LACANIANOS EN EL PERIÓDICO LA VANGUARDIA. Vilma Coccoz (I), La cibercomedia de Calisto y Melibea. Por Maricel Chavarría. (LA VANGUARDIA)


(Artículo aparecido en LA VANGUARDÍA el 18/09/05)
Quienes buscan pareja gastarán este año en Europa 160 millones en "celestinas" on line

El creciente negocio de los servicios de relaciones personales por internet refleja una sociedad muy competitiva y preocupada por la falta de oportunidades de encuentro

El problema fundamental de la sociedad contemporánea es -leámoslo de nuevo- la soledad. Internet se ha apresurado a convertirse en una herramienta de encuentro no ya de ciberadolescentes, sino de gente de 30, 40, 50 o 60 años que carece de amigos o no encuentra pareja en su círculo social. Al hilo del fenómeno de parejas que se han conocido virtualmente, van surgiendo plataformas de pago dedicadas al celestinaje on line. Y aumenta exponencialmente el dinero que la sociedad invierte en estas webs. "La gente quiere salir de la trampa de esta sociedad competitiva que se aboca a una vida individual; la realización personal va a cuenta del trabajo, el amor y la familia: es ahí donde se percibe la pérdida del lazo social y los lugares de encuentro", señala la psicoanalista Vilma Coccoz. "Recurren entonces a internet, que, si bien tiene el lado negativo de la búsqueda desesperada de soluciones a una frustración personal (la gente fabrica ficciones de sí mismo para encontrar pareja), también tiene la parte positiva de hallar éxito". La red es el sucesor natural de lugares como el bar o la fiesta mayor: un salto en el medio pero no en la tradición. Hay quien lo usa como un recurso más y hay quienes tienen un deseo decidido de encontrar a alguien y su situación profesional se lo dificulta. Guionistas de televisión incorporan entre sus personajes a parejas que se han conocido navegando, para contribuir así a normalizar lo que "para los jóvenes no es ningún problema", apunta Jordi Galcerán, de El cor de la ciutat. Mientras, surgen como setas esa suerte de celestinas virtuales que intentan unir a cuantos calistos y melibeas (los personajes de la tragicomedia de Calisto y Melibea,de Fernando de Rojas) se inscriban en su web: "Por Dios, sin más dilatar -dice la dama a su alcahueta-, me digas quién es ese doliente, que de mal tan perplejo se siente, que su pasión y remedio salen de una misma fuente". Las webs te lo dicen, claro está: previo pago de una cuota. Según Jupiter Research, los que buscan pareja gastarán este año en Europa 160 millones de euros. "En el 2010, este volumen se cuadruplicará", aventura Henrik Sprengel, director de Parship.com, una plataforma de pago líder en el mercado de lengua alemana que capta su clientela a través de las webs de la prestigiosa prensa europea y se presenta ahora en España. Dicen tener 1.300.000 usuarios y una tasa de éxito del 33%. Es de las que ofrecen una búsqueda ordenada a través de un estudio de la personalidad de sus clientes. "Vimos que la mayor parte de la oferta se enfoca hacia la búsqueda de flirts y citas frívolas -señala Sprengel- y que había quedado sin cubrir ese segmento de gente mayor de 28 años que busca una relación seria y duradera o de amistad". Un largo cuestionario y un test psicológico al que se somete el cliente al inscribirse quieren determinar su carácter. El usuario puede, a su vez, decidir criterios menos profundos sobre su partner ideal: altura, peso, ubicación geográfica... pero también raza, color de los ojos e ingresos. Y si no importa que tenga hijos, perro, gato o el vicio de fumar. "Si fueran sinceros al hablar de sí mismos, pensaría que hay gente interesante inscrita en Meetic.com", dice una barcelonesa, usuaria de esta web. Es empresaria, tiene 39 años y muchos amigos, pero también la certeza de que no va a tener otra forma de conocer a una posible pareja. En Meetic, asegura, hay de todo: hasta profesores de universidad. Pero, sobre todo, mucho ejecutivo. "Con