¡Locuras!

¿Cómo se lee en cárteles las locuras de la vida cotidiana?

El día 27 de octubre tuvo lugar la Velada Intercomunidades de carteles de la ELP. Estas se desarrollaron de forma presencial desde las distintas sedes de la Escuela, que permanecieron interconectadas a través de zoom estableciendo así, una gran red de transmisión. Una cita para el encuentro, donde destacar el lugar preminente y vivo que ocupan los carteles dentro de la escuela. En palabras de Victoria Vicente:

“Una forma de promover el remolino, el soplo intercomunidades, intercarteles, intergeneraciones. Una puerta abierta para conversar sobre lo que cada uno planteó en el interior de un cartel expuesto al descubierto para el debate entre todos.” Todo esto con el propósito de fabricar la vigencia del psicoanálisis en nuestra época.

Abriendo camino hacia el Congreso de la AMP “Todo el mundo es Loco” que tendrán lugar en febrero del 2024, este espacio de las Veladas estuvieron dedicadas a las locuras. Los textos que fueron leídos son productos diversos y abiertos, ya que casi todos los carteles son de reciente constitución y aún no están cerrados. Carteles en curso que siguen, en la elaboración de un saber propio, abriendo así nuevas cuestiones para investigar, para interrogar.

Repartidas en dos mesas, cinco cartelizantes tomaron la palabra desde distintas sedes. Esta actividad estuvo dinamizada por Blanca Cervera desde Madrid y Antonia de Miguel desde Vigo.

Los cartelizantes de la primera mesa:

1. Jesús Ugarte, “Todo el mundo es loco no todos psicóticos”

2. Antoni Vicens, “La angustia del analista”

Los cartelizantes de la segunda mesa:

1. Eva de la Fuente, “De creencias y Delirios”

2. Isabel Duran, “¿Todos criminales?”

3. Paloma Blanco, “Cómo la experiencia analítica permite hacer deconsistir el delirio universal.”

Tras la lectura de los textos presentados en cada mesa se abrió un turno de palabras que condujo a preguntas de mucho interés. Productos que, una vez leídos, se ponen a dialogar encontrando puntos para el debate, abriendo diferentes caminos para disponerse a nuevas búsquedas. Recoger los detalles de las intervenciones es un imposible. Tomo solo algunos, aquellos puntos vivos que despertaron mayor interés y sobre los que versó una larga conversación.

Se habló sobre la elección del rasgo en un cartel y de cómo su elección se manifiesta como un empuje, pudiendo decirse que, en ocasiones, la elección se impone porque toca tal vez con algo de nuestro propio síntoma. De ahí que surja la pregunta: ¿Ese rasgo que empuja es un S1?

Al estar presente las locuras en cada una de las intervenciones se abrió una larga conversación sobre las estructuras. ¿Dónde están los Schreber? ¿Dónde las histéricas? Preguntas que dan lugar a diferentes intervenciones, aportando alguna orientación: La estructura de la psicosis es mucho más sólida que las histerias. Los Schreber estaban porque se les daba la palabra, ahora, los psicóticos estas escondidos detrás de la química. La psiquiatría actual no se angustia, sigue el protocolo. El protocolo como una maquinaria para no pensar, que resta responsabilidad. Algunos padecimientos actuales como la fibromialgia pueden señalar el lugar de las histéricas en cuyo cuerpo descubrimos las marcas de su síntoma.

Entonces, ¿Estamos asistiendo a una nueva clínica? Sin dudarlo la respuesta es: “Sí, el psicoanálisis siempre abre a una nueva clínica, porque no tiene lugar en lo universal. Este siempre, insiste, abre a lo nuevo, a lo no sabido”. El psicoanálisis esta hecho de lo que nunca encaja y a partir de ahí surge la pregunta que moviliza para trabajar con la palabra.

La despatologización, la angustia del analista, de cómo se pasa de analizante a analista y viceversa. Temas que siguen abiertos en cada uno de estos carteles que aún no han llegado a su fin. Habrá que esperar.

Para finalizar, dejo abierta una pregunta que despertó todo mi interés, la pregunta de Julia: ¿Podríamos reconocer, solo a través de su lectura, fuera de todo contexto, que estos textos son productos de carteles y no de otro tipo de investigación o trabajo? Alguien respondió que sí, porque tienen una implicación subjetiva diferente.