CARTA AL DIRECTOR DE EL PAÍS. Por Vilma Coccoz (Madrid)

 

Desde hace veinte años compro este periódico. No debería sorprenderme entonces por los comentarios que siempre acompañan la figura de Sigmund Freud y el psicoanálisis. Resultaría coherente con ese tratamiento sesgado que recibe el inventor del psicoanálisis que no publicaran tampoco esta carta. Por lo tanto, la escribo sin esperanza de que vea la luz y sea arrojada a la oscuridad a la que quieren conducir nuestra práctica clínica, su cientificidad, su vigencia, su eficacia, su ética. El artículo de Lola Galán del día 26 de marzo titulado "Lo que queda de Freud" es "más de lo mismo": pregunta a los de siempre, que ofrecen, como siempre, las respuestas de siempre, las que los de siempre quieren oír: que el psicoanálisis está superado, que es una práctica inaccesible, que Freud ha muerto, que es una técnica inviable con las psicosis, que ya no hay histéricas (¡!) y bla bla bla. Esto dicho incluso por algunos que se dicen psicoanalistas, y que han transformado su impotencia en dogmas, en "descubrimientos". Cuestión de mercado.
Pero reconocerá, señor Director, que es cuanto menos sorprendente que durante el último mes fuera publicado en su periódico a toda página el anuncio de una colección de clásicos del psicoanálisis editada por la prestigiosa editorial RBA con prólogos de los miembros de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (en nuestro país, miembros de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis) y no fueran consultados para pronunciarse sobre el estado de salud de nuestra práctica clínica.
También es para tener en cuenta las contradicciones de esta línea editorial dado que el día anterior, en Babelia, fue publicada una entrevista con Slavoj ZiZek "el filósofo de lo nuevo", quien no ha ocultado jamás su deuda con Jacques Lacan y Freud, se define como lacaniano.
En cuanto al psicoanálisis como práctica clínica, son múltiples las publicaciones en las que quedan reflejadas las nuevas estrategias y dispositivos institucionales que el psicoanálisis ha inventado para tratar los nuevos síntomas (anorexia, bulimia, adicciones, personalidades frágiles, violencia).
Nunca como ahora el psicoanálisis ha conseguido acompañar el ritmo de los vertiginosos cambios a los que está asistiendo la civilización, nunca el legado freudiano gozó de tan buena salud.

Vilma Coccoz (Madrid)