El vértigo de las listas. Fernando Martín Aduriz (Palencia)

Se esconde un tesoro detrás de la reflexión sobre las listas, sobre el gusto por las enumeraciones, el recuento de objetos situados unos detrás de otros. Hay quien se pasa el tiempo confeccionando listas, fabricando series. Pues bien, detrás de esta historia de las listas sucede que hay mucho más tomate de lo que habíamos intuido.

Acaba de aparecer un libro así titulado: 'El vértigo de las listas'. Su autor, Umberto Eco, semiólogo italiano más conocido por novelas de éxito como 'El nombre de la rosa', ha realizado un sorprendente trabajo fruto de varias conferencias en el Louvre. Tras leer ese libro, veo de diferente modo los titulares de los periódicos, repletos todos ellos de porcentajes, extremo que creía era debido a la influencia de una sociedad más contable que reflexiva. Pero no. Parece que el empuje a hacer listas es más potente de lo que suponía. Incluso el propio Umberto Eco no parece que haya huido de esa atracción por las listas y hasta las clasifica, por ejemplo, en listas prácticas, como la lista de los invitados a una fiesta, o las listas de propiedades o atributos abstractos, o listas bien basadas en el significado o bien en el gusto por el significante, por su sonoridad poética o por su belleza clasificatoria. Las listas en la pintura son todo un mundo, y no sólo por El Bosco y sus innumerables hombrecillos, también está Warhol y sus latas de sopa Campbell.

Ahora bien, cuando Umberto Eco da en el clavo es cuando habla de la Gran Madre de todas las Listas, esto es la Red de Redes, la World Wide Web. Sobre todo cuando señala el divorcio entre verdad y error que se desprende de su infinita lista de saberes deslocalizados, cual telaraña y laberinto perfecto. Y ahí es donde entiendo el vértigo. O si se quiere lo vertiginoso de las listas, con el perfume borgiano de biblioteca interminable.
Del mismo modo que no hay mucha altura intelectual en el titular de un periódico o de un telediario cuando da cifra y estadística, nos encontramos con un uso de la Red como gran bazar, como escaparate repleto de objetos, como un Corte Inglés generalizado. Y sin sombra de pensamiento. Comentarios basura, televisión basura, tertulia cotilla, listas y listas, la verdad es que se echa de menos un poco de sustancia, una pequeña afición por el pensar, algún programa sin datos ni anécdotas, titulares sin porcentajes. O algún artículo de prensa que no insulte o que haya que releer despacio.

*Publicado en el DIARIO PALENTINO. Con la amable autorización del autor.