La varidad de Freud

“Todo el mundo es loco” -nos recuerda Jacques-Alain Miller en su curso homónimo- ataca la posibilidad misma de un matema del psicoanálisis1. ¿Quién se habrá atrevido a formular aquella frase desmantelando en ese instante tal materia de la enseñanza? Lacan, durante su conferencia en Vincennes, no parece dudar al atribuir este pensamiento a Freud, “todo el mundo es loco”, precedido de otro, “nada es más que sueño”, para señalar el modo en que este se abrió camino enseñando lo que no se enseña2.

Propongo, entonces, realizar un recorrido por la obra freudiana para buscar allí el fundamento de la afirmación de Lacan. Un recorrido no exhaustivo, sino el que he podido hacer en el tiempo del taller3, del que anticiparé que la universalidad de los mecanismos del sueño en los fenómenos psíquicos, el papel de la fantasía en la formación de síntomas y la revisión de la diferenciación de la neurosis y la psicosis a partir de sus vínculos con la realidad, son tres ejes que orientan de algún modo la lectura. Iré por orden cronológico.

Entre los primeros textos psicoanalíticos de Freud encontramos “La interpretación de los sueños” (1900), y con éste, un primer desarrollo sobre los mecanismos del proceso onírico que sentará las bases para la explicación de toda una diversidad de fenómenos psíquicos, pero también una incipiente elaboración del principio del placer y el principio de realidad que retomará Freud a lo largo de su obra. No me detendré especialmente en esta referencia, porque podremos situar los efectos de la misma en sus textos posteriores; pero sí enfatizaré un anhelo que ya desde muy temprano explicitaba allí Freud y que resuena en la frase cuya pista pretendo seguir: el de, a través de una nueva concepción sobre el sueño, influir en nuestras opiniones sobre el mecanismo de las perturbaciones mentales y por ello, “tenemos derecho a decir que trabajamos en el esclarecimiento de la psicosis cuando nos empeñamos en sacar a luz el secreto del sueño"4.

Años después, ya en 1905 Freud publicó por primera vez el texto más veces por él revisado de toda su obra, “Tres Ensayos de Teoría Sexual”5. La primera de las tres revisiones, en evidencia éstas a través de sus tres prólogos, tuvo lugar en el año 1910. Si nos proponemos buscar qué es lo que le ha motivado realizar aquella primera revisión, encontraremos entre los años 1905 y 1909 toda una serie de artículos que dieron cuenta del interés de Freud por las teorías sexuales infantiles y el papel de las fantasías, incluso por la elucidación de la relación de estas últimas con la formación de síntomas. Uno de esos primeros escritos fue “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis”6. Allí Freud continuó indagando acerca de la importancia etiológica del factor sexual en las neurosis y fue aquí que por primera vez expresó cabalmente su abandono de la creencia en la etiología traumática de la histeria. Es decir, no sería necesaria una vivencia real de seducción para la causación de esta neurosis, sino que en su lugar pudo tener igual incidencia una fantasía. Esta preocupación por el rol de la fantasía en la formación de síntomas se continuó en otros escritos de este período, como “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”7, “Sobre las teorías sexuales infantiles”8, “El creador literario y el fantaseo”9, “Apreciaciones generales sobre el ataque histérico”10 y “La novela familiar de los neuróticos”11, entre otros.

Compartiré una cita de “El creador literario y el fantaseo”, de 1908, que me ha parecido especialmente en consonancia con el tema de las jornadas:

“Acaso tendríamos derecho a decir: todo niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio o, mejor dicho, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada. Además, sería injusto suponer que no toma en serio ese mundo; al contrario, toma muy en serio su juego, emplea en él grandes montos de afecto. Lo opuesto al juego no es la seriedad, sino... la realidad efectiva. (…) El adulto, cuando cesa de jugar, sólo resigna el apuntalamiento en objetos reales; en vez de jugar, ahora fantasea. Construye castillos en el aire, crea lo que se llama sueños diurnos"12.

Inicialmente, en esta primera revisión de Tres Ensayos, Freud no incluyó las conclusiones a las que lo llevaron todos estos desarrollos, sino que simplemente mencionó en su prólogo su interés en que estas investigaciones queden plasmadas en nuevos escritos. A pesar de ello, no resignó del todo la posibilidad de agregar las novedades a esta misma obra y fue en la siguiente edición, la del año 1915, donde muchas de las ideas elaboradas en este período encontraron su lugar. Lo hicieron especialmente en dos apartados agregados posteriormente y que recordamos hoy como apartados fundamentales en la estructuración de su teoría de la libido. Estos son “La investigación sexual infantil” y “Fases de desarrollo de la organización sexual”, pertenecientes ambos al segundo de sus ensayos.

