son reflejo de la propia persona, su estado de ánimo, sus creencias, vivencias...

La imagen es universal, no tiene idioma y es el vehículo más claro de transmisión de información entre personas.

C.C. ¿Qué os decidió a elegir para este proyecto las redes sociales y que apoyos habéis encontrado?

J.F. Siendo freelance, al decretarse el estado de alarma se anularon los encargos y la agenda laboral que teníamos, por lo cual no nos planteamos invertir en una plataforma que acogiera nuestro trabajo. Elegimos crear únicamente una cuenta en la red social de fotografía Instagram ya que cumple con nuestras necesidades: mostrar y llegar al mayor número de personas, a la vez que realiza un histórico de imágenes.

Hemos tenido la suerte de contar con la ONG “Médicos del Mundo”, que se interesaron en el proyecto cuando escasamente tenía unos días de vida. Varios miembros del colectivo han sido reconocidos en su premio de fotografía humanitaria Luis Valtueña y se animaron a contactarnos ofreciendo una colaboración, ayudando el arranque del proyecto. Estamos abiertos a otras empresas y fundaciones que quieran formar parte del mismo.

 

Notas:

  1. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 10 La angustia. Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 320.
  2. Ibid., p. 338.
  3. Ibid., p. 340.