¿A quién mata el asesino?* Nora Sigal de Eliscovich (Buenos Aires)

* [Psicoanálisis y criminología] ¿A quién mata el asesino? Por Silvia Elena Tendlarz y Carlos Dante García. 1ª edición.- Buenos Aires: Grama Ediciones, 2008.

Los autores demuestran en este exhaustivo texto que es posible la articulación del psicoanálisis con la criminología, que la pregunta por quién mata el asesino es propia de este encuentro de los discursos, donde distinguirán tres elementos unidos entre sí: crimen, asesino y víctima. Encuentro que no será ni fácil ni armónico, sino del orden de lo posible.

Partiendo de la interrogación del sentido común hasta la del psicoanálisis pasando por el derecho y el discurso psiquiátrico, el texto aborda tanto casos clínicos, como historias literarias, historiales psiquiátricos, películas o crímenes de distintas épocas. La relación del sujeto criminal con su acto será el eje conductor que permitirá un acercamiento a la estructura particular de los criminales psicóticos. Acto criminal y estructura serán abordados a partir de su interrelación, sus motivaciones, bordes, acercamientos y diferencias. Aclaran los autores que su interés es “desarrollar la posición del sujeto manifestada en el acto criminal, junto a la lógica del pasaje al acto, sin desentendernos por ello de la existencia real de la víctima”. ¿O acaso es posible la lectura de tantas atrocidades sin conmover al lector, o al estudioso del tema?

La violencia como fenómeno en su manifestación contemporánea es abordada principalmente a partir de la pregunta por quién es un criminal hoy, si es correlativo a una especificidad de la época o a una estructura que se manifiesta en forma diferente de acuerdo a los distintos períodos de la historia. Los monstruos, los anormales, tienen su forma privilegiada según el momento histórico que se plantee para su estudio.

Especial atención merece a lo largo del texto el tratamiento del pasaje al acto y su relación con las distintas estructuras, así como su entramada relación con el acto. Acto homicida, acto criminal, suicidio, delito contra las personas, asesinato, distintos términos y sus eruditas explicaciones se ligan con el concepto de culpa tanto en su fenomenología como en su estructura; aclarando que la responsabilidad es la respuesta del sujeto ante la culpa estructural. Para llegar a esta conclusión deberán abordar el concepto de responsabilidad en psicoanálisis, otra vez distinguiéndolo de otros discursos.

En el análisis de los distintos orígenes del crimen, destacamos la importancia otorgada a ese objeto éxtimo, al kakon, del cual, “el ser que golpea en el exterior es el que constituye su ser más íntimo”. Para ejemplificar esta noción, así como tantas otras, abarcarán desde casos célebres de la psiquiatría (el pastor Ernest Wagner, el caso Aimée, las hermanas Papin, Pierre Rivière, el cabo Lortie en Canadá) hasta ejemplos de la actualidad (Althusser, Hortensia, el caso Barreda, el alumno de Carmen de Patagones, los asesinos de Columbine High School), no sin dedicarse a los serial killers (Jack el destripador, Gilles de Rais llamado Barba azul, Báthory), así como los asesinos en masa o spree killers, capaces de matar súbitamente a muchas personas en períodos muy cortos de tiempo.

Siguiendo en la línea rigurosa de trabajo, los manuales diagnósticos de la psiquiatría son abordados desde la falencia que supone el diagnóstico diluyente de la singularidad, “apelando a universales clasificatorios que se desentienden del caso por caso”.

Retoman con precisión los autores la construcción del concepto de perversión como estructura clínica destacando la constancia de goce como respuesta así como, entre otras, la frase de J.-A. Miller: “En la época victoriana de Freud, la neurosis obsesiva era el ideal de la sociedad; en la nuestra, el perverso está cada vez más presente, como norma social”.

Es absolutamente pertinente la distinción diagnóstica que hace a cada criminal, a cada sujeto un caso particular. Ejemplares son los casos como el de John Wayne Gacy, el asesino payaso, al cual se le adjudican gran cantidad y variedad de diagnósticos, no siempre compatibles, o el de Albert DeSalvo, el estrangulador de Boston, o el de Jeffrey Dahmer, el caníbal.

Finalmente, concluyen los autores, “la pregunta que guía el texto, coincidente con su título: ¿A quién mata el asesino?, lleva implícita la pregunta de a quién se dirige, a qué Otro se dirige con su acción –que en este caso es la de hacer existir a La mujer”. Pregunta abarcada con erudición y detalle de inicio a fin. Así como la interrogación tan pertinente al analista sobre los términos “responsabilidad”, “sujeto de derecho” y “sujeto de goce”. Analista que, al decir de Tendlarz y García, no se escapa frente a la muerte y al dolor de existir.