La siguiente referencia que extraigo, ya en 1911 y que podría pensarse como efecto de estos desarrollos sobre el papel de la fantasía, es “Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico”13. A saber, principio de realidad y principio del placer. Para ser breve, diré que allí comienza a profundizar en su indagación sobre las relaciones que el psicótico y el neurótico (y el hombre en general, añade el mismo Freud) establecen con la realidad. Posteriormente, habiendo ya publicado “Introducción al Narcisismo” (1914)14 y por supuesto, su doctrina de “Más allá del principio de placer” (1920)15, continuó elaborando estas ideas en dos textos en los que me voy a detener un poco más. Son dos textos muy próximos entre sí por el tiempo en que fueron escritos, pero que parecen más bien contradecirse el uno al otro. El primero de ellos es “Neurosis y psicosis”16, del año 1923; y el segundo, “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis”17, de 1924.

En “Neurosis y psicosis” Freud retoma y amplía la diferencia entre la neurosis y la psicosis a partir de su vínculo con la realidad, afirmando que en la neurosis el yo, al servicio de la realidad, renuncia un fragmento del ello, de su vida pulsional. Mientras que, para el caso de la psicosis, ese mismo yo, ahora al servicio del ello, se retira de un fragmento de la realidad. Por ese entonces, el sueño y su cualidad de extrañamiento pleno entre percepción y mundo exterior, ponían en evidencia para Freud el estrecho parentesco entre las psicosis (especialmente la psicosis alucinatoria) y el sueño normal18.

Sin embargo, el texto que le sigue inmediatamente, “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis”, pone en cuestionamiento esta distinción entre ambas basadas en el hecho de que solo en el caso de la segunda, la psicosis, advertiríamos la pérdida de la realidad objetiva, al servicio del ello. Cito a Freud: “esto no condice con la experiencia que todos podemos hacer, y es que cada neurosis perturba de algún modo el nexo del enfermo con la realidad, es para él un medio de retirarse de ésta y, en sus formas más graves, importa directamente una huida de la vida real"19.

Siguiendo a Freud, en la fase inicial de la neurosis, el yo, al servicio de la realidad, emprende la represión de una moción pulsional. Lo interesante, lo que nos dice Freud aquí, es que “ello no es todavía la neurosis. Ella consiste, más bien, en los procesos que aportan un resarcimiento a los sectores perjudicados del ello; y por lo tanto en la reacción contra la represión y el fracaso de ella"20. Podríamos decir que el padecimiento es causado por el segundo tiempo, por las ficciones que el sujeto se inventó para tratar lo insoportable. En el análisis, lo que se trata, es más bien lo que uno se inventó.

Es un texto freudiano muy importante. Las fronteras entre neurosis y psicosis se matizan. Le cito, “el tajante distingo entre la neurosis y psicosis debe amenguarse, pues tampoco en la neurosis faltan intentos de sustituir la realidad indeseada por otra más acorde al deseo. La posibilidad de ello la da la existencia de un mundo de la fantasía"21.

Freud culmina entonces su escrito aseverando que para ambas —neurosis y psicosis—, no solo cuenta el problema de la pérdida de la realidad, sino el de modo en que una y otra pretenden sustituirla.

Tres referencias más para acabar este recorrido, pertenecientes a la última década de la obra de Freud. Ellas son “El porvenir de una ilusión” (1927), la “Revisión de la teoría de los sueños” en Nuevas Conferencias Introductorias al Psicoanálisis (1932) y “Construcciones en análisis” (1937).

De la primera de ellas, destacaré la analogía que establece Freud entre la ilusión -que construye partiendo de la creencia religiosa- y la idea delirante, cuando en su motivación encontramos el intento de cumplimiento de deseo y el prescindir de su nexo con la realidad. Aquí aparece nuevamente la cuestión de lo que se edifica sobre una compulsión y una renuncia de lo pulsional -en este caso la ilusión, la cultura, la religión-. Un tesoro de representaciones destinado a “volver soportable el desvalimiento humano"22.

De la segunda, la “Revisión de la teoría de los sueños”, destaco el énfasis puesto en la generalización de la censura que al inicio de su obra había destacado para la vida onírica. “Han comprendido que el sueño es un producto patológico, el primer eslabón de la serie que incluye al síntoma histérico, la representación obsesiva, la idea delirante, pero que se distingue de los demás por su carácter pasajero y por generarse en circunstancias que corresponde a la vida normal"23.

