Each age a lens (Cada era una lente)

Esta intervención fue hecha a partir de su lectura del libro de Christine Angot Una semana de vacaciones. Un libro que leyó como un apólogo sobre el hartazgo del padre. Este hartazgo, se refiere a lo que se viene cocinando ya desde el S. XIX y que Balzac señala en su prefacio a La oveja negra, a saber, que la función del padre se terminó, que el padre ha quedado obsoleto tal y como se venía concibiendo hasta entonces en las sociedades que llamamos patriarcales. “Each age a lens”1, dice Emily Dickinson en su poema 930. La lente de nuestra época no es algo que haya surgido de la noche a la mañana. La proclamación de los derechos del hombre, más tarde el auge del neoliberalismo, la primacía de la técnica, el cambio radical del espacio y el tiempo, la globalización, han ido moldeando las consecuencias del momento actual en donde la brújula no es más el padre. Hoy, se trata de otro discurso que no se ha llevado a cabo sin desgarros, como dice Miller.

Trataré, en tres breves puntos, cuestiones que me parecen relevantes en nuestra época no sin relación al estar hartos del padre.

1. Estar hasta el gorro del padre

Si decimos “¡basta de padre!” no sólo es porque sea prisión del deseo sino también porque el parlêtre no se produce bajo las mismas coordenadas que en la época y discurso en que primero Freud y luego Lacan pensaban esto, a pesar del largo trecho que él recorrió en desmontar el Edipo freudiano. Hoy, la fragilidad de la brújula del padre normativo de antaño da pie a un darse cuenta de una manera diferente de que el único destino del deseo no es el Edipo.

Algo de ello podemos leer en la propuesta de investigación que nos hace Éric Laurent al final de su texto Parentalidades tras el patriarcado2, en donde invita a buscar, en el caso por caso, “lo que hace de padre en la configuración de los goces de hoy en día”3.
El apólogo del hartazgo del padre nos hace entender “por qué el padre es la herida y el cuchillo”, como dice JAM citando a Baudelaire. Ese hartazgo, ese estar hasta el gorro, tiene que ver con el clivaje entre deseo y goce que señala que “es perceptible y palpable en Una semana de vacaciones4. Este clivaje se encuentra en el fantasma, tomando su vertiente señalada por Lacan en el Seminario 6, donde dice que este [el fantasma] es “soporte necesario del deseo”5.

En la época actual, que interroga también al psicoanálisis, se trata de situar cómo, sin la brújula de lo normalizado, cada sujeto se deshace del padre y encuentra otra cosa. En palabras de Éric Laurent “es el develamiento de la problemática del deseo que, articulado con el vacío del goce, se presenta como un imperativo radicalmente nuevo, desligado de todos los imperativos asociados al padre”6.

Al fin y al cabo, si el sujeto habla en análisis de papá y mamá, en última instancia, se trata de los modos particulares de suplencia a la relación sexual que no existe, pero también, al mismo tiempo, de su fracaso, fracaso que deja al sujeto con el saldo de su fantasma como residuo de los intentos de hacer existir la relación sexual. El análisis consiste en ir del fantasma a la demostración de la no relación, precisamente acentuando la dimensión de existencia del síntoma. Pero no ya la función de existencia del síntoma encarnada en el padre como excepción7, sino desligada de él.

2. ¿Qué viene al lugar del padre?

Me pregunto si las nuevas brújulas, en plural, son guías más bien del goce, pero que no permiten reconocer lo extravagante del deseo8, rebelde a la norma. Lacan explora ya en Hamlet una emancipación del padre, pero al precio de la muerte. En nuestra época, esto se puede radicalizar. En Una semana de vacaciones la protagonista, según J-A Miller, “se emancipa mediante la cólera y el mutismo del padre […] encontramos al final bastante misteriosamente un objeto: ella le habla a su maleta”. Es este objeto sobre el que quiero llamar la atención, al que ella le habla y que no es el padre. Al que le habla sólo después de haber dicho, por primera vez, NO al goce del padre, no a un padre que, precisamente, no dice no al goce.

Nace así, con ese NO, la posibilidad de la palabra pues, como señala Lacan en el Seminario 7, el incesto viene a poner en peligro la condición para que subsista la palabra9.

La experiencia traumática de Angot es de aquellas que deben pasar por lo escrito para poder decirse, tal como ella misma descubrió a sus veintitrés años y comenzó a escribir10.

De nuevo, clivaje entre goce y deseo. En este punto, planteo una lectura desde la rúbrica Los pecados del padre del blog de PIPOL 11, donde leemos: “¿Qué sucede cuando el pecado del padre se impone como voluntad de goce, y especialmente cuando ésta se ejerce respecto al partenaire y al niño? En estos casos, en esta versión del padre, en esta père-versión, el padre se presenta como alguien que sabe gozar. Se imagina Otro para garantizar su goce. Puede entonces vanagloriarse de un saber sobre el deseo, incluso de que él es el sujeto supuesto saber en persona”11. Se advierte aquí un deslizamiento desde el modo en que Lacan, en el Seminario XXII, define la père-versión, que implica el amor y el deseo dirigidos a los objetos a de una mujer, y una nueva modalidad que confina con una forma de perversión, una per(e)versión.

