Articulación entre Instituto, Deseo y Escuela

El tema de nuestra conversación de hoy* nos presenta tres términos y la cuestión de la articulación entre ellos. Podemos preguntarnos, en primer lugar, si la articulación depende de los términos o, más bien, si nuestra comprensión de los términos en cuestión depende de la naturaleza de su articulación.

Sería fácil plantear esta cuestión en términos de una simple relación binaria entre Institución y Escuela. Sin embargo, el tercer término del deseo sugiere que podría ser más útil cuestionar el deseo que está en juego en ambos casos. ¿Qué deseo está en juego en la Institución y qué deseo está en juego en nuestra relación con la Escuela? El deseo en sí no tiene una definición universal. El deseo se dice en singular, algo particular de cada uno. Pero cuando hablamos de deseo en este contexto, ¿cómo no tomar nuestra referencia del deseo del analista?

Si buscáramos definiciones de los términos de nuestro problema, tal vez podríamos decir que una Escuela lacaniana es el lugar donde la pregunta Qué es un analista puede ser planteada e investigada, puede ser puesta a trabajar, cada vez en singular, precisamente en función del deseo en juego.

De ahí el lema: no hay Escuela sin Pase. Y a la inversa, como sirvió para demostrar la conversación de la Escuela del pasado viernes, no hay Pase sin Escuela, sin comunidad activa del Pase.

Al mismo tiempo, a la luz de nuestro tema de hoy, me parece importante proponer que el Pase, y esta cuestión de qué es un analista, es lo que agujerea la Escuela, lo que impide que la Escuela se convierta en Institución.

En cuanto al término Institución, es un poco más difícil dar una definición sin correr el riesgo de caer en la sociología. Con Lacan, quizá podríamos decir que sólo hay instituciones del discurso. Cuando intentamos definir a qué tipo de institución nos referimos, sería mejor preguntarse de qué modo o modos de discurso se trata.

Si quisiéramos situar el discurso del analista del lado de la Escuela, entonces podríamos situar al menos dos modos de discurso del lado de la Institución, el discurso del amo y el discurso de la universidad. El discurso del amo sería la referencia para las instituciones clínicas y el discurso de la universidad para las instituciones de enseñanza.

Por supuesto, se trata de distinciones un tanto artificiales. El reto de la Escuela es mantener su alineación con el discurso del analista. Pero la Escuela no escapa totalmente a los efectos de los discursos del amo o de la universidad.

Del mismo modo, podríamos decir que el desafío para el psicoanálisis de orientación lacaniana es poner en marcha instituciones clínicas, instituciones de enseñanza, que inevitablemente conllevan elementos del discurso del amo y del discurso de la universidad, pero sin perder la referencia al discurso del analista.

En la práctica, esto ha implicado diversos proyectos de creación de instituciones, clínicas o de enseñanza, fuera del ámbito de la Escuela pero en relación con los objetivos de la Escuela. Lo que plantea la cuestión de cómo entendemos la distinción y la articulación de estas funciones, sobre todo cuando se trata de la transmisión del psicoanálisis y de la formación de analistas.

Aquí podríamos tomar como referencia las elaboraciones de Jacques-Alain Miller sobre la distinción entre saber supuesto y saber expuesto, la dificultad de fundar una Escuela en torno a un saber supuesto y la necesidad de un modo de saber psicoanalítico que pueda ser a la vez transmitido y enseñado para que la causa psicoanalítica siga presente en el mundo.

Estas cuestiones adquieren una actualidad más apremiante a la luz de la temática de la reciente política de juventud en el seno de la AMP, que ha puesto de relieve no sólo la dimensión demográfica de los desafíos a los que se enfrentan nuestras Escuelas, sino más particularmente la cuestión de lo que estaría en juego en el deseo de Escuela hoy.

Si es cierto que los Institutos tienden a ser el primer punto de contacto, el punto de entrada para los jóvenes profesionales interesados en nuestro campo, ¿cuáles serían las vías de transferencia por las que encuentran su camino hacia la Escuela?

Son preguntas que podríamos considerar en paralelo con el tema de nuestras próximas jornadas, que se celebrarán en Bilbao en noviembre, y que plantea la cuestión de los modos en que se reciben hoy las demandas de análisis y las condiciones de su conversión en transferencia analítica.

Del mismo modo, podríamos plantear la cuestión de las coordenadas transferenciales de las demandas de los participantes para entrar en los programas de enseñanza de los Institutos del Campo Freudiano y las condiciones de la conversión de estas demandas en una transferencia al trabajo de la Escuela.

Esta es quizás una formulación un poco simplista de una cuestión que requeriría un trabajo serio de elaboración e investigación, que implique una exploración de la articulación dinámica entre transferencia, enseñanza y transmisión en juego tanto en los Institutos como en la Escuela.

Una referencia central aquí sería, por supuesto, el modo de saber implicado en las dos instancias, dado que este saber está en juego tanto en la enseñanza como en la transferencia.

El Instituto ofrece la enseñanza de un corpus establecido de saberes constituidos, tanto en su vertiente teórica como clínica. Las transferencias a esta enseñanza están así presumiblemente indexadas sobre el sujeto supuesto de ese saber, un Otro completo de saber, sea en su forma supuesta o expuesta.

Vemos cuán importante es que sean miembros de la Escuela quienes asuman la responsabilidad de impartir esta enseñanza, miembros que, al menos en principio, puede suponerse que saben cómo evitar la seducción de situarse en la posición de amo al enseñar a alumnos que vienen de un entorno moldeado por los discursos de la maestría y la academia.

La referencia al Otro completo de la transferencia asociada al saber constituido de la enseñanza sería un índice evidente de los puntos de bloqueo que dan lugar a lagunas aisladas de transferencia a las enseñanzas de los Institutos, impidiendo la apertura al modo diferente de transferencia en juego en el trabajo de la Escuela.

Del lado de la Escuela del Pase, es el encuentro con lo real del Otro que no existe lo que abre el punto de pasaje del trabajo de transferencia a la transferencia de trabajo que sostiene la Escuela. Es en torno a este punto que podemos rastrear también la emergencia del deseo del analista en su articulación con el deseo de la Escuela, el deseo de hacer existir la Escuela como referencia para nuestra transferencia al trabajo.

Es en este punto que cada uno de nosotros puede asumir la responsabilidad de hacer que esa Escuela exista, aportando cada uno su trozo de carne en forma de residuos sintomáticos. Es así también como la política de la conversación forma parte integrante de la política de la Escuela, un trabajo continuo de elaboración colectiva centrado en el índice del Otro tachado en el corazón de nuestra Escuela.

* Este texto fue presentado en la Conversación sobre el tema Articulaciones Instituto, Deseo y Escuela, con motivo de las Noches del Directorio Ampliado (NDA) de la Comunidad de Galicia que tuvo lugar en Vigo el pasado 13 de abril.