De la última de estas referencias de Freud, “Construcciones en análisis”, escrita pocos años antes de su fallecimiento, comparto una de las citas que más me ha gustado en este recorrido, la que equipara las formaciones delirantes de los enfermos a las construcciones hechas en análisis:

“Las formaciones delirantes de los enfermos me aparecen como unos equivalentes de las construcciones que nosotros edificamos en los tratamientos analíticos, unos intentos de explicar y de restaurar, que, es cierto, bajo las condiciones de la psicosis solo pueden conducir a que el fragmento de realidad objetiva que uno desmiente en el presente sea sustituido por otro fragmento que, de igual modo, uno había desmentido en la temprana historia. (…) De tal suerte, también al delirio se aplicará el aserto que yo hace tiempo he declarado exclusivamente para la histeria, a saber, que el enfermo padece de sus reminiscencias"24.

Concluyo aquí este recorrido que nos lleva a la varidad de las construcciones en análisis, intentos de explicación les llama Freud, frágiles, transitorios. Allí donde todo el mundo está en su mundo. Pero es también un recorrido que atraviesa el “tejido de varidad”25 de una enseñanza, la del psicoanálisis, que no cesa de no escribirse, con el que Freud se abrió camino para enseñar lo que no se enseña.

 

Notas:

  1. Miller, Jacques-Alain. Todo el mundo es loco. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller. Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 332.
  2. Lacan, Jacques. “¡Lacan por Vincennes!”. Lacaniana nº 11. Revista de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Grama, Buenos Aires, 2011, p. 7.
  3. Espacio preparatorio de las XXI Jornadas de la ELP “Todo el mundo está en su mundo. Clínica de las invenciones singulares”. Sede de Barcelona de la Comunidad de Cataluña de la ELP.
  4. Freud, Sigmund. “La interpretación de los sueños (1900 {1989})”. Obras completas. Vol. IV. Amorrortu, Buenos Aires, 1991, p. 110.
  5. Freud, Sigmund. “Tres ensayos de teoría sexual (1905)”. Obras completas. Vol. VII. Amorrortu, Buenos Aires, 2010, pp. 109-224.
  6. Freud, Sigmund. “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etología de las neurosis (1905 [1906])”. Obras completas. Vol. VII. Amorrortu, Buenos Aires, 2010, pp. 259-271.
  7. Freud, Sigmund. “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad (1908)”. Obras completas. Vol. IX. Amorrortu, Buenos Aires, 1993, pp. 137-147.
  8. Freud, Sigmund. “Sobre las teorías sexuales infantiles (1908)”. Obras completas. Vol. IX. Amorrortu, Buenos Aires, 1993, pp. 183-201
  9. Freud, Sigmund. “El creador literario y el fantaseo (1908[1907])”. Obras completas. Vol. IX. Amorrortu, Buenos Aires, 1993, pp. 123-135.
  10. Freud, Sigmund. “Apreciaciones generales sobre el ataque histérico (1909[1908])”. Obras completas. Vol. IX. Amorrortu, Buenos Aires, 1993, pp. 203-211.
  11. Freud, Sigmund. “La novela familiar de los neuróticos (1909[1908])”. Obras completas. Vol. IX. Amorrortu, Buenos Aires, 1993, pp. 213-220.
  12. Freud, Sigmund. “El creador literario y el fantaseo”. Op. cit., pp. 127-128
  13. Freud, Sigmund. “Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico”. Obras completas. Vol. XII. Amorrortu, Buenos Aires, 1991, p. 223.
  14. Freud, Sigmund. “Introducción al Narcisismo (1914)”. Obras completas. Vol. XIV. Amorrortu, Buenos Aires, 1992, pp. 65-98.
  15. Freud, Sigmund. “Más allá del principio de placer”. Obras completas. Vol. XVIII. Amorrortu, Buenos Aires, 1992, pp. 1-62.
  16. Freud, Sigmund. “Neurosis y psicosis (1924 [1923])”. Obras completas. Vol. XIX. Amorrortu, Buenos Aires, 1992, pp. 151-160.
  17. Freud, Sigmund. “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis (1924)”. Obras completas. Vol. XIX. Amorrortu, Buenos Aires, 1992, pp. 189-198.
  18. Freud, Sigmund. “Neurosis y psicosis”. Op. cit., p. 157.
  19. Freud, Sigmund. “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis”. Op. cit., p. 193.
  20. Ibid., p. 193
  21. Ibid., p. 197.
  22. Freud, Sigmund. “El porvenir de una ilusión”. Obras completas. Vol. XXI. Amorrortu, Buenos Aires, 1992, p. 18.
  23. Freud, Sigmund. “29º conferencia. Revisión de la doctrina de los sueños”. Obras completas. Vol. XXII. Amorrortu, Buenos Aires, 1991, p. 15.
  24. Freud, Sigmund. “Construcciones en análisis”. Obras completas. Vol. XXIII. Amorrortu, Buenos Aires, 1991, pp. 269-270
  25. Miller, Jacques-Alain. Todo el mundo es loco. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller. Op. cit., p. 338.