El DSM ¿está a punto de su canto de cisne? Philippe La Sagna (París)

Allen Frances eminente psiquiatra, antiguo responsable del centro médico de la Duke University, de vuelta de las virtudes del DSM después de haber participado en la instauración del DSM-III y el DSM-IV, hace un diagnóstico muy negativo sobre el DSM-V en sus más recientes artículos de prensa.

Anuncia, en sus rúbricas del mes de mayo de 2012 algunas “Wonderful News” sobre el tema. Así, los redactores del DSM-V abandonarán algunas nuevas afecciones que implicarían tratamiento: “El riesgo de psicosis” en el niño, el “mixed anxiety dépression”, por ejemplo, y también los desordenes cognoscitivos ligeros de la tercera edad, esos que hacen que no se pueda nunca decir después de los 60 años quien escribió “De la physique au mental” (Feigl).

Pero, lo que está hoy muy cuestionado es al mismo tiempo los criterios, las definiciones y los propios expertos del DSM; ciertamente, se puede en adelante estar triste si se perdió a un allegado sin requerir un tratamiento. Ciertamente, el déficit de atención tan epidémico en los colegiales en los EE.UU., va a ver disminuida su epidemia al adoptar criterios de diagnóstico menos elásticos. Al igual que el abuso específico de sustancias adictivas (binged drinking) no se fijará inevitablemente como adicción, las pasiones humanas, sexo, rock and roll, obesidad e internet, e incluso el amor (sic), no serán enfermedades mentales.

El bosque exuberante de los diagnósticos de personalidad se reducirá, también, no sabiendo nadie, por lo demás, cómo utilizarlo; Bergeret no ha tenido descendencia entre nosotros. El autor añade, en otro artículo del Huffington Post de mayo de 2012, que los diagnósticos DSM que más a menudo es posible aplicar de manera peligrosa para el paciente son los de esquizofrenia, bipolaridad, desorden esquizoafectivo, desordenes de la atención con hiperactividad y… autismo. Se puede tener en cuenta que desembocan a menudo en tratamientos medicamentosos pesados, a veces productores de enfermedades físicas (obesidades, diabetes, adicciones, etc.), o incluso en tratamientos autoritarios. En el caso del déficit de atención, se confunden con frecuencia medicamentos y dopantes.

Las causas más frecuentes de estos errores o excesos de diagnósticos son la prisa del médico, pero también la existencia de medicamentos, seguros, y programas educativospara niños por ejemplo, sin contar la tensión del médico, las familias e Internet.Diagnosticar menos es pues a menudo menos grave que diagnosticar demasiado… El diagnóstico tiene una vida propia. Afecta al paciente, su familia, su cónyuge, sus padres o sus hijos, cruza las generaciones.

¡Y con todo, las pruebas de verificaciones para el DSM-V no son buenas! En el New York Times del 11/05/2012, Allen Frances no se anda con rodeos: el DSM-V “promete, a pesar de todo, ser un desastre” incluso después de las “modifs”. ¡Añade que los nuevos diagnósticos pueden ser tan peligrosos como las new drugs! Pero detrás de todo eso está también la preocupación de las organizaciones más diversas de arrancar a la APA su triste monopolio sobre el DSM.

Se busca pues un sustituto a la APA para administrar el monstruo. Se mencionan el NIMH, el Instituto de Medicina, la OMS. Se permanece, con todo, en un marco muy norteamericano, no se dice nada del monopolio de una cultura que tiene sus méritos, y su malestar sobre la salud mental. Nada sobre el “Mad in América” título de la famosa obra de Robert Whitaker, cuyo subtítulo no ha perdido actualidad: “BAD science, BAD medicine, and the enduring mistreatment of the mentally ill”.

En su último libro, Anatomy of an epidemic este autor puede escribir sobre la actualidad de la psiquiatría y las epidemias que suscita: “This epidemic has now struck our nation's children, too. The number of children who receive a federal payment because of a severe mental illness rose from 16.200 in 1987 to 561,569 in 2007, a 35-fold increase”(1). El hecho de desear la participación de todos los protagonistas de la salud en la redacción del DSM, con las asociaciones de pacientes en la primera fila, parece democrático, pero Allen Frances no ve en ello el riesgo, también, de lo peor… ¡En efecto!, no son sólo los intereses financieros de los industriales del medicamento lo más devastador, sino la pasividad de los dirigentes, el gusto del secreto, ¡de hecho el efecto de un pequeño mundo en el que se desfila y se calla!

El diagnóstico es pues una cosa demasiado seria confiarla a psiquiatras, según Allen Frances. Sin duda ¿pero es necesario entonces cambiar de grupo de presión? En febrero de 2010, en una entrevista (PBS Newshour), el Dr. Frances podía decir que el DSM-IV había producido tres falsas epidemias: una para los trastornos autísticos, otra para los trastornos bipolares del niño, y la tercera para los déficit de la atención en el niño. ¡El DSM es pues nocivo, sobre todo en los niños! Su interlocutor en ese momento, Alan Schatzberg, Presidente de la American Psychoanalytic Association, podía prometerle que el DSM-V reduciría el número de personas “diagnosticadas”. Pero, desgraciadamente, nadie plantea el verdadero problema: la forclusión efectiva de toda psicopatología consecuente. No hay en todo esto sino el precio pagado al ateoricismo, combinado con el asesinato concertado de la clínica clásica que estaba más cerca de Freud y la fenomenología.

Queda pues por inventar una psiquiatría para el siglo XXI y seguramente un nuevo psiquiatra que no será ya el enemigo del psicoanálisis. Quizá podrá partir de esta frase de Lacan: “El punto vivo, el punto de aparición, de algo de lo que todos aquí creemos más o menos formar parte, el ser hablante por decirlo así, es esa relación perturbada a su propio cuerpo que se llama goce”. (El Seminario Libro XIX “o peor…” p. 43).

Nota:
1-. “Esta epidemia ha golpeado también a niños de nuestro país. El número de niños que reciben un pago federal a causa de una enfermedad mental grave, aumentó de 16.200 en 1987 a 561.569 en 2007, un aumento de 35 veces”. (T. del redactor)

From: Lacan cotidiano.
http://www.wapol.org/fr/global/Template.asp?Archivo=Lacan-Quotidien.html