Es en este terreno donde el bolso de viaje cobra todo su interés: hablar a ese objeto y no al padre, padre que garantiza su propio goce y es el SsS sobre el deseo. Ese objeto, es el que Miller señala en el Teatro Sorano como “un objeto a de un tipo especial, que es finalmente su soporte, a quien ella se dirige”. Se trataría, entonces, de seguir en la línea del elogio a la perversión que hace Lacan en el Seminario 6, donde señala que se trata de “una rebelión contra la identificación conformista, la cual asegura y mantiene la rutina social”. Aunque sea para rebelarse ante un padre que, él mismo, ya no encarna la ley, sino la pura ley de su goce. No ser conformistas. Nuestra época no lo es. La cuestión está en explorar sus maneras de manifestarlo y lo que hay en el lugar del padre, a dónde han llevado esas nuevas brújulas.

Una de las primeras cuestiones que vienen a mi mente es lo que hemos discutido en otros espacios: lo trans, el matrimonio para todos, las formas actuales (que ya no son nuevas) de leer y escribir, de decir, de nombrar y nombrarse.

Quizás podemos también pensar en la perspectiva actual, en la que el fracaso de ciertas soluciones sintomáticas que pasan por los semblantes paternos deja, como residuo, diversas formas de relación con objetos que, en el fondo, acaban sustituyendo al Otro y producen soluciones condensadas de tratamiento del goce que prescinde de esos semblantes paternos, sustituyéndolos por otros de una naturaleza distinta, pero que incluso son objetos – y esto es una novedad – que se caracterizan por el hecho de hablar y responder y que encarnan un saber sin límite. Me pregunto y propongo como eje a investigar dentro del marco de PIPOL: ¿Cómo distinguir entre las formas residuales de padre que todavía funcionan como síntoma y las que dejan al sujeto solo, lidiando con sus objetos como lo que queda cuando lo demás se ha volatilizado?

3. El psicoanálisis

En su alocución en el senado francés en torno a lo que en ese entonces era un proyecto de ley para el matrimonio para todos, pronunciado un mes antes que su intervención en el Teatro Sorano, J.-A. Miller se posiciona ante los cambios de época diciendo, por ejemplo, “creo recomendable aceptarlo como un hecho para poder regularlo”12 o “no digo que esté bien o mal. Es así. Incluso si estos [fenómenos] agreden nuestra sensibilidad, hagamos lo posible por no denegarlos […] aquello que es rechazado de lo simbólico vuelve en lo real”13.

Se trata, lo reitero una vez más, no sólo de que el psicoanálisis, como SsS, interrogue la época sino al revés: que el psicoanálisis se deje interrogar por la época, sólo así podrá estar a su altura. Época que (parafraseo a Miller): propone innovación en lugar de tradición, la atracción por el futuro y no por un pasado que encadena, la red más que la jerarquía. Esto implica, para los psicoanalistas, un aggiornamento, palabra que viene de la Iglesia Católica y que Miller cita en el texto al que me acabo de referir, en el que dice: “ha dado [la Iglesia Católica] desde hace mucho tiempo el ejemplo de una extraordinaria flexibilidad y adaptación, calificadas por la palabra aggiornamento. Ha habido un exceso […] quizás porque estaba dirigida por un Papa alemán. Ya que el cónclave se reúne esta noche, yo apostaría que vamos a tener un Papa que sabrá moderar los excesos del período precedente y reconocerá que hay que ponerse al día”14. Vino el Papa Francisco, quien, entre otras cosas, hace muy poco, aprobó que mujeres y laicos puedan votar por primera vez en el Sínodo de los obispos.

Terminé de escribir este texto cuando llegó el comunicado del consejo de la AMP titulado “La hora del aggiornamento” firmado por su actual presidenta apelando a una nueva política (la de la juventud) y a lo desajustado de las organizaciones de la AMP respecto de las necesidades actuales. Es la hora de la flexibilidad y la adaptación. La hora de no rendirse, de que “no nos contemos historias… que todo era mejor antes”15 . Cada era una lente.

 

Notas: 

  1. Dickinson, E., 930, The Poems of Emily Dickinson: Reading Edition, The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, 1998.
  2. Laurent, É., “Parentalidades tras el patriarcado”, Freudiana no. 97, 2023, pp. 21-34.
  3. Ibid., p. 34.
  4. Miller, J.-A., Sortir de l’âge du père, disponible en YouTube. “El deseo se encuentra en el fantasma y en éste hay un desfallecimiento especial del sujeto ante el objeto de su fascinación. El fantasma como el punto donde el sujeto no puede nombrarse”.
  5. Lacan, J., El Seminario, Libro 6, El deseo y su interpretación, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 140.
  6. Laurent, É., El reverso de la biopolítica, Grama, Buenos Aires, 2016, p. 137.
  7. Lacan, J., Seminario XXII, lección del 21 de enero de 1975. Inédito.
  8. Miller, J.-A., Sortir de l’âge du père, op cit. “El deseo, si no es reconocido se convierte en verdugo, flagelo, fábrica de síntomas y sufrimiento”.
  9. Lacan, J., El Seminario, libro 7, La ética del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1992, p. 87.
  10. Entrevista a Christine Angot con motivo de la presentación de su libro Un amor imposible en España: Christine Angot: Una novela cien por cien autobiográfica puede ser falsa, y a la inversa. El Español, El cultural, 9 de junio de 2017. Consultado el 1 de mayo de 2023.
  11. Lacaze-Paule, C., Los pecados del padre, Blog PIPOL 11, disponible en internet.
  12. Respecto al Baby business. Miller, J.-A., en Rodríguez, M., La sexualidad es transgénero, Grama, Buenos Aires, 2023, p. 118.
  13. Ibid., p. 121.
  14. Ibid., p. 116.
  15. Ibid., p. 122.