¿QÚE ES LA LOCURA? Por Blanca Fernández (Málaga)


Extracción de la piedra de la locura, El Bosco, Museo del Prado, Madrid.

Conferencia en Málaga

En Málaga se organiza desde el año pasado un ciclo de conferencias dentro de las actividades del Instituto del Campo Freudiano, con la colaboración de la Sede de la ELP y de la Universidad de Málaga. Este año decidimos conmemorar el 150 aniversario del nacimiento de Freud con otro ciclo dedicado a los nuevos malestares en la cultura contemporánea desde la perspectiva psicoanalítica.
Se trata de conferencias abiertas a la ciudad, y a las que asiste un público muy numeroso, indicador del renacimiento del interés por el psicoanálisis en Málaga.
La primera conferencia fue el pasado mes de enero, cuando Lucía d´Angelo habló de “Las relaciones de pareja”. A aquélla ha seguido la que comentaremos a continuación, y que bajo el amplio título de "¿Qué es la locura?" impartió José María Álvarez.
Su charla fue planteada desde la experiencia directa con pacientes psicóticos, y logró transmitir con un lenguaje claro y preciso no sólo los aspectos conceptuales sino también la posición ética del psicoanálisis, lo que fue corroborado al final por los intensos aplausos y felicitaciones. Por mi parte, haré una breve reseña de los principales contenidos.

Perspectiva historicista de la locura

José María Álvarez planteó desde el comienzo, el uso, la reivindicación del término locura y no el de enfermedad, locura como sinónimo de psicosis. También utilizó la perspectiva histórica como fuente de conocimiento para otorgar a la locura una posición humana, la de la responsabilidad de los actos y la de decidir, al contrario que las que proporcionan las clasificaciones psiquiátricas de los siglos XIX y XX, que lo consideran como un trastorno y, por tanto, como una enfermedad.
Por tanto, en la psicopatología se podrían considerar dos ramas cuyas concepciones son completamente diferentes: las que califican la locura como enfermedad mental, y otra, la del psicoanálisis, en las que se consideran que las personas desarrollan enfermedades en las que están implicados, con una apelación explícita a la responsabilidad de cada uno.
Para José María Álvarez hay una frase de Freud que divide de manera clara la concepción psicopatológica de la locura. Freud, al estudiar el caso Schreber dijo que el delirio, que se había considerado como el signo de la locura, no era sino un intento por lograr un restablecimiento. De esta manera se puede establecer una línea de continuidad desde Cicerón, pasando por Pinel y que llega a Freud con la idea de que cuando algo se trastorna en la persona el equilibrio debe venir de la propia persona.

Características de la locura

A continuación, José María Álvarez mencionó una de las características principales de la locura que sería la de considerarla como un drama humano. Dijo que la mejor definición de la psicosis se la proporcionó una paciente cuando dijo que: “La locura es la dimensión de la experiencia donde no existen casualidades”. De su dilatada experiencia con pacientes también ha deducido otra definición: “La locura es un nuevo orden de la experiencia, que atañe al cuerpo o al pensamiento, y que induce una trama relacional centrípeta, pues todo tiene que ver con el loco, y que se desarrolla en una profunda soledad”.
Más adelante fue describiendo los signos que caracterizan lo que denominó como los polos de la psicosis: esquizofrenia, paranoia, psicosis maniaco-depresiva y melancolía, ilustrándolo a través de algunos personajes relevantes como Rousseau o el Dr. Schreber.
Indicó que todas las formas de psicosis tienen en común la certeza y la soledad.
En la melanacolía la certeza trata acerca de un ser indigno y reprobable, y cursa con una tristeza infinita. En casos como en el de Rousseau o en el Dr. Schreber, se produce una relación íntima entre paranoia y melancolía y se mezclan rasgos de culpabilidad e inocencia. En otros, la construcción de un sistema delirante, como ocurre en la paranoia, les da una cierta estabilidad o apaciguamiento.
En la paranoia, la presencia del otro es permanente, y el fenómeno por excelencia es el de la autoreferencia. Por el contrario, la esquizofrenia es el uno. El esquizofrénico está en un castillo, su cuerpo roto y el pensamiento despedazado, y sufre el asedio de la unidad.
En la psicosis, a la soledad y la certeza se le une la alusión. Y es precisamente en este mecanismo donde radica la causa de la psicosis. Fue descrito por Freud y se trata de un rechazo radical, tan radical que lo quita de sí mismo, y que cuando retorna lo hace a los sentidos.
Añadió que los delirios cambian según el contexto en el que se desarrollen pero la certeza permanece siempre.
José María Álvarez también aludió a que la cuestión diagnóstica es muy importante para un psicoanalista, sobre todo para evitar un eventual desencadenamiento, ya que se trata de una cuestión terapéutica.
Por último, aludió al difícil tema de asimilar la locura a la agresividad y a la maldad, diciendo que la locura no pervierte la moral, porque si algo caracteriza la locura, a veces, es el exceso de rigor. En los locos hay de todo. Los locos también deciden, aunque a veces la decisión se enturbia a consecuencia de lo que se denominan las alusiones imperativas, donde el espacio de responsabilidad, que es el nombre de la subjetividad, se extravía o se pierde. Terminó su conferencia diciendo que tratar la locura constituye una fuente de aprendizaje para el psicoanalista, a fin de poder, de esta manera, atenderlos mejor.

Blanca Fernández (Málaga)