este sistema filtras bastante, aunque también hay errores: un día quedé con un tipo majo a tomar un café y ya vi que no me atraía: estaba nervioso, se mordía las uñas, fumaba y comía a la vez... ¡qué asco! No tenía nada que ver conmigo, y eso que habíamos charlado mucho por chat y teléfono y había visto su foto... yo no la pongo en el portal, no me gusta que corra por ahí, pero, si me la piden, la mando por e-mail". Uno de los trucos que sigue esta buena conocedora del tema, que en menos de un año sólo ha conseguido hacer un buen amigo en Meetic, es fabricarse también un perfil de hombre para ver cómo le agasaja la competencia. "Tienes que adaptarte al medio y ver dónde se esconde la buena información: el código postal, por ejemplo... mis amigos se ríen de mí porque dicen que soy muy selectiva, pero es que yo necesito a una persona culta a la que le guste leer o ver una peli interesante; si vive en el Eixample... es un punto a favor". Según ella, la gente es sincera sobre su perfil pero no sobre lo que busca. "Muchos hombres sólo quieren rollo, lo cual está muy bien si lo dicen de entrada y yo paso: ya somos mayorcitos y no estamos para perder el tiempo. A uno de 47 años, culto e interesante, tras charlar una veintena de veces, le propuse ir al teatro y me dijo que para empezar quería sexo y luego ya iríamos a cenar o al teatro; ¡qué decepción!" ¿Buscas amor o sólo sexo? Diferenciar entre sexo y amor precisa a veces de un ensayo/ error. "Yo me metí en Meetic.com y en Match.com, pero la cosa era muy seria", explica Pau (41), un ingeniero también de Barcelona para el que la red es un complemento para relacionarse sexualmente. "Sólo quería jugar un poco y la experiencia fue poco productiva: la proporción de hombres es elevada. Me fui y, navegando, llegué a Adultfriendfinder.com y a Passion.com, donde la gente va más de cara al sexo: primero haces un poco el vouyeur mientras unos se exhiben frente a la webcam inspirando el onanismo en otros. Luego intentas conectarte a una charla privada y, si pagas, accedes a lo que escribe alguna chica que te interesa y empiezas a echarle florecillas: cariño, que guapa eres... me transmuto y acabo asustándome de lo que digo porque de sensible tengo poco". Pau ha tenido contacto físico con tres mujeres de este círculo, todas ellas separadas y con hijos, y ha repetido con dos de ellas, "cosa que no debería haber hecho porque, una vez cubierta la curiosidad, no encuentro motivación sexual". Los amigos se han enterado. Mientras unos piensan "mira como se lo monta", de otros recibo críticas morales: acabar en la cama sin preliminares, sabiendo que sólo buscas eso y que ella no es físicamente ni fu ni fa..." Entre otros problemas, el asunto genera adicción: tanto por el amor como por el sexo. Pau se echaba antes a ver la tele y ahora se pasa horas instalado en su asiento más cómodo frente al ordenador. La usuaria de Meetic confiesa que siempre hay un momento del día en que quieres mirar quién te ha visitado, si la web te propone gente nueva o quién ha tenido un flechazo contigo... ¿Flechazo? Para Coccoz es importante distinguir entre lo que ya está organizado, con test psicológico y demás, y el encuentro más libre y espontáneo. "Estoy completamente en contra del uso psicológico, encasillado y contabilizado de las preferencias. El encuentro más profundo está fuera de lo previsible y de lo que se puede anotar en una casilla, e internet favorece encuentros más notables sin esa criba. La oferta consumista de este tipo de psicología al servicio de supuestas afinidades cortocircuita el encuentro personal: no hay ningún test psicológico que puede prever la química personal".

MARICEL CHAVARRÍA. Periodista de LA VANGUARDÍA.

NOTA ADICIONAL DE VILMA COCCOZ enviada a Redacción: "química personal en psicoanálisis significa la condición de amor y los rasgos de elección de objeto, que rigen el encuentro amoroso, más allá de los ideales"